Vive la experiencia #InnovAPD
Sea cual sea el ámbito de actuación, desde el despliegue de un operativo militar hasta el mundo de la empresa, la innovación es siempre un activo vinculado a la estrategia. Es el principal impulsor del cambio, y el cambio es el motor fundamental de la estrategia empresarial.
Cualquier estrategia debe tener una visión de futuro que permita anticiparse a los cambios y dar respuesta a los retos que pueda plantear el entorno.
No tenemos otra opción que el cambio: debes reinventarte a ti mismo y a tu empresa antes de que el cambio te arrolle
Para ello, la innovación gestiona dos variables estratégicas clave en cualquier compañía que se relacionan entre si: el crecimiento de los ingresos y las mejoras operativas, que generan nuevas eficiencias que se convierten, finalmente, en nuevos beneficios. Es lo que se denomina el círculo virtuoso de la innovación, capaz de transformar las inversiones en beneficios.
A lo largo de la Historia, la innovación ha permitido al ser humano dar grandes saltos evolutivos, pasando del homo sapiens al homo interconectado de nuestros días. Pensemos, por ejemplo, en la doma de caballos hace 5.500 años, que hizo posibles los viajes de larga distancia, con el consiguiente intercambio de ideas entre pueblos y el desarrollo de la agricultura.
También en la invención de la brújula o en los antibióticos, que han tenido una influencia decisiva parar alargar nuestra esperanza de vida. Mención aparte merece la imprenta de Gutemberg, probablemente la que, hasta la llegada de internet, más ha hecho por fomentar el conocimiento.
En este sentido, fue decisivo el cambio que provocó en nuestras vidas el primer transistor. En 1947, los Laboratorios Bell desarrollaron una idea de la que se beneficiaría toda la industria TI y que pondría la semilla para el nacimiento del primer ordenador personal y la World Wide Web 50 años después.
Actualmente vivimos, además, en un entorno VUCA marcado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad.
Y, por si fuera poco, todo esto ocurre a una velocidad de vértigo, acompañado por profundos cambios sociodemográficos y revolucionarias innovaciones tecnológicas como la hipermovilidad, el 5G, el IoT, la robótica, la Inteligencia Artificial, la impresión 3D o la realidad mixta.
La impresión 3D no es una invención aislada, sino la culminación de una estrategia de inversión tenaz en apoyo del talento, la innovación y la creatividad
En este nuevo mundo, las personas no tenemos otra opción que el cambio: debes reinventarte (a ti mismo y a tu empresa) antes de que el cambio te arrolle. La mejor forma de hacer frente a la incertidumbre es “correr hacia el fuego” en lugar de huir de él.
Este ha sido siempre el enfoque de HP, una compañía que nació en un garaje de Palo Alto hace 80 años y que nunca ha dejado de reinventarse a sí misma. La innovación ha sido nuestro sistema operativo.
Las innovaciones que ha llevado HP al mercado incluyen desde el oscilador de audio -el primer invento que vendimos a Disney- hasta la calculadora de bolsillo que llevaron los primeros astronautas al espacio, o la tecnología de impresión 3D que salió de nuestro centro de Sant Cugat, el mayor laboratorio de I+D de HP fuera de EEUU.
En tres décadas, este centro ha pasado de los 30 empleados que trabajaban en un edificio alquilado en Terrasa, a un equipo de más de 2.000 profesionales procedentes de 61 países que hacen historia cada día con sus avances en innovación, como la tecnología disruptiva para la impresión tridimensional.
La impresión 3D, por tanto, no es una invención aislada, sino la culminación de una estrategia de inversión tenaz en apoyo del talento, la innovación y la creatividad.