La mayoría de los consejos que reciben los dirigentes empresariales se encaminan a lo que deben decir a su equipo para motivarlo y conseguir su compromiso. Sin embargo, los silencios en el momento adecuado también tienen un importante valor.
Callarse y escuchar también forma parte de un liderazgo efectivo, tal y como destaca el Centro de Estudios del Coaching(CEC). Esta escuela especializada en la formación en coaching y liderazgo ha explicado a través de un comunicado que el silencio, aunque muchas veces pasa desapercibido como herramienta de liderazgo, también desempeña un relevante papel en la gestión de equipos. Para José Manuel Sánchez, uno de los socios directores de la organización, “cuando el jefe permanece en silencio para escuchar a sus colaboradores o colegas les está dejando más espacio y facilitando su contribución al equipo”. Por su parte, Miriam Ortiz de Zárate, también socia directora del centro, considera que los líderes deben moderar su participación de vez en cuando, ya que su opinión siempre tiene mucho peso y cuando la expresa puede condicionar a sus colaboradores.
Desde el CEC han identificado siete situaciones en las que los jefes deben optar por el silencio como mejor estrategia:
Para aprender a delegar de verdad, uno de los retos más difíciles en el liderazgo, es importante no detallar de forma precisa y meticulosa todo lo que debe hacer un empleado cuando se le asigna una tarea. Es preferible quedarse callado para que la iniciativa del equipo lleve a desarrollar sus propias habilidades.
Nuevamente, el CEC anima a los jefes a quedarse en silencio cuando surge un inconveniente. Es preferible dejar espacio a los colaboradores para que lo resuelvan (reforzando así su iniciativa) a cargarse con todo el peso de enfrentarse a los imprevistos.
Para evitar que los miembros del equipo se sientan abrumados por el responsable a la hora de mantener una conversación es importante darles suficiente espacio y tiempo (incluidos silencios si son necesarios) para que puedan expresar con confianza sus ideas y opiniones.
Cuando se mantiene una reunión con alguien externo al equipo también es importante dejar espacio a los colaboradores. En estos casos, CEC recomienda escuchar mucho y, en su caso, ofrecer feedback al colaborador a posteriori.
No hablar mal de alguien cuando no está presente es una norma que los jefes deben cumplir a rajatabla. En el caso de que este detecte que un grupo lo está haciendo, lo mejor es guardar silencio e intentar reprobar la actitud del resto de los empleados con la mirada (en última instancia, y en caso de que se trate de una situación que se considera grave, también se puede intervenir).
Una vez más, los expertos en coaching recomiendan que el jefe del equipo deje suficiente sitio a su equipo, por ejemplo, en el caso de una presentación de un proyecto ante los altos cargos de la firma, que es recomendable que realice la persona que se ha encargado de él. “La participación del líder ha de limitarse a formular preguntas estratégicas y abiertas con el objetivo de que el colaborador pueda realzar el proyecto”, señala CEC.
El peso de la autoridad de los líderes puede hacer que el intercambio de ideas en las reuniones se reduzca porque todo el mundo está siempre de acuerdo con su opinión. Por eso, es recomendable animar al resto de los participantes a intervenir y dejarles tiempo para expresar sus opiniones. El debate resultará mucho más enriquecedor.