El mercado de las criptomonedas ha llegado para quedarse. El dinero virtual es cada vez más importante y, por tanto, ha puesto sobre la mesa ciertos problemas legales. A continuación se analiza cómo funcionan las criptodivisas y cuáles son los nuevos retos que plantean.
Para saber qué son las criptomonedas hay que tener en cuenta que las divisas digitales son cadenas de datos encriptados que funcionan como el dinero. Se obtienen mediante minería, lo que limita la cantidad de divisas en el mercado. Este elemento de escasez es el que permite utilizarlas como dinero en intercambios comerciales. Sin embargo, uno de sus usos más potentes es la especulación.La minería de criptomonedas ocupa el lugar de la tradicional emisión de moneda. Pero para entender en qué consiste hay que saber cómo funciona la criptodivisa.
Las monedas digitales funcionan mediante tecnología blockchain. Su traducción sería «cadena de bloques» y ofrece una idea muy intuitiva de su mecánica. Básicamente, las cadenas de bloques son registros de información (en este caso transacciones) accesibles y elaborados colaborativamente.
Así, el concepto es similar al de un libro de cuentas, si bien aquí todos los participantes del mercado tienen su propia copia. Eso sí, la información está cifrada para asegurar el anonimato del interviniente y la confidencialidad de la operación.
La regulación del mercado de las criptomonedas deberá abarcar los entes de supervisión y control, las relaciones inter partes o la naturaleza de las operaciones basadas en divisas virtuales
En definitiva, cada bloque se corresponde con un conjunto de operaciones. La creación de un bloque consiste en cerrar un paquete de operaciones. Por tanto, cada vez que se cifra este conjunto de operaciones se crea un bloque, y el usuario que ha logrado cifrarlo obtiene una pequeña cantidad de divisa a cambio de este trabajo.
Una vez creado el bloque, las siguientes operaciones tendrán que empaquetarse en el siguiente bloque. Estos paquetes se concatenan ordenadamente, lo que permite garantizar la integridad de la cadena (como ocurre con la numeración de operaciones en un libro de cuentas).
La capacidad de computación necesaria para obtener el algoritmo que cierra los bloques es superior en cada paso de la cadena. Ello se debe a la complejidad cada vez más elevada del procedimiento. Por eso, en la actualidad son necesarios grandes equipos y centros de datos para que la minería resulte rentable.
A cambio, esta escalada en complejidad y necesidad de recursos introduce el factor escasez que evita una emisión de moneda excesiva, evitando la inflación… aunque solo en principio.
La potencia de las criptodivisas está asociada a ciertos beneficios, de los que pueden destacarse:
Sin embargo, estos beneficios también se asocian a riesgos como la fluctuación del precio y la falta de regulación. Son precisamente estos riesgos los que ponen sobre la mesa la necesidad de afrontar nuevos retos legales.
La minería y el pago con criptomonedas pueden practicarse desde cualquier punto del globo. Tal vez este sea su punto más fuerte, ya que quedan libres de cualquier política o economía nacional. Basta con disponer de un pendrive o de una tarjeta de memoria para almacenar y utilizar criptodivisas.
Precisamente por su carácter global, las criptomonedas no están sometidas a ningún mercado oficial. Ello supone la posibilidad de operar constantemente, lo que favorece factores como el descrito a continuación.
Las criptodivisas son idóneas para el trading, un concepto consustancial a las mismas. Si no sabes qué es el trading te recordamos que se trata del acto de especular en torno a los movimientos de los precios de criptodivisas mediante una cuenta. Su precio se determina mediante ofertas y demandas especulativas.
Como el precio está respaldado por un activo intangible, el trading de criptomonedas ha demostrado tener una increíble elasticidad, lo que repercute, por supuesto, en la volatilidad de su valor.
La transparencia está en la base del concepto de blockchain. Como ya se ha explicado, ello no implica comprometer información particular. Sin embargo, la cadena permite trazar la integridad del sistema, lo que garantiza la transparencia de las transacciones.
Este es el principal riesgo de las criptodivisas. Al estar abiertas a la especulación constante, su valor es extremadamente volátil. Esto ha llevado a grandes oportunidades de inversión pero también al naufragio de muchos inversores sin experiencia. A fin de cuentas, la especulación es fundamental en el establecimiento de precios de la moneda digital.
Este es el segundo riesgo reseñable de las criptomonedas. Como en el caso anterior, no se señala a modo de desventaja, ya que una regulación nacional o transnacional limitaría algunas de las ventajas de la herramienta, como la facilidad de acceso o el uso especulativo de la misma.
Sin embargo, la falta de regulación dificulta el control de las operaciones y, sobre todo, las garantías frente a fraudes y errores técnicos o humanos.
Cabe señalar que la ausencia de regulación no va a ser permanente. Así, la Directiva 2018/843/UE ya define el concepto de la moneda virtual (diferenciándolo del de dinero electrónico), aunque no regula su uso o funcionamiento.
Como se ha señalado, la regulación de la criptodivisa puede eliminar alguno de los rasgos que la hacen interesante para los inversores. Además no sería una tarea sencilla, ya que aunque se titulen como monedas se trata, en realidad, de conjuntos de datos. Es decir, operan como activos intangibles.
El primer reto para saber cómo operar con criptomonedas será determinar si se trata de un producto financiero, de una mercancía o de una divisa en propiedad. En este sentido, hay un primer pronunciamiento del TJUE que califica el bitcoin como una moneda atípica. Así, se concibe como medio de pago convencional pero no legal, idóneo para las operaciones financieras.
La cuestión no es baladí, ya que la naturaleza del activo determinará los derechos y obligaciones asociados al mismo, como:
En definitiva, la regulación del mercado de las criptomonedas está a la vuelta de la esquina. Y deberá abarcar aspectos tan importantes como los entes de supervisión y control, las relaciones inter partes o la naturaleza de las operaciones basadas en divisas virtuales.