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Modelos de prejubilaciones: mecanismos más utilizados por las empresas

Existen distintos modelos de prejubilaciones. Pero todos ellos tienen en común que persiguen una desvinculación laboral temprana que beneficie tanto a empresa como a empleado. En este sentido, hay una serie de ventajas de prejubilación para la empresa más que interesantes. En primer lugar, porque permite a la compañía reducir costes al negociar las salidas del personal de más edad y con mayor antigüedad. Y también posibilita un rejuvenecimiento de su plantilla. Por otro lado, porque para el trabajador supone una fórmula de mantener una fuente de ingresos sin trabajar, a pesar de no contar con la edad legal de jubilación en España.

Y  es que nuestro país es uno de los miembros de la Unión Europea con mayor tasa de prejubilaciones. En concreto se sitúa en sexto lugar, con un 55,8% de personas con jubilación anticipada. Un dato que contrasta con la media de la Eurozona, del 45,7%, según los últimos datos de Eurostat. ¿Por qué? Principalmente, gracias a las buenas condiciones económicas que ofrece la prejubilación en España, donde los prejubilados solo reducen entre un 2 % y un 15 % de su pensión futura.

 España es uno de los miembros de la Unión Europea con mayor tasa de prejubilaciones. En concreto se sitúa en sexto lugar, con un 55,8% de personas con jubilación anticipada

¿Cuál es el mecanismo más utilizado para incentivar la prejubilación?

En este contexto, conviene recordar que no hay una única opción válida dentro de los modelos de prejubilaciones. Los podemos dividir en tres categorías:

  • Con sufragación pública parcial: En muchas empresas, se despide al trabajador negociando un expediente de regulación de empleo. Si tienen una antigüedad superior a seis años, los empleados afectados pueden cobrar hasta dos años de prestación por desempleo. Después, la empresa suele contratar a una compañía aseguradora para gestionar la situación de sus prejubilados. Así, les sigue pagando el salario pactado y las cotizaciones a la Seguridad Social hasta que alcanzan la edad legal de jubilación.
  • A partir de los 64 años y dos meses: la empresa despide al trabajador (con una antigüedad mayor a seis años) cuando le quedan dos años o menos para alcanzar la edad legal de jubilación. En ese momento pasa a cobrar la prestación por desempleo, mientras que recibe de la empresa como indemnización solo la parte que completa la prestación por desempleo hasta el 100% del último salario.
  • Planes de bajas incentivadas: cuando la empresa asume la totalidad del coste que supone la prejubilación y el empleado no es despedido como tal. Actualmente, es el mecanismo más utilizado por las empresas para incentivar la prejubilación y, al mismo tiempo, es aceptado por la Representación Legal de los Trabajadores (RLT).

 

Planes de bajas incentivadas: ¿en qué consisten?

Para la empresa, esta suele ser la fórmula de desvinculación laboral preferida. Principalmente, porque evita procesos traumáticos para aquellos empleados prejubilados, durante el lapso que transcurre hasta su jubilación total. En esencia, se trata de un acuerdo privado entre empresa y trabajador. Su objetivo es poner fin prematuramente a la relación contractual vigente.

A nivel legal, una baja incentivada conlleva la suspensión o extinción del contrato de trabajo consensuada por las partes recogida en los artículos 45.1a y 49.1a del Estatuto de los Trabajadores. Se trata de una manera de que la empresa no se someta al procedimiento de conflicto colectivo y control de la administración pública recogido en el artículo 51 de la misma norma. De ahí que el incentivo principal que se ofrece al trabajador suela ser económico.

Para quienes se acogen a este mecanismo es frecuente el reconocimiento del plan de rentas. Con la finalidad de evitar una merma en la base reguladora de la pensión de jubilación es básica la suscripción a cargo de la compañía de un Convenio especial en el sistema de la Seguridad Social que permita sostener las cotizaciones del trabajador. También es habitual la contratación de pólizas de seguro.

Cuáles son las claves y ventajas de un Plan de Prejubilación personalizado

En cualquier caso, los distintos modelos de prejubilaciones suponen una variedad de opciones que las empresas pueden escoger. Para empezar, porque el diseño de un Plan de Prejubilación requiere de un asesoramiento personalizado. Estos planes se articulan, en primer lugar, pensando en las necesidades particulares de cada trabajador. Especialmente en lo que a salud y bienestar se refiere: para que los planes de transición sean realmente efectivos, una de las mayores preocupaciones de las empresas es la atención al colectivo mediante un sistema personalizado de consultas y seguimiento continuo, ofreciendo diferentes canales y garantizando la respuesta adecuada en cada momento.

El diseño de un Plan de Prejubilación requiere de un asesoramiento personalizado

Por eso, existen una serie de ventajas tanto para la empresa como para el empleado cuando hablamos de prejubilaciones. En el caso de una compañía:

  • Le permite reducir los costes al llevar a cabo un plan de prejubilación frente a un despido de un empleado con muchos años de antigüedad. Y eso supone un gran desahogo para las compañías que necesitan hacer una reestructuración interna.
  • Negocia la salida de personal de más edad sin recurrir al despido. Algo que representa una situación menos traumática tanto para la empresa como para los trabajadores afectados. Pero no nos olvidemos de aquellos que se quedan y son espectadores de las salidas.
  • Rejuvenece la plantilla laboral. La entrada de nuevo talento a la organización trae consigo multitud de beneficios en la productividad laboral y en la eficiencia empresarial. El reto de incorporar y generar engagement en profesionales de distintas edades es uno de los más importantes en la gestión de personas.
  • Tiene la aprobación de los sindicatos. En la mayoría de los casos, las prejubilaciones cuentan con el beneplácito de los sindicatos: empresa y empleado salen beneficiados gracias al consenso. Los sindicatos suelen proponer esta herramienta como alternativa a los EREs.

Sin coste público y beneficioso económicamente para las dos partes

Como conclusión, los planes de bajas incentivadas suponen el principal de los modelos de prejubilaciones actuales. Al ser un acuerdo privado entre empresa y empleado, no supone un coste para el erario público. Es un modo de ahorrar costes para la compañía ofreciendo un incentivo principalmente económico al trabajador. Además, se garantiza que el trabajador pueda cotizar hasta alcanzar la edad legal de jubilación. Gracias a ello, podrá optar a la pensión de jubilación máxima que le corresponda en el futuro.

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