Hoy vengo a hablarte de la perturbadora relación entre la gestión empresarial y la tecnología. ¿Qué CEO, no especialista en tecnología, no ha sentido alguna vez que ésta le supera y que no es capaz ni de entenderla ni de acabar de medir el impacto que puede tener en su negocio?
El ritmo de la tecnología ha adquirido tal dinámica de aceleración propia, que cada vez se aleja más de las posibilidades de asimilación de las personas, o de las capacidades de cambio de las organizaciones. Y lo que es más extraño e inquietante, a pesar de esas diferencias de ritmo, la capacidad de arrastre de la tecnología es tal, que puede acabar con empresas que han sido sólidas durante décadas, o con modelos de negocio aparentemente indestructibles.
El resultado de todo ello es que la tecnología es amada y temida a partes iguales por los CEOs de las empresas.
Pero hay una consideración que debería prevalecer sobre cualquier otra: aunque tengas miedo de quedarte atrás, la tecnología no es un fin en sí mismo, sino una herramienta al servicio de las personas. Recuerda que la tecnología por sí sola no crea ni mejora modelos de negocio exitosos. Si así fuera, no habría los cambios vertiginosos que está habiendo en el liderazgo de los ecosistemas empresariales.
Podemos acabar condicionados y manipulados por tecnólogos, -así sucede en muchas empresas- que, ante nuestro pudor o nuestra falta de entendimiento de la tecnología, acaben haciendo de ésta un fin en sí mismo. Pero si olvidamos que los clientes, los empleados y el ser humano en general, somos los únicos destinatarios de la tecnología, acabaremos gobernados y controlados por máquinas que quizás nos hagan la vida más fácil, la gestión empresarial más confortable pero que ocuparán nuestro espacio en el centro de la creación. Y en tu caso, ¿cómo abordas la relación con la tecnología?
Cuídate mucho,
Enrique Sánchez de León
