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Cuando todavía existe el debate sobre si realmente hemos salido de la crisis iniciada en 2008, ya hay expertos que alertan de una nueva crisis en 2020. Pero, ¿qué dicen los datos? ¿Tenemos que prepararnos para una nueva época de recesión económica? ¿Son fundamentados los temores de los analistas? ¿Y qué muestran los distintos indicadores económicos en España?
Lo que es innegable es que a nivel global hay señales que pueden hacer presagiar nuevas turbulencias: la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la recesión alemana, el estancamiento de la economía europea o el temido Brexit sin acuerdo y las dudas sobre la unidad de la Unión Europea, son algunas de las principales cuestiones que generan una inestabilidad que podría acabar por desencadenar en una nueva crisis.
Son muchos los analistas y organismos que prevén una desaceleración global de la economía. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado recientemente que el crecimiento mundial será este año el más lento desde la crisis financiera del 2008, y que el 90% de los países tendrán en 2020 un crecimiento menor.
España no es ajena a esta situación global, y el mismo FMI ha recortado en dos décimas la previsión de crecimiento para 2019 y 2020, hasta un incremento del PIB del 2% y del 1,6%, respectivamente.
Ante estas previsiones, ¿qué reflejan los indicadores clave de la economía española?:
El año 2019 es el séptimo consecutivo en el que disminuye el paro en España, pero la realidad es que se ha dejado de crear empleo al ritmo de los últimos 5 años. A pesar que el 2019 se ha cerrado con una reducción del paro del 1,21%, este dato es el peor desde que el mercado empezó su recuperación en 2013, y esto hace temer una desaceleración en la creación de empleo.
La deuda en España llega ya al 291% del PIB, si tenemos en cuenta la deuda conjunta del sector público y el privado
Sumando el endeudamiento público y privado en España la cantidad total llega ya al 291% del PIB. Pese a la reducción de la deuda privada durante el último trimestre, lo que deben empresas y familias llega ya a los 1,6 billones de euros, mientras que, según los datos del Banco de España, la deuda pública es ya del 96,01% del PIB.
En este sentido, la Comisión Europea ya ha apercibido a España por el riesgo de incumplir los compromisos de reducción de déficit y deuda pública, y ha rebajado también la estimación de crecimiento de la economía española para 2020.
Al igual que otros indicadores, el consumo ha crecido en 2019, pero empieza a mostrar síntomas de debilidad. La confianza de los consumidores ha disminuido progresivamente a lo largo del año, y esto ha hecho que, pese al habitual incremento de la campaña de Navidad, el consumo privado haya crecido muy moderadamente. Y es que el temor a un empeoramiento de la situación económica ha hecho que muchos consumidores opten por reducir el gasto, situación muy similar a lo que sucedió al comienzo de la anterior recesión.
Según los datos presentados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, España logró en 2019 un récord de turistas extranjeros, con cerca de 84 millones de visitas, lo que sitúa a España como el segundo destino turístico a nivel mundial. Pero pese a los buenos datos, la recuperación de algunos destinos competidores, la incertidumbre económica en Europa y la disminución de turistas procedentes de los mercados inglés y alemán hacen temer una desaceleración del sector.
Según datos del FMI una supuesta guerra comercial podría acarrear pérdidas de más de 600.000 millones en 2020
La guerra comercial entre Estados Unidos y China, los aranceles impuestos por la administración Trump a la Unión Europea, o la negociación del Brexit han creado un clima de incertidumbre que ha acabado reflejándose en los mercados, y es que la inestabilidad política afecta de forma directa a las empresas. Según datos presentados por el FMI una supuesta guerra comercial podría acabar creando una reacción en los mercados que supondría unas pérdidas de más de 600.000 millones de euros sólo en 2020.
Con el recuerdo de la crisis de 2008 todavía muy presente, es importante ser precavido y tomar medidas para estar preparados ante la eventual llegada de una nueva recesión. Estos son algunos consejos a tener en cuenta en caso de confirmarse los peores augurios:
Es en los gastos fijos donde habitualmente se dedican gran parte de los ingresos (hipotecas, alquiler, gas, agua, internet, …). Por lo tanto, puede ser una buena idea recortar algunos gastos no imprescindibles o superfluos o buscar alternativas más económicas.
Si es posible, la mejor forma de prepararse para una nueva recesión es ahorrar al máximo para crear un fondo al que poder recurrir en caso de necesidad. Algunos expertos recomiendan intentar ahorrar lo suficiente como para que este fondo permita cubrir por lo menos seis meses de gastos en caso de perder el empleo o encontrarse en una situación de dificultad.
Existe el temor que con la situación de endeudamiento actual no haya capacidad de reacción y la nueva crisis sea más grave y prolongada que la anterior
Las condiciones de los créditos acostumbran a endurecerse en una época de recesión, por lo que es recomendable, en la medida de lo posible, intentar liquidar las deudas antes de la llegada de la crisis. Del mismo modo, contraer deudas en este momento puede ser una decisión peligrosa si no se tiene la estabilidad económica suficiente.
Antes del estallido de la burbuja inmobiliaria era habitual en España que toda la inversión se dirigiera al sector del ladrillo, pero la experiencia muestra que es una buena decisión saber diversificar y no destinar todos los ahorros a un solo sector. Más aún si se tienen en cuenta los temores de muchos analistas en relación a la gestación de burbujas inmobiliarias concentradas especialmente en las grandes ciudades.
Son, en definitiva, estos síntomas de estancamiento de la economía y el clima de incertidumbre generado por la situación geopolítica, los que han hecho que muchos organismos internacionales y analistas hayan alertado ya del riesgo de una nueva crisis en 2020. Y el gran temor es que, a diferencia del año 2008, cuando los gobiernos tenían cierta capacidad para evitar el colapso, la situación de endeudamiento actual haga que no exista la capacidad de reacción necesaria y la nueva recesión sea más grave y prolongada que la anterior.