En 2030 habrá más de 8.000 millones de personas en el mundo. Y tendrán que comer. El desarrollo de un sistema alimentario mundial que sea sostenible, eficiente, nutritivo y saludable será esencial para conseguir los Objetivos de Desarrollo Global. No obstante, los expertos coinciden en que en la actualidad nos encontramos ante los unos escenarios que, de no solventarse, pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos:
En este contexto, donde se ponen de manifiesto desafíos y oportunidades para la innovación, el Foro Económico Mundial, a través de su iniciativa sobre el futuro de la seguridad alimentaria y la agricultura, y Deloitte han realizado un ejercicio de simulación de escenarios con el objetivo. «El objetivo no es prever el futuro, sino ayudar en la evaluación de decisiones estratégicas y realización de correspondientes planes de acción», explica a APD Enrique Egea, Socio Director de Deloitte en Murcia.
Nuestras decisiones, por acción o inacción, determinarán nuestro camino en ese futuro incierto
Hablamos con Egea para conocer de primera mano a las iniciativas y soluciones que se plantean para que en 2030 el planeta cuente con una alimentación nutritiva y sostenible.
Para la construcción de los citados escenarios se han identificado una serie de factores de cambio, que se suponen relativamente ciertos, entre los que destacan el impacto demográfico, el cambio climático y el desarrollo de nuevas tecnologías. Asimismo, se han identificado una serie de incertidumbres asociadas a aspectos sociales, de comercio mundial y de evolución medioambiental, entre otros. Entre dichas incertidumbres se consideras dos como críticas:
En un mundo de mercados fragmentados a nivel local y consumo de recursos eficiente, aquellos países más ricos en recursos se focalizan en el mercado local, mientras que las regiones dependientes de importaciones pasan dificultades por falta de alimentos.
La mitad de la población mundial no tiene una dieta nutritiva adecuada mientras que hasta el 40% de los alimentos se pierde o se desperdicia
Cualquiera de estos escenarios podría ser una realidad en 2030. En este sentido, los actuales sistemas de alimentación mundiales requieren una transformación fundamental para satisfacer las necesidades de la población global.
Para llevar a cabo esa transformación, ya sea incentivando un consumo sostenible, poniendo el foco en la calidad, potenciando la colaboración o promoviendo la aplicación de innovaciones como robótica e inteligencia artificial, se requiere del compromiso responsable de todos los actores involucrados. Nuestras decisiones, por acción o inacción, determinarán nuestro camino en ese futuro incierto.