Una vez más, estamos asistiendo al renacer de una nueva dualidad. En esta ocasión, en el terreno laboral. Y esta es la de las diferencias que se pueden establecer entre profesionales en el final de sus carreras en función de los mecanismos de protección social de los que puedan gozar o sufrir tras el paso de la actividad a la inactividad. ¿La razón? Las nuevas políticas de preparación de la jubilación que cada vez más empresas están valorando incorporar en sus estrategias de Personas.
Lo cierto es que «hasta ahora nuestro modelo de protección social había sido muy generoso con la mayor parte de los profesionales que cuando se retiraban accedían a una pensión pública que permitía disfrutar de un nivel de ingresos próximo al que tenían cuando estaban en activo». Quien habla es Alfonso Jiménez, socio director de PeopleMatters, que además destaca que «sin embargo, el suicidio demográfico español, caracterizado por una tremenda reducción de la natalidad desde finales de los años 70, el importante incremento de nuestra esperanza de vida y el consiguiente envejecimiento de la población, están haciendo reconsiderar el modelo actual de pensiones».
En este contexto, «las primeras decisiones para ajustar el déficit del sistema han pasado por la no regulación de la edad de retiro y el traslado de la decisión a la persona; en consecuencia, esto está haciendo que las empresas con más capacidad se estén planteando nuevos modelos de salida, nuevas opciones, para evitar un envejecimiento extremo de sus plantillas», subraya Jiménez.
Las primeras decisiones para ajustar el déficit han pasado por la no regulación de la edad de retiro y el traslado de la decisión a la persona
Según el directivo de la consultora, «a los modelos tradicionales de los planes de prejubilación, a las jubilaciones incentivadas, se suman ahora los premios a la jubilación o los planes de prestación social complementaria, mediante los cuales los empleados de estas empresas (con capacidad y músculo) puede afrontar el paso a la jubilación de una manera mucho más holgada que aquellos otros que no van a tener más remedio que alargar sus vidas laborales ante la expectativa de reducir significativamente sus niveles de ingresos».
A los modelos tradicionales de los planes de prejubilación, se suman ahora los premios a la jubilación o los planes de prestación social complementaria
Con todo ello, advierte Alfonso Jiménez, «esto generará una nueva dualidad del mercado de trabajo en función de las políticas de preparación de la jubilación: por una parte, los profesionales de las grandes compañías que podrán salir del mercado de trabajo muy jóvenes (con menos de 60 años) en unas magníficas condiciones, y por otra, los que simplemente no podrán jubilarse y tendrán que trabajar muchos años, salvo que quieran vivir con unos niveles de renta mucho más bajos de los que tenían anteriormente».
…Ni hablemos de aquellos otros que ya estaban con anterioridad en la parte mala de la dualidad clásica, ya que ni siquiera tendrán acceso a las prestaciones públicas.
