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Esto es lo que están haciendo las compañías emergentes para llevarse a los mejores talentos

Llevan poco años en el mercado. Ofrecen retribuciones más bajas que las tuyas. De hecho, ni siquiera compiten en bolsa. Pero las compañías emergentes atraen al talento. Esos nuevos perfiles profesionales que también necesita tu compañía, y no es capaz de conquistar.

No lanza bombas, no deja víctimas tras de sí y no necesita de un formado ejército para desarrollarse. La ‘guerra’ en la que están inmersas las empresas del siglo XXI es mucho más silenciosa que las contiendas al uso. Su meta no es conquistar territorios ni ganar batallas: el trofeo más ansiado de esta contienda es conseguir atraer a los mejores talentos.

Las compañías de ‘headhunters’ han proliferado porque la necesidad de grandes mentes ha ido en aumento. A las empresas cada vez les cuesta más esfuerzo atraer a su plantilla a trabajadores que cumplan con todos los requisitos esperados y, junto a este objetivo, también empieza a despuntar la necesidad de encontrar algo diferenciador con que retener a los que ya forman parte de la marca.

No solo preocupa atraer. Necesitan tener algo diferenciador para retener a los que ya forman parte de la marca.

Si ya de por sí esta tarea resulta ardua, ahora la cosa parece complicarse aún más con la entrada en escena de los países emergentes. Naciones latinoamericanas o asiáticas empiezan a competir con Norteamérica y Europa por conseguir atraer a las mentes más brillantes. Solo hay que echar un vistazo a los datos publicados en octubre de 2017 por Great Place to Work y la revista Fortune sobre las 25 mejores empresas para trabajar: en el ranking aparecen compañías brasileñas, peruanas, chilenas… ¿Y españolas?

Cinco claves para atraer el talento de los países desarrollados

Ante tal demanda de talento, los países emergentes tienen que encontrar la manera de atraer hacia sus redes a los cerebros mejor preparados. El atractivo de trabajar para una empresa occidental todavía está profundamente arraigado en los corazones y las mentes de los graduados universitarios. Aún muchos creen que las ventajas del empleo en naciones como Estados Unidos, Dinamarca o Francia son mayores que en las empresas ubicadas en países en desarrollo, y efectivamente así es muchas de las labores profesionales.

Las compañías en mercados emergentes no pueden ganar la ‘guerra’ por el talento por sí mismas. Las infraestructuras, la educación y la calidad de vida que ofrece cada país son factores determinantes a la hora de que los profesionales deciden ‘mudarse’ o no a un nuevo destino para trabajar. Ahí entran en juego las políticas de cada uno de los gobiernos, ya que solo con su colaboración se logrará superar aquellas barreras que –por ahora– frenan la llegada del talento procedente de países desarrollados.

Según un artículo publicado por el Foro Económico Mundial, hay cinco áreas donde se podría trabajar para lograr el objetivo:

 

1. La importancia de la educación. 

Asignar recursos a la educación es clave, y no solo en las áreas técnicas. También se trata de fomentar las ‘soft skills’ –habilidades como la empatía, liderazgo positivo, etc.– desde edades tempranas.

2. Asimilar las ventajas de los países desarrollados.

Para que resulte atractivo trabajar en países emergentes, estas naciones tienen que poder asegurar que las condiciones de empleo y las perspectivas de carrera en las multinacionales tienen posibilidades de mejora. De esta manera, ser empleado en ellas será tan atractivo como trabajar para una firma occidental.

3. Romper barreras.

Otro de los desafíos pasaría por atraer talento de otros países tanto a las naciones de origen como al resto del mundo.

4. Mejorar la calidad de vida.

Los gobiernos tienen que emplear sus esfuerzos en la consecución de ciudades donde la vida resulte agradable, asequible y responsable con el medio ambiente. A nadie se le escapa que China, por ejemplo, tiene problemas para atraer talento a su territorio por las paupérrimas condiciones de vida registrada en muchas de las principales localidades del país. La calidad del aire y la congestión del tráfico impiden que muchos extranjeros consideren atractiva la ‘mudanza’ laboral.

5. En igualdad de condiciones.

Los países tendrían que garantizar que las empresas locales no pagarían una prima por el talento. A largo plazo, esto minaría la competitividad de ambas compañías y la economía en general.

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