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Las 4 Ds y el retorno de la inflación: Demografía

El descenso de la población en algunos países desarrollados y el envejecimiento de sus habitantes no dejan lugar a dudas para cada vez más expertos: la problemática de la demografía será, sin duda, uno de los principales factores que condicionarán la inflación en las próximas décadas 

Pero, ¿hasta qué punto influirá? Varios datos interesantes nos ayudan a entender cómo va a cambiar el planeta en las próximas décadas. Para el año 2087, se prevé que en el mundo habrá 10.400 millones de personas y que justo ahí se dé un punto de inflexión y empiece a reducirse la población. De hecho, las poblaciones de China, Japón, Alemania y Reino Unido habrán tocado techo antes de que concluya el siglo. Es más, en el país del sol naciente desde 2010 ya decrece su población, en el caso de China ese proceso se inició en 2022 y Reino Unido reducirá habitantes en 2056, según la ONU. 

Menos población y más dependiente: gran impacto 

Para los analistas de la compañía de gestión de activos y fondos Fidelity, debemos estar atentos a dos grandes fenómenos en lo que resta de siglo sobre esta problemática de la demografía. “En primer lugar, la contracción global de la población de las grandes economías del mundo y, en segundo lugar, el aumento de las tasas de dependencia a resultas del envejecimiento”. Y aportan un dato más para el análisis de esta situación: “en China y Japón, habrá aproximadamente una persona no trabajadora por cada trabajador en 2070”. 

Estas evoluciones tendrán consecuencias sustanciales para el crecimiento mundial, la inflación, los tipos de interés, el ahorro y la inversión, los mercados de la vivienda, la asignación de activos y los precios de los activos.  

La problemática de la demografía se plasmará en dos fenómenos: un descenso en el número de habitantes y un aumento de los dependientes

Eso sí. Los expertos de Fidelity International atisban dos momentos clave en lo que resta de siglo XXI. Por un lado, la oleada de jubilaciones en la generación del ‘Baby Boom’ en China y Estados Unidos, entre otros factores, sostendrán el aumento del salario real y una inflación estructuralmente más elevada durante los próximos 10 a 20 años.  

Menos halagüeñas son las perspectivas para la segunda mitad del siglo, porque cabe esperar que adquiera mayor relevancia el impacto desinflacionista derivado de la ralentización y envejecimiento de las poblaciones a causa de las menores tasas de crecimiento tendencial. Así, advierten de que, de no registrarse una fuerte mejora de la productividad, conoceríamos una era de estancamiento duradero. 

 

Inflación y la problemática de la demografía: dos grandes facciones 

“Existen dos grandes facciones en el debate sobre los cambios demográficos y la inflación”, explica Salman Ahmed, Responsable Global de Macroeconomía y Asignación Estratégica de Activos en Fidelity International. “La primera echa mano de las teorías del ciclo de vida y aprecia una correlación positiva entre una población joven en expansión y el crecimiento y la inflación. En este bando, las tendencias económicas a largo plazo son producto de los ciclos de vida. Los periodos con altas tasas de fertilidad dan paso dos o tres décadas más tarde a un dividendo demográfico a medida que las poblaciones en edad de trabajar jóvenes y en expansión impulsan la innovación, el crecimiento y la inversión”, añade el Responsable en Fidelity International.  

Asimismo, esta visión contempla que estos periodos se caracterizan por un mayor crecimiento de la inflación y el salario real, algo que aplauden los trabajadores y que, en cambio, si la población crece más despacio o incluso mengua, la economía registrará menos crecimiento, inversión y consumo, el salario real se estancará y la desinflación (que beneficia a los jubilados) entrará en escena. 

La transición demográfica demandará una planificación cuidadosa y con amplitud de miras por parte de las autoridades para promover la estabilidad social, la gestión eficaz de los recursos públicos y la preservación de la riqueza y la renta

Para Ahmed, el segundo bando considera que el aumento de la inflación obedece a una contracción de la reserva de mano de obra a medida que se aceleran las jubilaciones en los mercados desarrollados y China. “En su marco, los salarios dependen principalmente de la oferta y la demanda, de tal modo que los trabajadores aumentan su poder de negociación a medida que desciende la oferta de mano de obra”. Y recuerda cómo en la década de 1990 la integración de la población activa más joven y más barata de China al comercio y las cadenas de suministro internacionales redujo los salarios reales y la inflación en todos los mercados desarrollados.  

¿Cómo atajar entonces la problemática de la demografía? El declive del crecimiento poblacional en los mercados desarrollados y China pronto se sentirá también en las tasas de inflación. Y concluye Ahmed: “la transición demográfica demandará una planificación cuidadosa y con amplitud de miras por parte de las autoridades para promover la estabilidad social, la gestión eficaz de los recursos públicos y la preservación de la riqueza y la renta”. 

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