Hoy quiero hablarte de algo que seguramente te sonará muy familiar: ¿Qué CEO o qué alto directivo no ha sentido en más de una ocasión un terrible sentimiento de soledad al tomar una decisión? ¿Quién no se ha debatido, a veces con angustia y tristeza, por hacer lo correcto entre la responsabilidad del cargo y el impacto emocional de su resolución entre los afectados?
Detrás de cada directivo hay una persona con las mismas necesidades emocionales y afectivas que cualquier otra, pero a diferencia de otras realidades, debe mostrarse fuerte y convencido de la decisión. No es nada fácil encontrar cierto equilibrio entre la distancia y la cercanía con aquellos a quienes tiene que liderar.
Pero la soledad -que es una palabra que viene del latín y que significa la habilidad de estar sin nadie- no tiene por qué entenderse como algo negativo. Bien enfocada y asimilada, te va a permitir reflexionar, observar, calibrar, mejorar la creatividad, incrementar tu autonomía, en definitiva, ser más libres.
Decía García Lorca que “la soledad es la gran talladora del espíritu”. Y en tiempos convulsos e inciertos como los que estamos viviendo, quizás puede llegar a ser una buena compañía para el CEO. Por eso, déjame decirte que no estás solo. Somos muchos los que compartimos tu situación. APD no es un lugar donde hablar solamente de negocio. En cada encuentro de la Comunidad Global de Directivos encontrarás cientos de personas que viven realidades similares a la tuya. Mi recomendación es que usemos estos espacios para conseguir una compañía que no encontraremos en otros foros. ¿Hablamos más de estas cosas?
Cuídate mucho,
Enrique Sánchez de León