Hoy quiero tratar un tema delicado… Como bien sabrás, el número de días de trabajo que cada año se pierden en las empresas por ansiedad o depresión no deja de crecer. Además, la pandemia no ha hecho sino acelerar este proceso. Es cierto que en las empresas pueden existir claves endógenas que lo explican en parte (la desigualdad, el “mobbing”, la discriminación…), pero esta nueva enfermedad del siglo XXI tiene causas más profundas que tienen que ver con la soledad del individuo en una sociedad cada vez más deshumanizada, el exceso consumista, la aceleración de la vida, o el reconocimiento insatisfecho.
Lo que ha sucedido muy recientemente es que la sociedad y los trabajadores se han vuelto hacia la empresa para que les ayude a resolver estos trastornos. Y ahí va nuestro “querido CEO”, con una carga más en su ya de por sí pesada mochila, para intentar mejorar la salud mental de su plantilla.
Y sí, las grandes empresas podrán poner en marcha servicios psicológicos, terapias individuales, clases de yoga o de risoterapia. Pero la Pyme, que bastante tiene con hacer frente a los costes energéticos, o a las subidas de impuestos para sobrevivir, no les hablen ustedes de costes añadidos.
De modo que una de las medidas más eficaces para hacer frente a este problema consiste en hacer más conscientes a todos del verdadero contexto que envuelve a esta suma de las realidades individuales que es un equipo. Comparte lo positivo que es pertenecer a un grupo que enfrenta retos como los que tiene la empresa hoy en día. Todos juntos, cada cual con su recorrido personal. No olvides que una plantilla con bienestar mental requiere de un liderazgo cercano, humilde y motivador. Tan sencillo y tan difícil como eso. ¿Y en tu caso? ¿Cuál es tu receta?
Cuídate mucho,
Enrique Sánchez de León
