En la última década, las inversiones extranjeras en España han supuesto una de las piezas fundamentales para la lenta pero progresiva recuperación económica en nuestro país. La promoción de la llamada ‘Marca España’ en el exterior, así como el fomento impulsado por la Administración de las rondas de inversores para productos y servicios nacionales, han derivado en un incremento sustancial del capital foráneo en el sector privado español. Y, lo más importante, con presencia en sectores no tradicionales: el turismo sigue resultando atractivo, pero en los últimos años se ha producido un interés inédito en campos como el deporte -donde el fútbol ha aglutinado buena parte de las nuevas inyecciones económicas, principalmente desde Asia-, la industria de las energías renovables o las inmobiliarias.
Concretamente, desde 2012 la inversión bruta extranjera en España se ha disparado desde los 20.000 millones de euros -con una inversión neta negativa por entonces- hasta los 33.000 millones que registró en 2016, según los datos del último informe del ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior). Es más, según las estimaciones de Thomson Reuters respecto al ejercicio de 2017, el capital extranjero ascendió hasta los 50.000 millones de euros en el último año, lo que supone un 36% de la inversión total.
Un incremento del 140% respecto al año anterior y un 250% más que hace un lustro que, además, se enmarca en uno de los períodos de mayor incertidumbre política en nuestro país, con la crisis abierta en Cataluña a raíz de la Declaración Unilateral de Independencia del pasado 1 de octubre y la subsecuente fuga de empresas de la región. Sin embargo, a pesar de que los mercados amenazaron con resentirse tras la DUI, las buenas condiciones de financiación, sumadas a las buenas perspectivas económicas proyectadas tanto desde el Ministerio de Economía como desde organismos internacionales, no sólo han permitido a España mantener el volumen de inversiones extranjeras, sino que además han supuesto un significativo incremento.
En cualquier caso, la tendencia que se vislumbra a raíz del último informe del ICEX, referente a 2016, es de un incremento del capital inyectado en Entidades de Tenencia de valores extranjeros (ETVE), revirtiendo el descenso considerable que se había producido en la última década. Esta fórmula de inversión criticada por su opacidad -que consiente la utilización de esta figura a entidades con un 5% de inversión extranjera o 6 millones de euros y que permite la exención de pago de la entrada y la salida de capitales, los dividendos, beneficios y plusvalías generados por las empresas extranjeras participadas por las ETVE- ha pasado de representar el 6% del volumen total de inversiones extranjeras en España en 2015 al 29% en sólo un año. Por su parte, la inversión extranjera (descontadas las ETVE) en sociedades cotizadas aumentó en 2016 un 53,7% respecto al año anterior, mientras que la participación en sociedades no cotizadas cayó un 10,6%, siempre según el último informe del ICEX.
Desde 2012 la inversión bruta extranjera en España se ha disparado desde los 20.000 millones de euros hasta los 33.000 millones que registró en 2016
Estos datos se tradujeron en un aumento en el sector de las adquisiciones, pasando del 32% de 2015 al 51% de 2016 y, paralelamente, el capital de nueva aportación cayó desde 68% al 49%. Así, mientras que las inversiones de nueva aportación -constituciones y ampliaciones de capital- pasaron de los 16.178 millones de euros en 2015 a los 11.465 de 2016, mientras que las adquisiciones se dispararon desde los 7.588 millones hasta los 12.011 millones. «La inversión en fusiones y adquisiciones (M&A, según sus siglas en inglés) en España ha continuado la tendencia alcista de los últimos años gracias a las perspectivas positivas de la evolución económica y a las buenas condiciones de financiación», explicaba en El Mundo el consejero delegado de KPMG en España, Ignacio Faus, sobre las estimaciones de inversiones de Thomson Reuters respecto a 2017.
En cuanto a la procedencia de los principales inversores extranjeros en España, el auge del comercio con Estados Unidos en los últimos años lo ha convertido en el principal país de origen último de la inversión, adelantando en 2016 a Luxemburgo. Según los datos del último informe del ICEX, el país norteamericano aglutinó ese año una inversión bruta de 4.968 millones de euros, representado el 21,2% del total, mientras que Luxemburgo bajó al segundo puesto en la lista, pasando de los 3.700 millones de 2015 a 2.474. Les siguen los Países Bajos con 2.231 millones (9,5% del total), Alemania con 2.211 (9,4%), Francia con 1.875 (8%), Reino Unido con 1.474 (6,3%), México con 1.385 (5,9%), China con 1.117 (4,8%), Canadá con 793 (3,4%) y Qatar con 677 (2,9%).
Pero los flujos financieros de inversión bruta extranjera en España dibujan otra lista completamente distinta. El primer lugar lo ocupa Luxemburgo con 8.509 millones euros en 2016, seguido de Países Bajos con 3.222 millones y Alemania con 2.217 millones. En este ránking, Estados Unidos ocupa el 12º puesto con tan sólo 315 millones de euros, mientras que sólo México (1.754 millones), Hong Kong (933 millones) y Japón (504 millones) se cuela entre los diez principales inversores. La legislación vigente, así como la ausencia de aranceles en la Unión Europea, hace que el capital provenga especialmente del Viejo Continente, con Francia, Reino Unido, Suiza y Portugal como principales flujos de inversión.
Estados Unidos es el principal país de origen último de la inversión. En 2016 aglutinó una inversión bruta de 4.968 millones de euros, representado el 21,2% del total
Respecto a los principales sectores de inversión extranjera en España, el suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado suma más capital que ningún otro, con 4.071 millones de euros (17,3% del total). Le siguen las actividades inmobiliarias con 3.223 (13,7 %), los servicios financieros, excepto seguros y fondos de pensiones con 1.823 (7,8%), las actividades auxiliares a los servicios financieros y a los seguros con 1.615 (6,9%), la ingeniería civil con 1.526 (6,5%), la construcción de edificios con 1.515 (6,5%), el comercio mayorista e intermediación de comercio, excepto vehículos motor y motocicletas con 1.115 (4,7%), la fabricación de otros productos minerales no metálicos con 794 (3,4%), la industria de la alimentación con 691 (2,9%) y el transporte aéreo con 679 (2,9%).
Por último, la división por comunidades autónomas refleja que la Comunidad de Madrid sigue siendo el mayor destino de las inversiones extranjeras, donde se concentra prácticamente la mitad del capital. En concreto, Madrid recibió en 201 10.970 millones de euros, lo que supone el 46,7% del total y un aumento del 6,3% respecto al año anterior. Por su parte, Cataluña -con datos anteriores a la crisis separatista- recibió ese mismo año 4.857 millones, representando el 20,7% del total. Pero, más allá de los dos principales motores económicos del país, Navarra fue la que más inversión extranjera atrajo en 2016 con 836 millones (3,6%), seguida de las Islas Baleares con 564 (2,4%), el País Vasco con 490 (2,1%), Andalucía con 399 (1,7%), Asturias con 291 (1,2%), la Comunidad Valenciana con 162 (0,7%), Galicia con 118 (0,5%), Castilla-La Mancha con 104 (0,4%), la Región de Murcia con 67 (0,3%), Extremadura con 62 (0,3%), Aragón con 33 (0,1%), las Islas Canarias con 31 (0,1%), Castilla y León con 30 (0,1%), Cantabria con 20 (0,1%) y La Rioja y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla por debajo de ese 0,1%). Además, las inversiones en todo el territorio nacional representaron en 2016 el 18,9% del total con 4.432 millones de euros, según el informe del ICEX.