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Los retos de la economía post-Covid: digitalización, innovación y sostenibilidad

Ser más resilientes parece haberse convertido en el auténtico mantra que dominará la economía post-Covid. Así lo creen gobiernos, empresas e instituciones. Y en esta dirección parece que comenzamos a avanzar a buen ritmo. Respaldados en parte por unos fondos europeos Next Generation que abogan por reconstruir la economía comunitaria sobre la base de la digitalización, la innovación y la sostenibilidad. Sin duda, tres retos que según los expertos marcarán la verdadera diferencia en la sociedad y los mercados en un futuro muy próximo.

A estas alturas, ya no es novedoso afirmar que estamos viviendo una auténtica revolución tecnológica. La digitalización es un proceso en continuo desarrollo que está cambiando la realidad económica y social. Y, por ello, ha de ser punta de lanza tanto en el ámbito nacional como en el europeo. La transformación digital ofrece a España un instrumento para modificar su patrón de crecimiento y alcanzar un desarrollo estable, sostenible e inclusivo a medio y largo plazo. En todo caso, el potencial tecnológico en nuestro país tiene todavía un amplio margen de mejora.

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El Consejo Económico y Social (CES) apuntaba en el informe de 2021 sobre digitalización la necesidad de evaluar cualitativamente este proceso con el objetivo de identificar las debilidades y fortalezas con las que cuenta España para hacer frente al reto digital. Pero también las amenazas y la necesidad de aprovechar las oportunidades de la economía post-Covid. Así, constata que la transformación digital española “puede verse comprometida por la falta de cualificación y competencias, y la escasa inversión en I+D+i y en activos intangibles, o el amplio número de pymes que todavía hoy cuentan con un escaso nivel de digitalización”.

En este punto es importante tener claro lo que conlleva la palabra digitalización. No se trata únicamente de incorporar nuevas tecnologías, sino que supone un cambio radical de procesos y de cultura empresarial. Algo que, a priori, no es nada fácil de implementar. Ni siquiera tras la aprobación de políticas de estímulo como el kit digital.

La transformación digital española “puede verse comprometida por la falta de cualificación y competencias, y la escasa inversión en I+D+i y en activos intangibles

¿Cómo afrontar este desafío? Debilidades y fortalezas

Estas estadísticas nos muestran que España realiza una inversión en activos tangibles sobre el PIB superior a la media de la UE. Pero en términos de inversión en intangibles ocupa la penúltima posición justo por detrás de Grecia y Portugal. Sin embargo, la economía española presenta también importantes fortalezas en estos ámbitos. Quizá la más evidente sea la amplia cobertura que ofrecen las infraestructuras de comunicaciones. Incluso antes de la economía post-Covid.

De hecho, «las restricciones a la movilidad que ha supuesto la pandemia -con el consiguiente traslado de una gran parte de actividad productiva y social a las redes- han puesto de manifiesto la capacidad y resiliencia de las redes de telecomunicaciones para cubrir una situación en la que se exigían niveles máximos de conectividad», señalaba el informe de CES.

El avance durante la pandemia

Si atendemos a los resultados que se recogen en el Índice Europeo de la Economía y Sociedad Digital, el CES ya constataba en 2017 que España había logrado serios avances en el terreno digital. «Fundamentalmente en materia de infraestructuras, acompañados de cambios significativos tanto en los usos individuales de la tecnología digital, como en los empresariales», explicaba. Pero resaltaba también que su posición era inferior a la de otros países como Irlanda, Lituania o Portugal. De hecho, se situaba por debajo del promedio de la UE.

Tres años después, nuestro país modificaba favorablemente su posición frente al resto. Así, los resultados del DESI en 2020 posicionan a España en undécimo lugar respecto a sus socios comunitarios. “Un puesto inferior respecto al ranking de 2019, pero aun así por encima de la media comunitaria y por delante de economías como la alemana o la francesa, siendo una de las que mayores avances han registrado en los últimos cinco años”, según el informe.

economía post-Covid

La sostenibilidad como imperativo: rentabilidad y posicionamiento

Pero las nuevas tendencias tecnológicas y toda la innovación generada en torno a las mismas no pueden hacernos olvidar la importancia que tiene a día de hoy el concepto de sostenibilidad. El entorno empresarial -cada vez más globalizado- en el que las organizaciones desarrollan su actividad cuenta en todos los sectores con un alto grado de aplicación tecnológica.

Algo que exige a su vez que las estrategias estén en constante cambio. No solo de cara a la consecución de beneficios económicos, sino también -y cada vez más- para crear valor a través de un crecimiento sostenible, tal y como apunta la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo. Como resultado de esta evolución en la economía post-Covid, “se plantea un nuevo paradigma de la gestión empresarial centrado en el desarrollo de estrategias de innovación y sostenibilidad».

En la misma línea se pronuncia la publicación ‘Innovación y sostenibilidad empresarial’ de la Cámara de Comercio de España: la clave para avanzar en esa dirección está en “asumir en la propia estrategia empresarial factores de gestión de asuntos relevantes en temas sociales, ambientales y económicos, concienciando a todos los niveles de la organización».. Todo un desafío que exige una nueva conciencia por parte de las organizaciones. De hecho, los beneficios de los criterios ESG  cada vez son menos intangibles y más fáciles de demostrar. Cuando una empresa apuesta por incluir en su estrategia de negocio objetivos sostenibles se genera un impacto directo en la cuenta de resultados y en la mejora de su reputación. Se trata, sin duda, de una apuesta rentable.

Una verdadera oportunidad

Y es que no hay que olvidar que, como recoge el informe ‘Future Consumer Index. Deconstruyendo al consumidor post-covid y su apuesta por el consumo sostenible’ elaborado por EY, «los consumidores son ahora agentes del cambio, y los que demandan a las compañías y gobiernos un mayor compromiso social y medioambiental. Una tendencia que se apuntaba en la pre-pandemia, pero que se ha visto acelerada a consecuencia de esta crisis». El interés por las marcas socialmente responsables ha crecido. De ahí que los productos ecológicos, éticos y de origen saludable, estén en alza. Por lo tanto, como concluye el informe, ha llegado el momento de dejar de ver la sostenibilidad como un mero coste y pasar a entenderla como lo que es: una verdadera oportunidad para todos.

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