En entornos cambiantes y escenarios complejos, el risk management para CFOs es una palanca clave para sostener la estabilidad y anticipar amenazas potenciales. El director financiero tiene un rol estratégico como guardián de la estabilidad financiera. Y, en ese sentido, es quién debe tomar decisiones informadas y combinar la evaluación de riesgos con la liquidez y estrategia. Así, los CFOs deben poner su foco en detectar riesgos potenciales, identificar y evaluar su impacto potencial y mitigar riesgos con estrategias de gestión eficaz de riesgos.
Para los directores financieros es de vital importancia anticiparse a los riesgos con la toma de decisiones estratégicas. Porque anticiparse es tan importante como saber reaccionar. En ese sentido, un enfoque sistemático ayuda al CFO a priorizar riesgos financieros y operativos, pudiendo tomar decisiones informadas que refuerzan la resiliencia y la credibilidad ante inversores y equipos.
Lo primero que debe hacer el CFO es mapear los riesgos financieros, operativos, regulatorios y de mercado. Y, además, es importante ordenarlos por impacto potencial y probabilidad. Esto permitirá, por lo tanto, focalizar los recursos en los riesgos más críticos. Algunas herramientas prácticas para mapear estos riesgos son, por ejemplo, la matriz de riesgos o los rankings de exposición. También se pueden realizar sesiones periódicas de “horizon scanning” para detectar riesgos emergentes como nuevas normativas, concentración de proveedores o ciberincidentes. Y también validar la exposición con datos históricos, sensibilidad de márgenes y dependencia de clientes o geografías.
El Enterprise Risk Management (ERM) es un método que considera la gestión de riesgos dentro de una empresa como una cuestión estratégica que debe abordarse desde un punto de vista global. Integra políticas, procesos y responsabilidades para que el riesgo se gestione de forma transversal. Además, se complementa con auditorías internas, controles claros y polítics de cumplimiento que fortalecen la transparencia y reducen vulnerabilidades. De este modo, un ERM sólido mejora el gobierno corporativo, reduce sorpresas y favorece una gestión eficaz de riesgos.
Simular crisis es esencial para poder tomar decisiones informadas. Los CFOs pueden simular crisis -inflación, caída de ventas, cambios regulatorios- para anticipar su impacto. También pueden realizar pruebas de estrés sobre Ebitda, flujo de caja, estimar impactos en liquidez y necesidad de financiación o determinar umbrales de activación de planes. Todos estos análisis ayudan a tomar decisiones más sólidas sobre inversión, liquidez o estrategia comercial. Y también permiten alinear expectativas con el consejo y financiadores.
El risk management para CFOs también consiste en monitorizar algunas métricas financieras clave: la liquidez, deuda, cobertura de intereses, plazo medio de cobro y pago, rotación de inventarios, DSO/DPO, ratio de endeudamiento, variación de márgenes y alerta temprana de impagos. Es por eso que hay que reforzar la utilidad de los dashboards en tiempo real, alimentados por datos fiables. Ya que fortalecen el proceso de gestión de riesgos y reducen el tiempo entre señal y decisión.
Evitar las dependencias críticas de una sola fuente de ingresos o de un proveedor reduce la vulnerabilidad. Así, hay que diversificar las líneas de negocio (cross/upselling, servicios recurrentes), ampliar el ámbito geográfico o la internacionalización. A la vez que se crean cadenas de suministro alternativas (multisourcing, nearshoring) y califican proveedores por criticidad y riesgo de interrupción. En mercados volátiles, esta estrategia permite reducir el impacto potencial y facilita la continuidad operativa.
Es muy importante mantener reservas de efectivo para afrontar imprevistos. Y es que la liquidez es lo que da seguridad a la organización. En el mismo sentido, hay que gestionar el capital circulante y evaluar coberturas ante divisas, tipos de interés o materias primas para mitigar riesgos de volatilidad. También es necesario documentar la política de cobertura, con límites claros y criterios de efectividad, y revisarla tras cada ciclo de estrés.
Las empresas deben contar con protocolos de crisis que aseguren la operatividad en situaciones adversas. Es por eso por lo que se deben diseñar y probar planes de continuidad (BCP) y recuperación ante desastres (DRP). Lo que incluye equipos de crisis, protocolos de comunicación, ubicación de respaldos, procesos críticos y tiempos máximos de recuperación. En este aspecto, es muy importante el rol de la infraestructura tecnológica, que sostiene la operatividad ante posibles escenarios adversos. Así pues, es recomendable realizar simulacros para reforzar capacidades y reforzar una cultura de prevención más allá del área financiera.
Los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza afectan la reputación y la sostenibilidad financiera. El CFO debe, por lo tanto, garantizar el cumplimiento de las nuevas normativas recientes para proteger el valor de la empresa. Se deben, pues, incorporar métricas ESG al mapa de riesgos y al reporting financiero. Y definir políticas y controles que garanticen el cumplimiento de obligaciones de información no financiera. De esta forma se consigue reducir las amenazas potenciales de sanciones y controversias, y se refuerza la propuesta de valor a largo plazo.
La transparencia es clave para sostener la confianza en momentos de incertidumbre. Porque la coherencia entre el discurso y la ejecución aumenta la credibilidad y facilita el apoyo interno y externo en momentos complejos. Es por eso que, por ejemplo, se debe establecer un calendario de comunicación proactiva con accionistas, bancos y socios. Que permita explicar las medidas de gestión de riesgos, resultados de escenarios y límites de tolerancia. Para eso es necesario utilizar informes claros y alinear los mensajes entre finanzas, legal y operaciones
El CFO debe fomentar una cultura de gestión de riesgos en toda la organización. En este sentido, se debe fomentar la formación específica en evaluación de riesgos, lectura de KPIs y toma de decisiones informadas. También el uso de la analítica avanzada permite detectar patrones, prever escenarios y responder de una forma más ágil. Porque es la combinación de talento, procesos y tecnología lo que acelera la respuesta y consolida una gestión eficaz de riesgos.
En definitiva, el risk management para CFOs permite transformar la incertidumbre en ventaja competitiva. Con un mapa claro de riesgos potenciales, un ERM operativo, escenarios y pruebas de estrés, métricas accionables y disciplina de liquidez, la compañía está mucho más protegida. Del mismo modo, integrar ESG, comunicar con transparencia y desarrollar capacidades analíticas completa un enfoque que prioriza la continuidad del negocio y la sostenibilidad financiera. Porque, sin duda, la resiliencia financiera es la clave para la continuidad y el crecimiento.