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Baleares, hacia la independencia de los combustibles fósiles

En el irreversible camino hacia la transición energética, la sostenibilidad se ha convertido en un elemento central para Baleares. Y no solo para las Administraciones Públicas, centradas en la preservación de los privilegiados entornos naturales de las islas. También se ha producido un cambio de paradigma en la relación de las empresas con las Islas, en línea con los avances conservacionistas de las últimas décadas. No es exagerado hablar de simbiosis en una economía que bebe tanto del turismo. En este punto, cabe preguntarse, ¿qué futuro le espera a los sectores que dependen del privilegiado entorno ecológico de las islas?

«Es cierto que el entorno ecológico de Baleares es privilegiado, pero también muy frágil. Y el turismo, el principal sector económico de las islas, es consciente de que la conservación del medio ambiente es su principal activo, y su marca diferencial con respecto a otros destinos», resume Ramon Perpinyà, Presidente de EMAYA, la empresa pública municipal del Ayuntamiento de Palma que se encarga de la gestión del ciclo del agua, la limpieza y la recogida de los residuos y que ha ampliado recientemente sus objetivos para responsabilizarse también del abastecimiento de energía renovable para satisfacer todos los consumos de electricidad y gas del consistorio.

El futuro pasa por la transición ecológica, la economía circular y la economía de ‘kilómetro 0’… y en una isla con recursos limitados y poco espacio es todavía más evidente

Porque existe una preocupación creciente respecto al consumo energético. «Cada vez hay una mayor concienciación por parte de los habitantes de las islas y de los turistas. El futuro pasa por la transición ecológica, la economía circular y la economía de ‘kilómetro 0’… y en una isla con recursos limitados y poco espacio es todavía más evidente», recuerda Perpinyà, al tiempo que señala que incluso «las empresas cada vez más perciben la sostenibilidad como un eje central de su negocio, además de una oportunidad para abrir nuevas vías».

Sin embargo, lo que parece evidente es que la transición ecológica debe liderarse desde las empresas públicas y la Administración. Y Perpinyà es tajante: «No hay otra vía y no hay marcha atrás. La Ley Balear de Cambio Climático y la Ley Balear de Residuos han sido pioneras en todo el Estado”. Especialmente, porque “la dependencia a los combustibles fósiles del sector energético y del transporte en Baleares es casi absoluta, superior a la de la península».

Baleares: un ecosistema más que adecuado

En cualquier caso, el Presidente de EMAYA subraya que «la crisis global energética actual no es coyuntural; la crisis de la COVID-19 y la guerra en Ucrania tan solo han acelerado un proceso que venía acentuándose desde mucho tiempo atrás. Así pues, una subida sostenida de los carburantes en nuestras islas puede tener consecuencias devastadoras: pensemos que el turismo se basa en transportes baratos y eficientes» en Baleares.

La primera noticia positiva es que Baleares cuenta con un ecosistema más que adecuado para lograr la independencia de los combustibles fósiles

Es por ello que la apuesta de toda la Administración es impulsar la transición energética: «Tenemos que ganar independencia energética del exterior. La transición energética es una cuestión de supervivencia». La primera noticia positiva es que Baleares cuenta con un ecosistema más que adecuado para lograr la independencia de los combustibles fósiles. «Aquí tenemos sol para la energía fotovoltaica, podemos generar biogás con las aguas residuales, hidroeléctrica en los embalses.”, enumera Perpinyà.

La segunda buena noticia es que ya existe un plan en marcha para que en 2030 toda la energía consumida por los servicios municipales sea «generada y distribuida por EMAYA; y, en 2050, todo el municipio tendrá cero emisiones de CO2». Un paso crucial no solo por ser una iniciativa de gestión pública, sino también porque los servicios municipales representan actualmente aproximadamente el 20% de las emisiones de CO2 de Palma.

Palma Renovable y Red Municipal de Carga de Vehículos Eléctricos

El proyecto Palma Renovable consta de dos fases. En la primera, EMAYA suministrará toda la energía de los servicios municipales, constituyéndose en Comercializadora de Energía Municipal. Tanto eléctrica como de gas. Tras esta etapa, cuya implantación finalizará este mismo año, se pretende desarrollar las instalaciones de generación y almacenamiento de energía eléctrica renovable para este abastecer el 100% del consumo de los servicios municipales.

A esto hay que sumar el Proyecto de Red Municipal de Carga de Vehículos Eléctricos, que tiene como objetivo crear una infraestructura pública de 50 estaciones en toda la ciudad, con 40 puntos de recarga cada uno de media. «La ciudad de Palma contará con una red básica de 2.000 puntos de recarga semi-rápidos y rápidos. La energía usada para estas ‘electrolineras’ provendrá sobre todo de nuestra red de energía renovable. De esta manera, la carga de los vehículos sería limpia y totalmente libre de emisiones y permitirá llegar principalmente a usuarios que no cuenten con un punto fijo de recarga en su casa o en una plaza de aparcamiento», según Perpinyà.

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