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Opinión

Bendito Covid-19 que nos impulsó sin retorno a un modelo de vida flexible

Es evidente que la pandemia ha supuesto un duro golpe para nuestra sociedad tanto a nivel sanitario, con la pérdida de muchos de nuestros seres queridos, como a nivel económico con la consiguiente ralentización de la economía y la crisis mundial que se nos avecina.

Sin embargo, soy de los que opina que en esta terrible situación, una vez asumida, debemos como en todas las crisis en nuestras vidas, tomar la parte positiva de ellas. Así pues, partiendo de la base de que el ser humano es vago por naturaleza, necesitamos desgraciadamente de grandes estímulos para incentivar cambios de conducta. Nuestro cerebro está configurado para gastar la mínima energía posible. No en vano, ya desde niños llevábamos las situaciones al límite con nuestros padres antes de acceder a realizar una tarea o cambiar un hábito. Esta pandemia nos ha obligado a cuestionar nuestro modelo de vida, tanto a nivel individual, como a nivel social. Bendito Covid-19.

Hacia un modelo de vida flexible

A nivel individual, nos ha revuelto como personas. Nos ha hecho vulnerables, nos ha llevado a situaciones muchas veces dramáticas y de miedo, nos ha hecho cuestionarnos cómo estamos viviendo nuestras vidas. Durante el confinamiento hemos experimentado la capacidad de la tecnología para poder realizar muchas tareas sin necesidad de desplazarnos; la posibilidad de estar aún más conectados socialmente; hemos tenido una convivencia familiar que pocos podríamos haber imaginado, lo que nos ha servido a muchos para conocer mejor a nuestras parejas e hijos; y por último, hemos reflexionado sobre el valor de las cosas y el sentido de nuestras vidas. Bendito Covid-19.

Durante el confinamiento hemos experimentado la capacidad de la tecnología para poder realizar muchas tareas sin necesidad de desplazarnos

Una vida generalmente organizada en torno al trabajo, un trabajo concebido como lugar (“voy al trabajo”), con unos horarios prefijados y unos largos desplazamientos diarios. Es obvio que la situación ha sido muy dura, pero esta crudeza ha facilitado la reflexión. La crisis del Covid-19 va a suponer un punto de inflexión en nuestras vidas, un antes y un después; ha demostrado que el trabajo es una actividad que puede desarrollarse con flexibilidad en tiempo y en localización, lo que abre infinitas posibilidades de reestructurar nuestro modelo de vivir hacia la vida flexible. Bendito Covid-19.

El cambio del concepto de trabajo

Una gran mayoría de las empresas, principalmente en sus áreas de trabajo en oficinas, han visto factible seguir con su actividad sin necesidad de tener a sus trabajadores ubicados en las sedes corporativas. El cambio del concepto de trabajo como actividad y no como lugar, propio de la era industrial, ya se produjo hace más de diez años con la llegada de la tecnología móvil, aunque todavía eran pocas las empresas que abrazaron esta posibilidad y algunas con tímidos proyectos de “ordenado” teletrabajo. La pandemia ha roto muchos paradigmas culturales, ha impulsado el evidenciar que el trabajo es una actividad. Las empresas están sintiendo la presión individual y social que el teletrabajo está produciendo y, ahora sí, con urgencia están abrazando un nuevo modelo de trabajo más flexible. Bendito Covid-19.

La recién llamada Nueva Normalidad no es tan nueva

Es consecuencia de la transformación digital que se inició ya hace más de diez años. La Nueva Normalidad es la sociedad resultante de la transformación digital, que el mundo todavía no había abordado. Muchas empresas acometieron grandes transformaciones digitales en sus negocios pero se olvidaron de lo más importante: las personas y el cambio de Mindset. La irrupción de la tecnología nos abrió la posibilidad de cambiar la manera de trabajar, comprar, relacionarnos y vivir, algunos ya nacieron en la Nueva Normalidad, otros, los más numerosos, estábamos pendientes de dar el paso definitivo. Ahora es la oportunidad. Obviamente no es tarea fácil, pues fuimos programados y educados bajo la lógica de la era industrial del trabajo como lugar y del sentido de propiedad de las cosas y las ideas.

Así pues, hay que desaprender para reprogramarnos para esta Nueva Normalidad. Debemos aceptar y abrazar la tecnología, mucha de ella llevaba años junto a nosotros, ya estaba ahí. La tecnología nos ofrece grandes ventajas, más allá de las empresariales de poder crear negocios exponenciales. Hablo de mejorar nuestras vidas, algo que hemos podido parcialmente apreciar durante esta crisis sanitaria. Bendito Covid-19.

Fuimos programados y educados bajo la lógica de la era industrial del trabajo como lugar

Las personas y la sociedad tenemos la oportunidad de diseñar la Nueva Normalidad para por fín crear un mundo más sostenible, en el sentido personal, social, económico y, como no, de nuestro planeta. Tenemos la gran oportunidad de resetear nuestras vidas acogiendo una realidad de flexibilidad. Esta concepción del trabajo flexibiliza nuestras vidas, nos hace ser dueños de nuestro tiempo, poder conciliar con normalidad el trabajo y la vida privada. Este nuevo modelo de vida tiene un impacto sobre el tráfico, la contaminación, la educación de nuestros hijos, la salud, el ocio, el consumo responsable, la inclusión, el desarrollo del talento global, … En definitiva, el Covid-19 ha propiciado un momento único y global para, como individuos y sociedad, diseñar una Nueva Normalidad desde la ilusión y no desde el miedo. Bendito Covid-19.

El gran reto arquitectónico

Como arquitecto, hablar de “oficinas seguras” es seguir utilizando términos del siglo pasado. El tema no es como volver a lo de antes de manera segura, que es relativamente fácil. Lo verdaderamente importante es diseñar esta Nueva Normalidad, y en función de ello, los arquitectos tenemos el gran reto de revisar todas las tipologías arquitectónicas, incluidas las de los espacios de trabajo y espacios corporativos. Sin olvidar que esta pandemia nos va a dejar, como pasó en la seguridad después del 11S, unos requerimientos higiénicos que han llegado para quedarse y que deberían haber estado siempre. Bendito Covid-19.

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