“Un Entorno de Trabajo Saludable es un lugar donde todos trabajan unidos para alcanzar una visión conjunta de salud y bienestar para los trabajadores y la comunidad. Esto proporciona a todos los miembros de la fuerza de trabajo condiciones físicas, psicológicas, sociales y organizacionales que protegen y promueven la salud y la seguridad, lo que permite a los jefes y trabajadores tener cada vez mayor control sobre su propia salud, mejorarla y ser más enérgicos, positivos y felices”.
Así define la Oficina Regional del Pacífico Oeste de la OMS el concepto de Entorno de Trabajo Saludable. Un concepto que engloba todos los factores que contribuyen a garantizar la salud, y que ayudan a lograr una vida plena y en buenas condiciones. Esto es, las actividades de prevención y promoción de la salud, y el bienestar emocional y social de todos y cada uno de los empleados de una compañía.
Sin embargo, la definición de empresa saludable ha ido modificándose en las últimas décadas hasta llegar a su concepción actual. Según el estudio “Entornos Laborales Saludables: Fundamentos y Modelo de la OMS”, desde un casi exclusivo enfoque sobre el ambiente físico de trabajo (en el esquema tradicional de la salud y seguridad ocupacionales, que consideran los riesgos físicos, químicos, biológicos y ergonómicos), la definición se ha ampliado hasta incluir hábitos de salud (estilos de vida); factores psicosociales (organización del trabajo y cultura de trabajo); el establecimiento de nexos con la comunidad, y todo lo que pueda tener un profundo efecto en la salud del empleado.
También el espacio en sí mismo habla por las organizaciones. Más allá de los elementos estéticos, el espacio físico es la mejor expresión de la cultura empresarial y uno de los mayores elementos transformadores que tienen las empresas para motivar a sus empleados. De hecho, así lo demuestra un estudio llevado a cabo por Steelcase en el que se establece una correlación directa entre el compromiso de los trabajadores y la satisfacción con el espacio de trabajo. En opinión del Presidente de la compañía, Alejandro Pociña, “el lugar en el que trabajan las personas no solo condiciona la productividad, sino que también configura sus actitudes y emociones hacia la organización, esto es, su motivación, su compromiso, su sentido de pertenencia, su vinculación”.
El lugar en el que trabajan las personas no solo condiciona la productividad, sino que también configura sus actitudes y emociones hacia la organización
Es indudable que tanto las condiciones físicas (seguridad, ergonomía, ambiente) como las organizativas (horarios, carga de trabajo, sistemas de control, nivel de responsabilidad, relaciones personales, conciliación) afectan directamente a la salud de los trabajadores, además de determinados hábitos personales y sociales. Por lo tanto, su influencia llega también a la sociedad en la que se vive y a las empresas.
Claro ejemplo de ello es SEAT. Con la puesta en marcha del centro CARS, la compañía invierte en uno de sus principales valores, la promoción de la salud. Inaugurado en abril de 2017 y con más de 60.000 actividades de intervención hasta la fecha, cuenta con instalaciones pioneras en medicina preventiva, asistencial y rehabilitadora.
En ellas, un equipo de 25 profesionales especializados ofrecen servicios gratuitos y personalizados no solo a los más de 14.500 trabajadores de la empresa, sino también a todos los empleados de empresas del Grupo Volkswagen en España, impactando directamente en la reducción del tiempo de diagnóstico y recuperación de los pacientes, en la reducción del absentismo y, por tanto, en la mejora de la productividad. Para el Presidente de la Compañía, Luca de Meo, “la puesta en marcha de CARS supone todo un hito en nuestra apuesta por ser una empresa saludable que repercutirá en el bienestar de nuestros trabajadores y todo su entorno”.
Desde 1995, año en el que se legisló por primera vez la prevención de los riesgos laborales, el objetivo primordial es que la empresa proporcione los medios necesarios a sus trabajadores para prevenir los accidentes laborales. No obstante, esta cuestión ha cambiado mucho desde entonces. Una empresa que se considera saludable ha de cumplir con la legislación en materia de Seguridad y Salud. Pero se entiende que debe ir más allá y ser consciente de la importancia del bienestar de su personal, sabiendo además que, al final, recibirá en forma de beneficio mejores resultados gracias a trabajadores felices y productivos.
Hoy las empresas más competitivas están siguiendo el modelo de empresa saludable y aumentando su nivel de prevención. Al fin y al cabo, están conformadas por personas, y una plantilla contenta genera mejores resultados. De esta manera, así lo aseguran diversos análisis, se consigue reducir la siniestralidad y las enfermedades, disminuyendo por consiguiente el gasto sanitario y las bajas. Además, se rebaja también el absentismo laboral, mejora la imagen de la empresa y, sobre todo, la motivación de los empleados.
Hoy las empresas más competitivas están siguiendo el modelo de empresa saludable y aumentando su nivel de prevención. Al fin y al cabo, están conformadas por personas, y una plantilla contenta genera mejores resultados
En esto último también influye la práctica de Mindfulness que, tal y como asegura Susana Zaballa, Consultora e instructora de Mindfulness, es una pieza clave en el bienestar laboral: “Su principal ventaja es la reducción del malestar por estrés. Cuando se incorpora Mindfulness como una práctica entre todas las personas y departamentos, toda la organización se transforma en una entidad más resiliente y sostenible”. Desde la Radio Televisión Pública Vasca (EiTB) dan buena fe de los múltiples beneficios que la práctica de Mindfulness puede aportar a las organizaciones. “Además de la reducción del malestar que genera el estrés, la implantación de programas de mindfulness en la organización trae consigo otros beneficios adicionales como la modificación de los estilos de relaciones entre las personas y áreas de una organización, volviéndose estas más satisfactorias, amables y eficientes; y la incorporación de hábitos que mejoren la organización y la gestión del tiempo”, afirman desde el ente público.
“En la mayoría de los países, los problemas de salud relacionados con el trabajo ocasionan pérdidas que van del 4 al 6 % del PIB”. Así lo revela nuevamente la OMS. Un dato que a todas luces alerta en un momento en el que, precisamente, tal y como asegura un reciente informe realizado por Infojobs y ESADE, “las nuevas formas de organización, los cortos plazos de entrega, las reestructuraciones que afectan a algunas organizaciones y a los propios puestos de trabajo, o las relaciones profesionales, tienen un claro impacto en las condiciones laborales de los empleados que pueden afectar directamente a su salud, siendo el estrés laboral una de las principales consecuencias”.
Según la OMS, en la mayoría de los países los problemas de salud relacionados con el trabajo ocasionan pérdidas que van del 4 al 6 % del PIB
Ante este contexto, la empresa, más que nunca, se enfrenta al reto de promover verdaderos hábitos saludables y, sobre todo, fomentar una cultura basada en el bienestar. Afortunadamente, cuenta con múltiples soluciones de incentivación para acometer este objetivo con éxito, como políticas y programas corporativos, y aplicaciones relacionadas con las últimas innovaciones tecnológicas existentes en el mercado, y por encima de todo, la práctica de un liderazgo saludable.
Así, acordar con los empleados medidas de conciliación de la vida laboral y profesional, ajustar los horarios a la realidad de la empresa, contar con sus opiniones, mantener un diálogo permanente y ocuparse de sus situaciones personales fuera de la compañía, son cuestiones que pueden ayudar enormemente a alcanzar el que quizá sea uno de los principales objetivos de las organizaciones del siglo XXI: ser 100% saludables.