¿Gestionas la ausencia o la presencia?
En los últimos años, organizaciones internacionales y pequeñas empresas están abogando por el cuidado de la salud de sus empleados. Y es que, los datos lo avalan: no hay nada más rentable que un trabajador feliz. Desde la reducción del absentismo laboral o de la rotación en las plantillas hasta el incremento de la motivación y, por ende, de la productividad de las plantillas; convertirse en una Empresa Saludable es una decisión que están tomando cada vez más compañías. Y tienen motivos.
Se estima que de cada euro invertido en prevención se ahorra entre 2,5 y 4,8 € en absentismo y entre 2,3 y 5,9 € en costes de enfermedad. Pero no es todo rentabilidad económica. «Una Empresa Saludable no se limita a ofrecer a sus empleados un bono descuento para un gimnasio o una opción de almuerzo sano: esa sería una visión muy superficial de la cuestión. Lo que realmente hacen es promover el cambio de actitud de los empleados, motivándoles a mejorar su estado de salud y creando el entorno adecuado para que puedan conseguirlo», explica Gonzalo Serra Fernández, Socio Director de IAR Instituto de Alto Rendimiento.
La cuestión es, ¿cómo me convierto en una Empresa Saludable? Más allá de los planes concretos, Serra insiste en que la clave se encuentra en la cultura organizacional: elaborar planes estratégicos desde el convencimiento de que el cuidado de los trabajadores es rentable, y de que no hacerlo puede conducir a la organización al fracaso.
Tal y como explica Serra, una organización puede afrontar el reto de hacerse saludable desde tres ópticas:
Un mal clima de trabajo genera rotación del personal y personas no felices en el trabajo, muchos de los cuales querrán dejar la organización. Los estudios de HayGroup estiman que el costo de reemplazar un empleado está entre el 50% y el 150% del salario. Reducir en un 40% el índice de rotación, generaría ahorros anuales del orden de 22,4 millones de dólares. Sin embargo, reducciones en rotación de personal generadas mediante altos niveles de compromiso y soporte, aportarían ahorros anuales de 30 millones de dólares, una diferencia de más de 7,5 millones de dólares.
Se estima que de cada euro invertido en prevención se ahorra entre 2,5 y 4,8 € en absentismo y entre 2,3 y 5,9 € en costes de enfermedad
Así, el bienestar mental de los trabajadores puede ser un indicador de felicidad. La pérdida de bienestar mental influye a menudo en otras enfermedades tales como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o la depresión. Por sí sola, la depresión representa un 4,3% de la carga mundial de morbilidad, y se encuentra entre las principales causas mundiales de discapacidad (un 11% del total mundial de años vividos con discapacidad), sobre todo entre las mujeres. Las consecuencias económicas de estas pérdidas de salud son igualmente amplias: en un estudio de Harvard School of Public Health se calculó que el impacto mundial acumulado de los trastornos mentales en términos de pérdidas económicas será de US$ 16,3 billones entre 2011 y 2030.
Según el experto, se puede considerar que es rentable cuidar a los trabajadores porque hacerlo aporta, entre otras cosas, a las organizaciones, lo siguiente:
Los problemas psicosociales, incluido el estrés, son una de las principales causas del absentismo laboral en la actualidad. «El problema es grave», recuerda Serra, «ya que la eficiencia económica y la competitividad de una empresa dependen cada vez más de las habilidades mentales y cognitivas de sus trabajadores, tales como creatividad, relaciones y habilidades emocionales, autonomía e intercambio de conocimientos, que son factores clave en la eficiencia individual y colectiva». Factores que están estrechamente relacionados con el bienestar mental o psicológico de las personas.
La European Network for Workplace Health Promotion- ENWHP recomienda, entre otras acciones, aquellas cuyo objetivo es ayudar a los empleados a manejar el estrés: los cursos de formación que enseñan cómo hacer frente adecuadamente y cómo evitar el estrés constituyen el elemento central de esta estrategia, aunque también las técnicas de relajación y el ejercicio pueden ayudar a reducir el estrés en el trabajo.
Las personas con índices mayores de felicidad en su trabajo dedican el 80% de su tiempo a las tareas encomendadas 4 días de 5 a la semana
Junto a esto, existe toda una serie de prácticas de gestión y organización que contribuyen a crear un buen ambiente laboral. Nunca se insistirá lo suficiente en la relevancia de estas prácticas como base estable de una política de promoción y prevención, mediante, por ejemplo, reuniones periódicas, evaluaciones del personal, formación continuada, etc.
Una reciente investigación del iOpener Institute de Oxford llevada a cabo con 41.000 personas, ha puesto de relieve que las personas con índices mayores de felicidad en su trabajo tienen un rendimiento mayor: dedican el 80% de su tiempo a las tareas encomendadas, es decir, 4 días de 5 a la semana. En cambio, la dedicación a las labores que deben desempeñar de las personas con índices de no felicidad en el trabajo disminuye hasta el 40% de su tiempo, esto es, 2 días a la semana, lo que representa un coste enorme para las organizaciones, pues estaríamos hablando de unos 100 días de trabajo, o de entre 3 y 4 meses por cada empleado descontento. Nadie espera el 100% de la dedicación: al menos con los descansos necesarios e imprescindibles, ya estaríamos manejando porcentajes menores. Pero los datos muestran unas cifras a tener en cuenta sobre la felicidad en el trabajo.