La sociedad avisa: abstenerse empresas ‘sin alma’. Veníamos de la búsqueda del propósito, de la humanización, de la sostenibilidad. Desde la Business Round Table en EEUU o The British Academy el año pasado, hasta el último Foro de Davos, se han recogido distintas voces empresariales y económicas que apuestan por el desarrollo de un nuevo ideario en la empresa que contribuya a crear una mejor fórmula del propósito empresarial. Uno que apueste por la creación de riqueza dentro y fuera de la empresa, que fomente el compromiso empresarial con el entorno y la RSC y que sea más consecuente con su impacto medioambiental. En otras palabras: sostenibilidad económica, social y medioambiental.
El impacto del COVID-19 ha intensificado y elevado mucho más allá esa búsqueda de una nueva ética. Esta crisis sanitaria nos ha recordado que la pirámide de Maslow, que hablaba de las necesidades básicas, está más presente que nunca. La esencia y los sentimientos están a flor de piel del ciudadano. La marca debe convertirse en el alma y corazón de la empresa, y el compromiso empresarial es la llave. ¿Cómo abordará este reto?
Desde el Grupo Santalucía no dudan de que “la llegada del COVID-19 ha puesto a muchas personas y sectores en situaciones muy difíciles. Un gran número de empresas españolas han contribuido a paliar esta situación ayudando a la sociedad en un momento tan complicado. Desde los colectivos sociales más vulnerables hasta clientes, empleados y proveedores. Este es el caso de nuestra compañía, que ha querido estar más cerca que nunca de ellos con acciones incluidas en nuestro Plan de RSC, pero lo importante era poder apoyarles en lo que necesitaran. Ese ha sido el principal objetivo”.
La sociedad eleva sus demandas al máximo. Se necesitan empresas con propósito, y que el sector público y privado trabajen unidos
Las marcas deben entender que en la nueva normalidad todos hemos cambiado. Que la sensibilidad y el duelo por las personas perdidas están siendo muy profundos, como también lo son las ganas de vivir. El concepto del ‘yo’ se transforma en el ‘nosotros’. Por ello, la sociedad eleva sus demandas al máximo Se necesitan empresas con propósito, y que el sector público y privado trabajen unidos. Tal y como señala un reciente estudio de la consultora Edelman, se espera que lo gubernamental y lo empresarial tomen medidas para salir de esta crisis sanitaria y económica global.
Se busca lo que hay en el ‘backstage’. Y no queda otra, hay que ganar la confianza del consumidor y, sobre todo, hay que estar a la altura de las circunstancias en momentos como los actuales. La sociedad pide la colaboración ciudadana, de las empresas, de los gobiernos.
Por ejemplo, tal y como asegura Emma Marín, Directora Corporativa de Comunicación y RSC de Santalucía, “En el ADN de Santalucía está el cuidado de las personas. Es la esencia de nuestra empresa. La llegada del COVID-19 ha hecho que pongamos en marcha nuestro mejor yo en favor de todos nuestros grupos de interés con algunas acciones vinculadas tradicionalmente con la RSC, y muchas otras desde los departamentos de Operaciones, Asesoría Jurídica y Gestión Documental que están directamente relacionadas con áreas y empresas de nuestro Grupo para las que ha sido necesario el esfuerzo de todos. Creo que eso es el verdadero propósito: actuar cuando llega el momento de actuar y estar cerca de quienes más lo necesitan».
Se busca lo que hay en el ‘backstage’. Y no queda otra, hay que ganar la confianza del consumidor y, sobre todo, hay que estar a la altura de las circunstancias
¿Y qué pasará con las compañías que lo hagan bien? No pueden dormirse en los laureles, y tendrán que superarse día a día. Esto será, como señala un reciente estudio de Accenture, como prepararse para una maratón, y la necesidad agudiza el ingenio. Si el 62% de los trabajadores confía en que su empresa va a gestionar responsablemente la crisis del coronavirus, ¿cómo ganar al 38% restante? El 47% de la población espera de las marcas que, tras perseguir su mejor propósito y ética empresarial, lleguen a desarrollar nuevos e innovadores productos que demuestren esa realidad.
Desde Santalucía trabajan bajo esta filosofía, a través de la cual, además de llevar a la práctica su compromiso con las personas mayores de la mano de iniciativas como el programa “Minutos en Compañía” o el programa «Estamos en Contacto», también se encuentran involucrados con la sanidad -formando parte del fondo solidario de 37 millones de euros creado por UNESPA o impulsando un proyecto de donación para que todos los empleados puedan colaborar en iniciativas que marquen la diferencia durante esta crisis, como la fabricación de respiradores de UCI desarrollados por la Fundación Universidad Carlos III y la Atención a los mayores que se encuentran aislados por el COVID-19, de la mano de la Fundación Grandes Amigos-.
Sin embargo, la solidaridad empresarial a la que hemos asistido en estos meses no ha quedado circunscrita al ámbito sanitario y a la sociedad propiamente dicha, sino que las ayudas a pequeñas y medianas empresas, así como a startups, ha sido realmente notable. De hecho, han sido muchas las grandes corporaciones que han puesto en marcha iniciativas para apoyar al tejido empresarial más vulnerable.
En opinión de Emma Marín, “es hora de ayudar a autónomos y pymes”. En esta línea, acciones como el lanzamiento de una web en abierto de asesoramiento jurídico sobre cuestiones laborales, fiscales, administrativas, o la puesta en marcha de la campaña en LinkedIn #AprenderteImpulsa para apostar por el aprendizaje sobre temas de Innovación, Tecnología y Emprendimiento, son ya una realidad desde Santalucia.
La solidaridad empresarial no ha quedado circunscrita al ámbito sanitario y a la sociedad, sino que las ayudas a pequeñas y medianas empresas han sido realmente notables
Volver a los orígenes. Como decía Kotler, padre del marketing moderno, la mejor publicidad es la de los clientes satisfechos. Pero, ¿sabemos de verdad qué significa satisfacer a un cliente en estos momentos? Ha llegado el momento de analizarlo y es una oportunidad única para hacerlo.