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Constatando la consolidación de la industria del hidrógeno verde, Antonio Pérez, Senior Advisor en Nuevas Tecnologías para clientes de Banco Santander; y Urbano Troncoso, Especialista en proyectos de Hidrógeno Verde de Santander Corporate & Investment Banking (Santander CIB), destacan en la presente entrevista el valor que puede aportar a sus clientes la franquicia que Banco Santander ha creado en nuevas tecnologías sostenibles entre las que se encuentra el hidrógeno y sus derivados.
Urbano Troncoso (U.T.): Efectivamente, el hidrógeno verde se está consolidando como una herramienta de descarbonización y como una de las principales alternativas a los combustibles fósiles en algunas aplicaciones difíciles de electrificar. Este proceso viene impulsado por la definición de objetivos de descarbonización más ambiciosos tanto a nivel gubernamental como corporativo, la reducción experimentada a lo largo de los últimos 15 años en los costes de la energía renovable –que puede representar hasta un 70% del coste de producción del hidrógeno verde– y las mejoras en la tecnología de electrólisis. Adicionalmente, tras el conflicto en Ucrania, la seguridad energética ha cobrado una mayor relevancia dentro de la Unión Europea, catalizando esta transición dentro del marco de la iniciativa de RePowerEU, que ha fijado el objetivo de consumir 20 millones de toneladas de hidrógeno renovable en la Unión para 2030.
(U.T.): Hay sectores que no tienen otra opción. Actualmente, las industrias petroquímicas y de fertilizantes generan más de 900 millones toneladas de CO2 al año en la producción de hidrógeno basado en combustibles fósiles para sus procesos de síntesis. Inevitablemente, para descarbonizar dichas industrias, es necesaria la transición hacia un hidrógeno bajo en carbono. Adicionalmente, existen sectores en los que la electrificación es relativamente compleja -como el de la aviación, el transporte marítimo, la movilidad pesada o el calor industrial–, y que están explorando el buen potencial del hidrógeno y sus derivados como herramienta de descarbonización.
Antonio Pérez (A.P.): Según el último informe del Hydrogen Council, el número de proyectos de hidrógeno de cierta envergadura anunciados está por encima de los 1.000 a nivel global. La realización de dichos proyectos requeriría una inversión de 320.000 millones de euros hasta 2030, y podrían resultar en una capacidad instalada de 38 millones de toneladas anuales de hidrógeno bajo en carbono. Aunque estas cifras muestran un gran avance de la industria (en 2020 el mismo informe mostraba una capacidad de 6,7 millones de toneladas para 2030), la realidad es que no todos estos proyectos tendrán lugar; actualmente solo el 10% ha pasado su decisión final de inversión, y serán necesarios nuevos proyectos e iniciativas para alcanzar los objetivos de descarbonización fijados a medio y largo plazo.
(U.T.): A pesar de las dudas sobre la probabilidad de alcanzar los objetivos, creo que es importante reconocer el gran trabajo que se está realizando para consolidar esta nueva industria, en la cual hace tan solo 3-4 años empezamos a hablar de proyectos que abandonaban el I+D y buscaban una aplicación y escala industrial. Los objetivos que se han definido están ayudando a marcar el rumbo y están propiciando la colaboración entre todos los actores de esta nueva industria. Tenemos que seguir trabajando para alcanzar dichos objetivos. No obstante, debemos lograr también que la industria siga sentando las bases para seguir creciendo y llegar a los objetivos de 2050, lo que sin duda será un éxito para todos.
(A.P.): En Europa se ha avanzado mucho en el desarrollo de la industria y ahora lo que se busca es acelerar su consolidación con el fin de alcanzar una mayor seguridad energética e intentar reducir la alta dependencia que tenemos del gas ruso. Necesitamos aprovechar los objetivos de descarbonización y de seguridad energética fijados por la Unión Europea para impulsar la definición e implementación de unos mimbres adecuados sobre los que construir una industria robusta. Hay varios elementos que serán claves para su éxito futuro: en primer lugar, la regulación, en la que todavía hay muchos puntos pendientes que generan incertidumbre en la inversión –por ejemplo, la aplicabilidad del criterio de correlación temporal después del 2030–; también el acceso a energía renovable a costes competitivos y estables, requiriendo la aprobación y desarrollo acelerado de nueva capacidad; la puesta en marcha de incentivos orientados a la demanda y no solo a la producción; y el escalado de la cadena de suministro de los principales equipos necesarios para la producción del hidrógeno y de las infraestructuras de transporte. En paralelo, agilizar la concesión de licencias, y la asignación y desembolso de ayudas son dos aspectos que contribuirán muy positivamente a acelerar este proceso. Y finalmente, es vital que la propia industria trabaje de forma coordinada y colaborativa.
(U.T.): Además de lo que comenta Antonio, la creación de un mercado global de hidrógeno bajo en carbono será necesaria para alcanzar los objetivos que nos hemos fijado –la EU espera importar 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable en el 2030–, y para ello es imprescindible definir estándares comunes que nos permitan hablar a todos en el mismo lenguaje. Necesitamos desarrollar un sistema de certificación globalmente aceptado y estable en el tiempo, que nos permita medir la huella de carbono asociada a cada tonelada de hidrógeno que producimos, para que los productos puedan comprarse y venderse en diferentes regiones del mundo. Posteriormente, cada gobierno podrá fijar sus objetivos y sistemas de ayudas en función de su plan de descarbonización.
(A.P.): Estamos ante una nueva industria, en la que nuestros clientes se están enfrentando a nuevos retos, que requieren un conocimiento especializado. Nuestro objetivo siempre es adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes y, por ello, hemos trabajado para adecuar nuestra organización y nuestros equipos a esas nuevas necesidades de nuestros clientes, derivadas de sus procesos de descarbonización y del desarrollo de nuevas tecnologías más sostenibles. Buscamos apoyarles en la transformación de sus negocios, poniendo a su disposición conocimiento técnico y comercial de cada sector, experiencia en otras geografías al tratarse de una franquicia global que además de aportar un abanico de productos y servicios financieros adaptados a su industria, nos permite acceder a socios internacionales, inversores y potenciales offtakers.
(U.T.): Tras apostar hace más de 20 años por las energías renovables –cuando se encontraban en un punto muy similar al del hidrógeno en la actualidad-, hoy somos líder mundial en la financiación de proyectos renovables. El objetivo ahora es ayudar a desarrollar esta nueva industria (el hidrógeno), siendo pioneros y aportando nuestros recursos y experiencia a aquellos clientes que quieren impulsar este nuevo sector. Recientemente, nuestro compromiso con la industria nos ha llevado a organizar el “I Día del Hidrógeno Santander”, en el que reunimos a más de 200 empresas de la cadena de valor del hidrógeno para discutir los principales retos de la industria e intentar buscar soluciones, o a participar en múltiples eventos sectoriales como los organizados con APD en los últimos meses para discutir el desarrollo del hidrógeno verde en España.
(U.T.): Desde Banco Santander estamos acercándonos a la industria de forma holística. Empezamos hace más de 3 años a trabajar en el sector, facilitando el desarrollo de las primeras joint ventures, y desde ahí, hemos seguido ayudando a compañías a crecer a través de operaciones de M&A, y a conseguir los recursos necesarios para realizar sus planes de expansión, gracias a IPOs o soluciones de growth debt. Al mismo tiempo, a principios del año pasado constatamos que los primeros proyectos de producción a escala industrial estaban madurando, y comenzamos a trabajar con ellos como asesores financieros. Hoy, estamos trabajando en más de 10 proyectos en 3 continentes y 7 países, tanto de hidrógeno como de sus derivados, para asegurar que se sientan las bases para poder levantar una financiación futura.
En general, estamos viendo un incremento en el tamaño de los proyectos, y aunque se están desarrollando iniciativas en todas las aplicaciones, aquellas centradas en reemplazar el consumo actual de hidrógeno fósil por hidrógeno bajo en carbono, están consiguiendo avanzar más rápido gracias a las menores barreras tecno-económicas. Adicionalmente, estamos constatando que hay otras geografías que están acelerando mucho, gracias a nuevos esquemas de apoyo gubernamental –por ejemplo, IRA en Estados Unidos–. Por lo tanto, si España quiere seguir jugando un papel relevante en esta nueva industria, será clave que nosotros también aceleremos el paso.
(A.P.): En industrias como la del hidrógeno verde, que aún está despegando, es vital anticipar el diálogo con entidades financieras activas en el sector, con el fin de garantizar el correcto asesoramiento para implementar una futura financiación óptima del proyecto que garantice su viabilidad. Teniendo en cuenta el tamaño de las inversiones requeridas en muchas de estas iniciativas, la decisión final de inversión estará ligada no solo a la viabilidad del proyecto, sino también a la capacidad de este para levantar la financiación necesaria. Adicionalmente, en proyectos de este tipo, creo que tiene un valor especial poder ir de la mano de alguien que conoce tanto la industria como la realidad de tu negocio, que pueda ayudarte a resolver los problemas que seguro surgirán a lo largo de la ejecución.
(A.P.): En 2019 Banco Santander adquirió el compromiso de movilizar 120.000 millones de inversión antes del final de 2025 y 220.000 millones hasta 2030. A día de hoy, estamos por encima del 82% del primer objetivo. La movilización de esta inversión no tiene como único destino la financiación de proyectos verdes, sino también el contribuir a hacer la economía más sostenible, lo que implica ayudar a nuestros clientes a descarbonizar sus operaciones. Adicionalmente, desde el banco hemos fijado un plan de acción para alinear nuestro portafolio con nuestros principios, y progresivamente reducir nuestra exposición a ciertos sectores que tiene un efecto negativo para el medioambiente.
Además de estas metas, tenemos la ambición de apoyar la transición de nuestros clientes a una economía baja en carbono. Pero tiene que ser una transición gradual y a un ritmo que permita proteger la actividad económica y el empleo, y la seguridad energética. Es lo que denominamos ‘fair transition’.