«La descarbonización del transporte pasa claramente por la electrificación», independientemente de que existan otras innovaciones como los biocombustibles o el hidrógeno verde, tal y como explica Borja Hormigo, Strategic Alliances Manager en Iberdrola Smart Mobility. En cualquier caso, el resto de tecnologías o un mix con la electrificación serán de aplicación para el transporte no urbano: transporte pesado de muy larga distancia, trenes por vías no electrificadas, aviones comerciales… En el futuro habrá un mix con alta predominancia de los vehículos eléctricos. Pero, ¿estamos preparados a nivel de infraestructuras para llegar a esta visión?
La descarbonización del transporte pasa claramente por la electrificación, y no solo del transporte sino de cualquier proceso que tenga posibilidad de ser electrificado. Está demostrado ser la tecnología más limpia y eficiente. Y, solo en ciertos casos concretos donde la tecnología actual no sea una solución viable, cabrían el resto de tecnologías o un mix con la electrificación (transporte pesado de muy larga distancia, trenes por vías no electrificadas, aviones comerciales, o incluso vehículos antiguos). Por tanto entendemos que habrá un mix con alta predominancia de los vehículos eléctricos.
Esperamos que sí. El objetivo de esta norma es la de garantizar que se despliegan suficientes puntos de recarga generando suficiente capilaridad. Uno de los motivos que generan dudas en el comprador es pensar que no hay suficientes puntos de recarga. Esperamos que ayude a que los clientes que estén pensando en cambiar de coche vean que ya es una realidad. También consideramos que la infraestructura que se instale sea útil por lo que esperamos que aquellos que tienen que instalar los puntos de recarga hagan un mix entre equipos de alta potencia y de baja potencia para cubrir las necesidades de cualquier usuario.
Sí, sin duda. Haciendo alguna estimación, si se cumple la normativa de una plaza de cada 40 (una de cada 20 en la administración pública), debería haber muchos más que los 150.000 proyectados. Aunque lo importante no es solo el volumen de puntos sino que estos tengan la velocidad de carga necesaria en cada caso (recargas lentas para paradas largas donde el objetivo principal es aparcar (ir a la compra, ir al gimnasio, al cine, a un restaurante, en el trabajo…) y recargas rápidas para los casos donde el objetivo es directamente recargar el coche para continuar un viaje o para disponer de recarga para toda la semana en un entorno urbano
Totalmente de acuerdo. No hay duda que hay voluntad política de que se implante el vehículo eléctrico y que se ha puesto encima de la mesa ayudas por los cauces estandarizados de las subvenciones. Pero estos cuces son largos, tediosos administrativamente y no están normalizados a nivel nacional. Esto los termina haciendo menos atractivos y poco eficientes (los costes administrativos que genera se comen una parte importantísima de las cantidades iniciales). Además, como la subvención se recibe muchos meses después de la compra, el cliente debe disponer ya del dinero para la compra del coche o el punto de recarga. Cuando se debería de permitir que, a quien no llegue, la subvención le aporte esa parte adicional para acceder a los vehículos eléctricos que todavía están en proceso de reducir sus costes.
Las ayudas deberían de hacerse efectivas en el momento de la compra. Eso se podría hacer realizando ayudas preconcedidas o simplemente reduciendo el IVA y otros impuestos que puedan darse en el momento de la compra. Con esto se conseguiría que el cliente que está mirando un coche de combustión y su homólogo eléctrico pueda decantarse por el segundo, al tener un precio similar.