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La transparencia en las empresas genera confianza en todos aquellos que, directa o indirectamente, se relacionan con ella. Los propios empleados, los clientes, los colaboradores, los accionistas y la sociedad en general se sienten más vinculados a las organizaciones transparentes.
La transparencia corporativa no puede imponerse, ha de ser una filosofía de empresa y un estilo de liderazgo para que cale globalmente. Exige, por lo tanto, un compromiso permanente con la apertura, la comunicación y la autenticidad.
Así, se debe concretar en una estrategia tripartita, basada en la comunicación:
No se puede contar todo siempre, pero hay que transmitir cualquier hecho significativo, sea positivo o negativo. Solo así se erradican las incertidumbres paralizadoras y se optimiza el clima laboral.
Ha de mantenerse una firme unidad de criterio y de acción entre las comunicaciones interiores y exteriores. Hay que potenciar la sinceridad y mostrar una única cara.
Es imprescindible. Cuando no hay nada que esconder, las personas del entorno lo notan y lo aprecian.
Estudios científicos han demostrado que la transparencia ofrece a las empresas numerosas, y variadas, ventajas. Influyen tanto en los trabajadores como en los clientes potenciales y reales. Y convierten a la organización en una más sólida, estable, competitiva y atractiva.
Estos son los 10 principales beneficios que reporta.
Los productos son prácticamente indistinguibles. No así las emociones, los sentimientos y las experiencias que proporcionan. La fidelidad de los clientes es un activo esencial para cualquier marca. Pero solo los firmes lazos emocionales, más allá de los aspectos objetivos como los precios, las características técnicas y los formatos, aseguran dicha lealtad. Sin duda, las personas se sienten más conectadas cuando la transparencia es un valor.
Las empresas transparentes son más competitivas. Diferentes estudios asocian la competitividad de los países a sus mayores niveles de transparencia. Un aspecto es indiscutible: ser transparente es una ventaja competitiva que valoran por igual los clientes y los empleados.
Ser feliz en el trabajo es un deseo de todos… y un privilegio de algunos. Quienes lo disfrutan se sienten más satisfechos, motivados y comprometidos con la organización. Esto los hace mucho más creativos, productivos y valiosos para sus empresas. Además, este ambiente es contagioso y permanentemente sinérgico.
Las personas marcan las diferencias en las empresas. Por eso es tan importante reclutar talento. Ese excelente ambiente ya mencionado es un imán, y un gancho, para los mejores.
No es suficiente sonar bien, es imprescindible serlo realmente. Una vez dentro de la empresa transparente, los buenos empleados se sienten tan a gusto que les resulta mucho más difícil decidir cambiar de aires.
Solo si todos los trabajadores conocen y comparten los objetivos corporativos, el grupo puede enfocarse hacia ellos de un modo más productivo. La transparencia ayuda a cumplir metas.
Las personas imaginan a partir de la memoria. Es decir, cuanta más información poseen, mejores conexiones generan sus mentes. Cuando la comunicación es sincera, la creatividad aumenta.
No es necesario imponerlas, se comparten y asumen con naturalidad, en un entorno más ético y contrario a la corrupción.
Esta apertura global permite detectar los errores mucho antes, evitando el riesgo de fallos graves y minimizando sus efectos.
Recuperar la reputación tras un problema técnico o de imagen es mucho más sencillo en entornos transparentes. La implicación y la capacitación compartidas favorecen la toma acertada de las decisiones.
Sin lugar a dudas, la transparencia corporativa ha dejado de ser una opción para las compañías de éxito. Es una exigencia que debe nacer desde dentro.