“Innovación y sostenibilidad son, sin duda alguna, las claves para adaptarse al cambio”. Así lo cree Cristina Alfaro, General Manager de Suterra EMEA -compañía especializada en el control de plagas, y aliado referente y obligado de la agricultura sostenible gracias a su compromiso con el medioambiente-, quien en la presente entrevista analiza algunos de los aspectos que, más que nunca, ha de priorizar el sector agrícola, como la importancia de la salud y el bienestar, o el respeto por el medioambiente. Aspectos que, por cierto, tal y como asegura Alfaro, “no podemos abordar con respuestas del pasado”.
Creo que ya era y sigue siendo un imprescindible para una economía moderna y que piensa en el futuro. La pandemia nos ha expuesto, de una forma más agresiva, a la importancia de la salud y el bienestar. La agricultura sostenible es una de las claves para mantener los beneficios de una agricultura intensiva minimizando su impacto negativo en los recursos naturales y en la salubridad de la alimentación.
En el sector agrario la adaptación al cambio siempre ha sido más lenta que en otros sectores, y quizás esta nueva era COVID nos haya enseñado la importancia de impulsar sistemas de mejora en tiempo y forma. En Suterra nos dedicamos desde hace 30 años al control de plagas agrícolas basado en feromonas y en sistemas que imitan la naturaleza, y en nuestro ADN está la innovación y la sostenibilidad.
Estamos acostumbrados a movernos rápido y adaptarnos a la nueva tecnología para ofrecer al campo nuevos productos y mejoras. De esta manera facilitamos al agricultor su adaptación a la demanda del mercado, que también se mueve a gran velocidad. La agricultura es un sector afortunado, porque es esencial para la vida y porque se basa en los recursos de la propia naturaleza. “En la naturaleza todo es interacción”, ya lo decía hace 200 años Humboldt, el naturalista precursor de la ecología.
Los consumidores y las nuevas generaciones son cada vez más exigentes y piden una producción agrícola responsable con el entorno. En general existe una tendencia marcada y muy necesaria de cultivar empleando técnicas limpias, y eso, sin duda, va a ir en aumento. El crecimiento del Residuo Cero o la agricultura ecológica, es patente. Así se refleja en la gran distribución que impone sus propias reglas en cuanto a los LMRs (Límites Máximos de Residuos). Sin embargo, pienso que aún queda un largo camino en formación al consumidor sobre lo que es sostenible, lo que es nocivo y lo que no, y los beneficios de encontrar el equilibrio justo. Nuestros productos son la herramienta que permite al agricultor cumplir con estos requisitos que le exige el mercado, porque respeta al consumidor, al agricultor y a nuestra biodiversidad. No tenemos una varita mágica, pero minimizar e incluso eliminar el uso de los insecticidas más nocivos en el campo o ayudar a su mejor manejo, es todo un éxito para el productor, para el consumidor y para el entorno. Parte de los agricultores ya responden a esta demanda y producen con técnicas como la confusión sexual, el uso de enemigos naturales o insecticidas más respetuosos. Todavía hay mucho camino por recorrer, pero la tendencia hacia la sostenibilidad es clara y necesaria.
No entendemos la evolución de cualquier sector si no hay un constante trabajo de innovación. En este sentido, nuestro compromiso está precisamente en la innovación como mejora continua para ofrecer mejores soluciones a los problemas de los agricultores. Eso sí, la innovación ha de ir de la mano de la máxima exigencia de calidad. El equipo de ingenieros de Suterra proviene de industrias como la aeroespacial, automoción, la alimentaria, la agronómica o la farmacéutica; por tanto, tenemos en el ADN altos estándares de calidad y sobre todo un enfoque a la mejora continua de nuestros productos. En un sector como el nuestro no podemos permitirnos fallos, una cosecha cuesta mucho producir.
Juega un papel clave desde el momento que mejora y permite el equilibrio ecológico en un ambiente de agricultura intensiva. Estos sistemas de control de plagas son altamente específicos de la plaga a combatir y por tanto no dañan a otros insectos beneficiosos, no dejan residuos en suelo, fruta o aguas, no precisan de maquinaría impulsada por combustibles derivados de petróleo, y por tanto, reducen el nivel de CO2. Son herramientas fundamentales para contribuir a un cuidado profundo del medio ambiente desde el sector agrario. Sabemos que no podemos abordar lo que está por venir con respuestas del pasado, por lo que debemos apostar por una agricultura que se apoya en soluciones como las que ofrecemos en Suterra.