Presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares desde septiembre de 2023, Javier Sanz lidera una transformación integral de los cinco puertos de interés general del archipiélago. Sostenibilidad, digitalización, excelencia operativa y apertura ciudadana marcan el rumbo de una estrategia ambiciosa y realista que busca redefinir el papel de los puertos como infraestructuras públicas conectadas con la vida urbana y el desarrollo económico.
Desde el principio quise promover una nueva forma de gestionar la Autoridad Portuaria: una gestión moderna, con mirada pública, orientada al largo plazo. Iniciamos un proceso de transformación organizativa, tanto interna como externa, y seguimos avanzando con pasos importantes. La APB es un ente público y, como tal, debemos estar al servicio de la sociedad. El principal reto ha sido cambiar inercias de gestión sin interrumpir la actividad portuaria. Y entre los logros, destacaría el nuevo enfoque de integración puerto-ciudad y la apertura a la ciudadanía.
La respuesta ha sido muy positiva. El nuevo Paseo Marítimo, por ejemplo, era antes una autopista urbana, con varios carriles de circulación. Hoy es un espacio verde, amable, pensado para peatones, ciclistas y familias. Lo hemos transformado en un lugar de encuentro. Pero vamos más allá: hemos presentado un proyecto a seis/siete años para la remodelación del Puerto de Palma, con el foco puesto en recuperar espacios para la ciudadanía. No estamos ampliando el puerto, sino redefiniendo los usos dentro de las aguas abrigadas. Queremos que la zona comercial se convierta en un espacio de ocio, cultura, deporte y patrimonio. Y esto lo estamos haciendo mediante un proceso participativo, escuchando a 65 grupos de interés para recoger sus propuestas y expectativas. Queremos una simbiosis real entre puerto y ciudad.
La digitalización es uno de los pilares de nuestro plan estratégico. Trabajamos para convertir nuestros puertos en “puertos inteligentes”, lo que implica incorporar tecnologías que mejoren la eficiencia operativa, la sostenibilidad ambiental y la atención al usuario. En este sentido, estamos implementando soluciones de sensorización, automatización de procesos, IA y sostenibilidad energética. Por ejemplo, la electrificación de muelles no solo es una cuestión ambiental, también forma parte de esta digitalización: enchufar un ferry al sistema eléctrico cuando atraca, en lugar de mantener sus motores en marcha, reduce ruidos y emisiones, y mejora la calidad del entorno. También estamos desarrollando herramientas digitales para gestionar mejor los flujos de pasajeros, mercancías e industrias portuarias. Todo con el objetivo de tener puertos más integrados, eficientes y respetuosos con su entorno.
Estamos trabajando en múltiples frentes. Además de la electrificación de muelles -que esperamos completar en Palma para 2030 y llevar a otros puertos como Maó e Ibiza-, estamos implantando energías renovables en nuestras instalaciones, incluyendo paneles solares en estaciones marítimas, y mejorando la eficiencia energética y la gestión del agua.
También exigimos a las concesiones que otorgamos que incorporen proyectos medioambientales exigentes. No aceptamos “greenwashing”: pedimos propuestas serias, viables y con impacto real. Nos lo tomamos en serio porque vivimos en un entorno frágil. Si no cuidamos nuestro mar, nuestras aguas, nuestras islas, estamos comprometiendo nuestro futuro.
La APB es una autoridad portuaria singular, porque gestionamos cinco puertos en islas distintas: Palma, Alcudia, Maó, Eivissa y La Savina. Pero el plan estratégico es común. Los objetivos son los mismos: sostenibilidad, digitalización, integración urbana.
El Plan Especial del Puerto de Ibiza es especialmente importante. Ibiza representa cerca del 40% de nuestra actividad, sobre todo por su perfil turístico. Queremos transformar el puerto en un espacio más abierto, amable y conectado con la ciudad. Hasta ahora, en muchos casos, los ciudadanos vivían de espaldas al puerto. Nosotros queremos abrirlo, sin perder la funcionalidad marítima. Y lo hacemos también en Maó, con una intervención relevante en su fachada marítima. La filosofía es la misma: ciudad y puerto no deben competir, deben convivir.
Nuestro objetivo es que los puertos de Baleares sean abiertos, inteligentes, sostenibles y orientados al servicio público. Buscamos la excelencia en la entrada de mercancías –fundamental en un territorio insular donde el 95% de los productos llega por mar– y también en la atención a los pasajeros, especialmente turistas. Estamos cuidando las estaciones marítimas, modernizando la infraestructura y ofreciendo servicios de calidad a quienes nos visitan o viven aquí. Queremos que nuestros puertos sean una referencia de buena gestión pública, con costes ajustados, impacto positivo en la ciudadanía y una visión clara de futuro. Cada año realizamos inversiones importantes, pero siempre con un horizonte realista de tres a cuatro años, para que las personas vean, vivan y valoren esa transformación. No buscamos grandes promesas, sino resultados concretos, visibles y sostenibles.