Y añade: «Pensando en el futuro y, sobre todo, en lo que las generaciones actuales vamos a dejar a las futuras, creo que es preciso realizar un enorme esfuerzo –lo más rápido posible, pero también lo más planificado posible– que nos permita conseguir un desarrollo sostenible a largo plazo a fin de que las generaciones futuras vivan en un planeta realmente habitable«. El Consejero Delegado de Endesa, José Bogas, explica en la siguiente entrevista algunas de las claves para lograrlo.
Lo cierto es que no es el único informe que apunta en ese sentido. También el sexto estudio del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), el organismo de las Naciones Unidas dedicado a la elaboración de informes sobre el cambio climático, coincide con esa apreciación. En él se indica que, incluso considerando unos objetivos más ambiciosos a partir de 2030, la implementación de los compromisos nacionales presentados en el marco del Acuerdo de París de 2015 no lograría limitar el calentamiento global a 1,5°C, un objetivo que se alcanzaría, en todo caso, en algún momento situado entre 2030 y 2052; y si nos fijamos en las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, podemos llegar a una conclusión similar.
No sé si será en 2030, 2035 o 2040, pero está claro que los expertos opinan que, con las tendencias actuales, no conseguiremos reducir a tiempo las emisiones antes de que la temperatura del planeta se incremente en más de 2ºC en comparación con la era preindustrial. Por consiguiente, es preciso cambiar esas tendencias lo antes posible. Y, para ello, hay que aplicar las medidas fundamentales que propone el IPCC en su informe: reducir el consumo energético global a través de importantes mejoras en eficiencia, electrificar de manera acelerada el uso final de energía y conseguir una mayor participación de las fuentes de energía que tienen bajos o nulos niveles de emisiones contaminantes, con especial acento en las energías renovables y la nuclear.
La barrera fundamental es la dificultad de conseguir una adecuada electrificación en los consumos energéticos finales, especialmente en climatización y transporte, a corto plazo, y en algunos procesos industriales a medio y largo plazo.
Los problemas del cambio climático no se pueden resolver solo incorporando más renovables en el sector eléctrico. Aunque el 100% de la demanda eléctrica pudiera abastecerse con fuentes renovables, no se alcanzarían los objetivos deseados, porque la electricidad solo representa actualmente el 24% del consumo energético final. La electrificación del consumo energético final permitiría incorporar más energía renovable a gran escala, de forma competitiva y sostenida en el tiempo, con una perspectiva de 20 o 30 años, en sustitución de los combustibles fósiles de uso final. En definitiva, para conseguir los objetivos de reducción de emisiones es necesario reducir el consumo de petróleo, responsable de más del 60% de las emisiones de CO2 ligadas al uso energético en España; e, incluso, a medio plazo, el del gas.
Otra barrera importante es el marco regulatorio. Es preciso desarrollar un marco estable y predecible, que vaya más allá del corto plazo. En energía, las inversiones se realizan a 20, 30 o 40 años vista. Las empresas no pueden estar pendientes de que la legislación cambie cada pocos años. Con incertidumbre, no habrá inversión.
Entrevista con José Bogas, Consejero Delegado de Endesa
Entrevista con José Bogas, Consejero Delegado de Endesa
ENDESA ha asumido un plan ambicioso y ordenado de reducción de emisiones de CO2. En 2030, las emisiones de la empresa se reducirán en más de un 50% respecto de las de 2005 y nos planteamos conseguir la neutralidad en 2050. Para avanzar en ese camino, el año que viene incorporaremos casi 1.000 MW más de potencia renovable en solar fotovoltaica y eólica a nuestro “mix energético”; y nuestra intención es incrementar aún más esta cantidad.
Estimamos que en 2030, para alcanzar el objetivo de un 32% de energía renovable, serán necesarios en España en torno a 110 o 120 TWh adicionales de producción eléctrica renovable en comparación con la situación actual. Ello supondrá, dependiendo de cuál sea el “mix” de generación, poner en funcionamiento 4.000 o 5.000 MW de nueva potencia renovable al año, es decir, alrededor de 50.000 o 55.000 MW adicionales en el conjunto del período que va desde ahora hasta 2030. En esa cantidad, ENDESA pretende alcanzar una cuota relevante; y estamos seguros de que lo conseguiremos.
Actualmente, más del 80% del consumo energético mundial es fósil. Áreas como la UE o Norteamérica consumen, respectivamente, 2 y 4 veces más energía per cápita que la media del planeta, a pesar de que su población apenas representa el 15% del total mundial. Está claro que el crecimiento futuro no puede depender tanto de la energía fósil, porque, aunque sea lícita la aspiración que tienen todas la áreas geográficas de conseguir mayores niveles de desarrollo económico, el mundo no puede soportar un consumo energético 2 o 4 veces superior al actual con una dependencia del 80% respecto de la energía fósil. Sería el fin del planeta.
Pensando en el futuro y, sobre todo, en lo que las generaciones actuales vamos a dejar a las futuras, creo que es preciso realizar un enorme esfuerzo –lo más rápido posible, pero también lo más planificado posible– que nos permita conseguir un desarrollo sostenible a largo plazo a fin de que las generaciones futuras vivan en un planeta realmente habitable.