Nacida a las puertas de la década de los 80 y liderada desde sus inicios por José Carrasco, un directivo con un marcado compromiso por el desarrollo empresarial, Fersay es hoy, a sus 40 años recién cumplidos, un ejemplo de compañía que ha sabido adaptarse a cada momento de la historia.
Su fórmula, tal y como asegura Noelia Carrasco, Directora de Marketing de la Compañía, «no es otra que el esfuerzo, la constancia y unos valores firmes y muy arraigados en los empleados que hacen que se sientan parte de la compañía y la traten como suya. Y a pesar de no ser una gran multinacional, siempre se ha esforzado por salir de la zona de confort y ser pionera en pequeñas ideas que bien podrían surgir en grandes compañías con miles de empleados. Una buena transformación digital, un buen plan de marketing y grandes proyectos, no tienen por qué dejarse de hacer por ser una pequeña empresa».
De todas estas cuestiones y de otras muchas en torno al éxito y la competitividad de Fersay hablamos con su Director General, José Carrasco, en la presente entrevista.
Mi socio y yo comenzamos reparando aparatos de electrónica y vendiendo repuestos por la Comunidad de Madrid en un pequeño local que tenían mis padres en Alcalá de Henares. Ese año hicimos las primeras reparaciones a amigos, familiares y conocidos, y ya en 1980 empezamos a buzonear y a vender repuestos a otros reparadores. Nuestro primer intento de marca fue Alcatronic, pero como no pudimos registrarlo salimos al mercado como SOEL. Posteriormente usamos la marca ETCO, y ya en 1994 decidimos compartir las dos marcas para convertirnos en Grupo Fersay Electronica.
Más que éxito, es una evolución de 40 años. Es una historia de mucha constancia, esfuerzo, disciplina y máxima ilusión de dos amigos que nos conocimos a los 11 años en el colegio y que muy jóvenes empezamos con nuestra propia empresa. La puesta en marcha de unas políticas adecuadas tanto en lo relacionado con la reinversión de beneficios como en el hecho de motivar y hacer partícipes de todo a los empleados desde el primer momento, es lo que nos ha llevado a ser lo que somos hoy. Además, el haber tenido clara la visión de la compañía de expandirnos a todo el sur de Europa es, sin duda, otra de las claves del crecimiento.
Por supuesto, aunque en nuestro caso no tanto, porque desde siempre apostamos por un liderazgo participativo, cosa que resultaba muy extraño en aquellos años pero que sin embargo ahora es una de las mejores recetas para hacer equipo.
Los clientes se han vuelto muy impacientes y con los años nos han obligado a ampliar y afinar mucho la logística. De hecho, ahora solo vende el extremadamente rápido y para eso hay que tener un stock gigantesco y la capacidad de abarcar todas las marcas del mercado, como es nuestro caso. Nuestra máxima siempre ha sido, y sigue siendo, invertir en todo lo que suponga una mayor comodidad para el cliente, que es el verdadero jefe final.
Afortunadamente, cuando los socios fundadores nos jubilemos dejaremos un legado importante y, sobre todo, un equipo de personas muy preparadas que podrán llevar aún más lejos la marca. Pero lo más importante para mí es que Fersay continúe su trayectoria fiel a los valores que tanto hemos ejemplificado a lo largo de los años, fiel a su visión, a su misión, y que continúe ejerciendo acciones sociales beneficiosas para toda la sociedad. Somos una pyme que debería ser un ejemplo para los jóvenes que quieran emprender.