La transformación digital ha transformado la forma de gestionar las finanzas en las empresas y se ha convertido en un elemento clave para fortalecer la capacidad de adaptación de las organizaciones. La digitalización no solo permite automatizar tareas y reducir errores, sino que también impulsa una visión estratégica más ágil y colaborativa. Al integrar herramientas digitales en la función financiera, las empresas pueden anticiparse a los cambios del mercado, fomentar la transparencia y mejorar la toma de decisiones basada en datos en tiempo real.
Marcel Puignou cofundador de Holistic Data Solutions, consultora tecnológica que acompaña a sus clientes para conseguir un mejor rendimiento en sus negocios, nos habla en esta entrevista sobre cómo traducir la innovación tecnológica en valor real y cómo alinear las soluciones digitales con las necesidades específicas del negocio y promover una cultura organizativa que abrace el cambio. La clave está en combinar una visión estratégica clara, el compromiso de los líderes y un enfoque colaborativo que involucre a todos los niveles de la empresa. Solo así, la tecnología dejará de ser una herramienta puntual para convertirse en un verdadero motor de crecimiento sostenible.
Desde Holistic implementan las mejores soluciones BI, IA y EPM en sectores como turismo, retail o moda entre otros y cuentan con proyectos exitosos en clientes como El Corte Inglés, Port Aventura, Brownie, Moventia o Equivalenza. Su misión: Construir Estrategias Data-driven para que tecnología y negocio vayan de la mano facilitando así la gestión de los datos de las empresas en su día a día.
La transformación digital puede suponer un cambio de paradigma en la forma de gestionar las finanzas de las empresas. Al automatizar tareas manuales y repetitivas, liberamos tiempo para que el equipo financiero se centre en labores de mayor valor añadido, como el análisis de datos y la estrategia. Además, la digitalización favorece la transparencia y la trazabilidad de los procesos, lo que reduce el riesgo de errores y mejora la precisión de la información.
Desde mi experiencia, esta transformación también incrementa la capacidad de anticipación: al disponer de datos en tiempo real, es más sencillo responder con agilidad a cambios del mercado o a necesidades internas de la compañía. Por último, y no menos importante, la digitalización de la función financiera puede fomentar la colaboración con otras áreas —IT, negocio, marketing—, haciendo posible una visión 360° que permite tomar decisiones más acertadas y alineadas con los objetivos globales de la organización.
La automatización de procesos empresariales es un acelerador de la eficiencia operativa. En primer lugar, optimiza tiempos de ejecución, puesto que los sistemas automatizados pueden llevar a cabo tareas complejas con mayor rapidez y menor margen de error. En segundo lugar, reduce costes, ya que se eliminan actividades manuales o redundantes que consumen recursos valiosos. Además, al contar con datos homogéneos y de calidad, se facilita la toma de decisiones informadas, lo que repercute directamente en la productividad y la competitividad de la empresa.
Un ejemplo muy claro es la automatización de la contabilidad y la facturación: antes, muchas organizaciones invertían horas y horas en verificar documentos y contabilizar facturas de forma manual, mientras que hoy en día pueden dedicar ese tiempo a tareas más estratégicas, como el análisis de rentabilidad o la planificación financiera de largo plazo.
La inteligencia de datos —o data intelligence— permite a las organizaciones convertir grandes volúmenes de información en conocimientos accionables. Una de sus ventajas fundamentales es que ayuda a detectar patrones, tendencias y oportunidades que pueden pasar desapercibidas con una visión puramente manual o intuitiva. Esto permite a los equipos directivos enfocar de forma más precisa sus estrategias de negocio y, sobre todo, anticiparse a posibles riesgos. También refuerza la cultura de la colaboración, ya que distintos departamentos pueden trabajar con la misma fuente de verdad y tener acceso a información relevante para sus funciones. Al final, la inteligencia de datos no solo potencia la toma de decisiones informadas, sino que impulsa la innovación y la competitividad, ya que las empresas se vuelven más ágiles y capaces de responder a los cambios del entorno con mayor rapidez.
El primer paso es la concienciación y la formación: es decir, explicar de forma clara por qué se realizan estos cambios, qué beneficios aportan y cómo afectan al día a día de las personas. Esto pasa por involucrar a los equipos en el proceso de transformación, asegurando que se sientan parte de la solución y no víctimas del cambio.
En segundo lugar, es crucial que la dirección y los mandos intermedios lideren con el ejemplo, respaldando la adopción de nuevas herramientas y metodologías, y mostrando una actitud abierta a la innovación. Además, conviene establecer canales de comunicación efectivos que permitan recoger feedback y ajustar la estrategia si es necesario. Por último, la cultura organizativa debería premiar la mejora continua y la curiosidad tecnológica, reconociendo públicamente los logros que se deriven de la digitalización y evitando penalizar los errores que surjan en el proceso de aprendizaje.
Para que la digitalización tenga un impacto real, es esencial partir de un diagnóstico claro de la situación actual, identificando los procesos y áreas que más se beneficiarían de la tecnología. Esto implica analizar los flujos de trabajo y las necesidades específicas de cada departamento, a fin de definir una hoja de ruta alineada con los objetivos estratégicos de la compañía.
Por eso, resulta muy valiosa la colaboración con un partner tecnológico o un socio especialista que entienda tanto la parte técnica como la visión de negocio, y que ayude a diseñar soluciones escalables y adaptables.
Además, la implementación tecnológica no puede ser un proyecto aislado; debe integrarse en la cultura de la empresa, con planes de formación y comunicación que promuevan la adopción y el uso efectivo de las nuevas herramientas.
Por ejemplo, implementar soluciones de Business Intelligence puede transformar los datos en información útil para la toma de decisiones, mientras que herramientas de Enterprise Performance Management (EPM) permiten una planificación y simulación más eficientes, liberando a la empresa de procesos manuales y optimizando la gestión.
En resumen, se trata de una combinación entre visión estratégica, entendimiento profundo de las necesidades y un acompañamiento experto para lograr una transformación sostenible y centrada en el valor.