El contexto económico actual presenta una serie de desafíos y oportunidades para las empresas. Nos encontramos ante un escenario significativo de la economía global, y España no ha sido la excepción. A pesar de los esfuerzos por frenar la recesión de la actividad económica, muchas empresas están sufriendo graves consecuencias.
En este escenario, las empresas españolas se enfrentan a la necesidad de adaptarse a un entorno económico en constante cambio y tomar medidas estructurales para garantizar su supervivencia y éxito a largo plazo. Estas medidas deben incluir: transformación digital, innovación, diversificación de los mercados, integración de criterios ESG y estrategias basadas en sostenibilidad, colaboración empresarial para acometer operaciones y flexibilidad total ante los cambios.
La incertidumbre está marcando el ritmo del crecimiento económico y determinando el plano político, económico y social. Los últimos sucesos geopolíticos, como las tensiones comerciales y los cambios en las políticas internacionales, junto con factores como la volatilidad del mercado financiero y la evolución de los tipos de interés, generan un ambiente de incertidumbre que dificulta la toma de decisiones empresariales y ralentiza las inversiones. Esta incertidumbre afecta negativamente al crecimiento económico a nivel mundial, ya que las empresas y los consumidores adoptan posturas más cautelosas ante las condiciones impredecibles que se presentan.
De la mano de Pablo Moliner, Managing Partner Iberia de Kearney, analizamos las perspectivas económicas a nivel global y su impacto en las empresas.
Entrevista a Pablo Moliner, Managing Partner Iberia de Kearney | Desayuno con Ana Botín
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El entorno económico en el que nos movemos está marcado por la incertidumbre en tres dimensiones: la incertidumbre en el plano económico, político y social.
La economía está demostrando más resiliencia de lo que pensábamos: creciendo y generando empleo, pero, también es cierto, que en muchos países observamos un cierto agotamiento del ciclo económico. Alemania ha entrado en recesión técnica y en EEUU advertimos una entrada en recesión según algunos indicadores macroeconómicos.
En el plano político la invasión rusa a Ucrania y la guerra han desestabilizado el panorama internacional. También lo desestabiliza las tensiones entre EEUU y Rusia como consecuencia de esa guerra. Incluso la aparición de ciertos populismos en países de nuestro entorno, incluido España. En definitiva, se está configurando un clima poco propicio para el desarrollo de la actividad empresarial.
En términos sociales, observamos una creciente desigualdad muy persistente que obstaculiza la paz y la cohesión social que siempre ha habido.
Con estos escenarios descritos, apreciamos una ralentización de las inversiones debido al disparo de los tipos de interés que estamos observando en los mercados. La ralentización de la economía al final se traduce en una menor creación de empleo y una disminución del bienestar para toda la población.
De cara a futuro, las perspectivas económicas a nivel global europeo y español, presentan unas tasas menores de crecimiento. A nivel mundial las tasas de crecimiento serán del 2,8% para este año y del 3% para el siguiente.
Funcas, Think Tank dedicado a la investigación económica y social, detecta que hay una caída del consumo privado y que la inflación subyacente es más alta de lo esperado y lo deseado. Y que el nivel de desempleo, aunque sigue bajando, sigue siendo el más alto de Europa.
En el corto plazo lo que tienen que hacer es buscar un equilibrio entre la parte de los ingresos (crecimiento) y la parte de los costes.
Además, las empresas se tienen que centrar en reforzar su posición en los ecosistemas en los que trabajan y aprovechar las oportunidades que surjan de las fusiones y adquisiciones, tanto para crecer como para complementar capacidades. Y por último, tienen que encontrar fórmulas para poder trasladar a los clientes las subidas de costes que ya estamos sufriendo a través de los precios.
Las fusiones o adquisiciones son operaciones que cada vez más empresas asumen como actividades de su día a día.
Por el lado de la traslación de los precios a los clientes, muchas empresas se están centrando en el apalancamiento de técnicas como la gestión masiva de los datos para detectar e identificar oportunidades de crecimiento.
Transformar nuestras cadenas de suministro para que sean más flexibles y más resilientes es otra vía de mejora. El hecho de responder a las necesidades de los clientes nos permite una serie ventajas competitivas.
También, ser más efectivos en términos de costes, bien a través de una gestión más eficiente de las compras con nuevas técnicas como la colaboración entre los proveedores y los clientes, como encontrar soluciones que sean Win-Win.
Más en el medio que en el largo plazo porque el mundo en el que operamos cada vez es más dinámico y volátil.
Las empresas lo que tienen que hacer es transformarse: empresa que no se transforme, empresa que estará expuesta a desaparecer.
Transformar sus modelos de negocio e incorporar la digitalización y la IA. También empezar a trabajar los criterios ESG e incorporarlos a la estrategia global.
El día a día ocupa la atención de los altos directivos y eso hace que no le puedan dedicar el tiempo que se merece a la transformación. Las soluciones a esto vienen determinadas por la creación de equipos de transformación con un dimensionamiento y unas capacidades adecuadas. Estos equipos deben tener la involucración de todo el equipo directivo.
«Si dejas de pedalear te caes», y es por ello que las empresas tienen que acelerar sus procesos de transformación como sea.