Cada vez más organizaciones están recurriendo a metodologías como Design Thinking, Agile, Scrum, Kanban o Lean Innovation -que, en palabras de su creador, el profesor de Silicon Valley Steve Blank, permite a las empresas multiplicar por diez sus iniciativas innovadoras y conseguirlo en una quinta parte del tiempo que dedican en la actualidad a la I+D- para impulsar sus procesos de innovación de forma efectiva, sobre la base de la flexibilidad y la colaboración constante.
Esto es, de la mano de ciclos cortos, de entrega de resultados con valor agregado, de retroalimentación continua, de una rápida capacidad de respuesta y, por supuesto, bajo una estrategia clave, el Producto Mínimo Viable (MVP).
Pero, ¿qué fases del Design Thinking son imprescindibles a la hora de sentar las bases de una sólida metodología de innovación en la empresa? Según los expertos:
Pero no menos importante que la implementación de metodologías agile a la hora de innovar es la correcta medición de la innovación. Y no solo a través de la evaluación de su impacto financiero, sino también a través de la evaluación del esfuerzo innovador y de la mano de otras muchas métricas no necesariamente ligadas a los KPIs de negocio que ya están implementando las empresas líderes. Por ejemplo, desde ICEMD, destacan algunos indicadores a tener en cuenta: