7 Congreso de Directivos
LA NUEVA EMPRESA GLOBAL
La innovación ha sido siempre el motor del progreso humano, desde el descubrimiento del fuego hasta el desarrollo de la agricultura y el uso de los metales. Esta pulsión por buscar lo nuevo, en lugar de conformarse con lo tradicional o lo estandarizado, ha impulsado a la humanidad hacia un nivel de bienestar y desarrollo sin precedentes.
Hoy, la innovación continúa siendo el pilar sobre el cual se construyen nuestras sociedades, y en este contexto, el 7 Congreso de Directivos, Empresarios y Emprendedores de APD, que se celebrará los días 20 y 21 de noviembre en Santiago de Compostela, se presenta como una cita esencial para analizar los desafíos actuales.
Este evento reunirá a expertos que debatirán sobre las últimas tendencias en innovación en un momento en el que tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial o los avances en salud están redefiniendo nuestras vidas.
APD reafirma así su compromiso con la innovación como clave para adaptarse a la velocidad de los cambios, y es que la rapidez con la que evoluciona el entorno exige decisiones informadas y ágiles.
La innovación puede surgir de ideas espontáneas o de descubrimientos inesperados —como ocurrió con la penicilina o el continente americano— pero también puede ser el resultado de proyectos intencionados.
Esta importancia estratégica hace necesario que tanto el sector público como el privado inviertan continuamente más fondos en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i). Romper la diferencia con otros países puede impactar directamente en la productividad económica, una variable fundamental para el crecimiento sostenible de cualquier país.
Para maximizar el impacto de la innovación, es crucial enfocar la investigación y la posterior aplicación de la tecnología con un enfoque al servicio de las personas para poder conseguir que los nuevos avances se conviertan en entidades creadoras de talento. El objetivo es lograr la generación de un ecosistema empresarial basado en el tecnohumanismo, en el que se utilicen las herramientas digitales para potenciar nuestras capacidades, resolver problemas sociales y mejorar la calidad de vida de las personas.
Hablamos de convivencia digital.
La dinámica del emprendimiento también tiene un papel vital en el ecosistema de la innovación. Pero debemos ampliar el foco. Hay que apostar también por el intraemprendimiento, es decir, el fomento de la creación empresarial dentro de las propias empresas. Esta apuesta, cada vez más consolidada como germen de desarrollo de nuevas líneas de negocio, debe integrarse en la cultura de las empresas como un modelo más de crecimiento.
La Historia demuestra que la competencia y la innovación han sido fundamentales para el desarrollo del capitalismo, pero también nos ha hecho ver que la evolución de la sociedad, y el escenario disruptivo en el que vivimos, reclaman nuevas vías de crecimiento. Es por ello que apostamos por utilizar la innovación para crear un nuevo capitalismo, un modelo renovado y actualizado a los escenarios vigentes que dé respuesta a las nuevas necesidades y deseos de la sociedad actual.
Pero no debemos de olvidar que una economía actual y sostenible debe fortalecer el ciclo que conecta al innovador, al emprendedor y al empresario. Esto implica una inversión constante en centros de I+D+i, tanto públicos como privados, la promoción del emprendimiento a través de medidas de apoyo y simplificación administrativa, y el respaldo a las empresas para garantizar una competencia saludable y el acceso a recursos financieros y formativos. Además, es fundamental que el sistema educativo fomente el espíritu emprendedor, preparando a las futuras generaciones para un mercado en cambio constante.
La innovación puede surgir de ideas espontáneas o de descubrimientos inesperados pero también puede ser el resultado de proyectos intencionados
Hoy, el éxito de las empresas basadas en la tecnología que se adaptan a los entornos disruptivos es una muestra clara de las ventajas de una innovación estructurada y continua. Estas compañías han transformado sectores enteros, generando beneficios no solo para sus accionistas, sino también para la sociedad en general. Replicar este enfoque en todos los ámbitos de nuestra economía es clave para avanzar hacia un futuro de progreso y competitividad, en el que la innovación se convierte en una constante para mejorar y adaptarse a los retos de un mundo en evolución.