7 Congreso de Directivos
LA NUEVA EMPRESA GLOBAL
En un mundo empresarial en constante evolución, la capacidad para adaptarse y transformar las organizaciones se ha convertido en una necesidad imperante. Las empresas ya no pueden depender únicamente de estrategias tradicionales si quieren luchar por la competitividad y la viabilidad. Hoy en día, el éxito radica en crear culturas organizacionales resilientes, capaces de enfrentarse a retos inesperados y de aprovechar las oportunidades del entorno global para construir nuevos escenarios favorables.
La cultura organizacional se ha transformado en un factor estratégico clave para las empresas. No se trata solo de normas y valores compartidos, sino de construir e impulsar un entorno que promueve la innovación, la colaboración y la adaptabilidad. Durante el 7 Congreso de Directivos de APD (20 y 21 de noviembre en Santiago de Compostela), los mejores expertos internacionales abordarán cómo las empresas líderes están rediseñando su cultura para atraer y retener talento diverso, fomentar la creatividad y generar un impacto positivo tanto en el entorno económico como en el social.
Estos modelos buscan generar una identidad corporativa que impulsa la competitividad empresarial y mejora el compromiso y la satisfacción de los públicos
Un tema central del congreso será cómo los líderes pueden gestionar el cambio cultural en un contexto globalizado y digital. Este proceso no solo afecta a la forma en que las empresas operan, sino también a cómo se relacionan con sus empleados, clientes y la sociedad en general. Los líderes actuales se enfrentan al reto de cultivar entornos laborales que promuevan el sentido de pertenencia y el compromiso, aspectos fundamentales para mejorar el desempeño y la sostenibilidad a largo plazo. Tener éxito en esta misión puede convertir a los públicos en los mejores prescriptores de la marca corporativa.
Aunque cada compañía debe encontrar su camino para optimizar su cultura organizacional e implementarla de la manera más efectiva, existen diferentes modelos sobre los que asentar los pilares, y que comparten un enfoque basado en la adaptabilidad, la innovación y la colaboración. En primer lugar, la cultura de innovación se caracteriza por fomentar la creatividad y el aprendizaje continuo, permitiendo a los públicos proponer ideas nuevas y experimentar sin temor al fracaso. Por otro lado, la cultura de alto rendimiento se centra en establecer objetivos ambiciosos y en la medición constante del desempeño, lo que motiva a los empleados, por ejemplo, a desarrollarse profesionalmente y a contribuir con eficiencia al éxito organizacional.
Otro enfoque clave es la cultura de propósito, que busca alinear los valores de la empresa con un impacto positivo en la sociedad, lo que resulta especialmente atractivo para los públicos que buscan contribuir a algo más allá de los beneficios económicos, generando un fuerte sentido de pertenencia y orgullo reputacional.
Además, dos modelos adicionales están ganando relevancia a pasos agigantados: la cultura ágil, que se enfoca en la adaptabilidad y la capacidad de respuesta rápida ante los cambios del mercado, y la cultura de la inclusión y la diversidad, que promueve entornos laborales donde las diferencias de perspectivas y orígenes enriquecen el desarrollo de soluciones innovadoras. Todos estos modelos tienen en común la búsqueda de generar una identidad corporativa que no solo impulsa la competitividad empresarial, sino que también mejora el compromiso y la satisfacción de los públicos.
Uno de los grandes desafíos en la cultura corporativa de las compañías reside en cómo liderar el cambio. En un entorno donde la tecnología avanza a velocidad extrema y las demandas de los públicos cambian constantemente, los líderes deben ser ágiles, flexibles y visionarios. En este sentido, la colaboración entre sectores es ya un elemento clave.
La capacidad de una empresa para innovar y adaptarse no depende únicamente de sus propios recursos, sino también de su habilidad para establecer alianzas estratégicas con otros actores clave del ecosistema empresarial. Este tipo de colaboración permite el intercambio de conocimientos, el acceso a nuevas tecnologías y la creación de soluciones conjuntas que ninguna organización podría desarrollar de manera aislada.
Del mismo modo, la colaboración no debe limitarse a las empresas privadas. En la actualidad, se hace cada vez más necesario tender puentes entre el sector empresarial y otros actores, como el mundo académico, las administraciones y las organizaciones no gubernamentales. Esta interacción multisectorial facilita la resolución de problemas complejos que afectan a la sociedad en su conjunto, desde el cambio climático hasta la desigualdad social y en los que las compañías pueden contribuir.
La capacidad de una empresa para innovar y adaptarse depende también de su habilidad para establecer alianzas estratégicas con otros actores clave del ecosistema empresarial
La colaboración entre sectores es también una fuente inagotable de innovación. Los líderes empresariales deben estar abiertos a aprender de otros sectores, y a adoptar enfoques y tecnologías que hayan demostrado su efectividad en otros contextos. De esta manera podrán transformar sus propias organizaciones y adaptarlas a las nuevas demandas de sus públicos. En un entorno cada vez más competitivo, la capacidad de integrar distintas perspectivas y habilidades será crucial para mantener una ventaja estratégica sobre sus competidores.
En este contexto disruptivo, los directivos, empresarios y emprendedores tienen la tarea ineludible de liderar con visión y adaptabilidad. El camino conduce hacia una consolidación de una cultura organizacional que priorice la innovación y la colaboración, tanto dentro como fuera de sus estructuras. Esto implica no solo fomentar la agilidad y la inclusión dentro de sus equipos, sino también construir alianzas estratégicas que amplíen su capacidad de adaptación y respuesta a los cambios globales.
En definitiva, los líderes deben estar preparados para rediseñar continuamente sus organizaciones, creando espacios que favorezcan el crecimiento de las empresas, la captación y retención del talento y generar un impacto positivo en la economía y en la sociedad.