Con el fin de conseguir también que los equipos sean equipos cohesionados y orientados a resultados, el valor y la necesidad de un nuevo liderazgo humanista viene resonando con fuerza en los últimos tiempos.
En esta línea se pronuncia Pilar Jericó, Presidenta de Be-Up España y Estados Unidos y Profesora de Georgetown, para quien “la tendencia en las organizaciones es ir más allá de los resultados e indicadores financieros y económicos -que por supuesto son absolutamente necesarios- y tener presentes que no son los únicos. En línea con lo anterior, cabe destacar que necesitamos líderes comprometidos y con una mayor conciencia, que sean conscientes del legado que dejan las personas que dependen de ellos”.
Liderazgo Humanista: 10 buenas prácticas
Precisamente, al pasado año el IECO presentaba el Decálogo de Buenas Prácticas en Liderazgo Humanista consistente en:
- Velar por la infinita dignidad humana y el desarrollo pleno de todas las personas.
- Asegurar las condiciones de trabajo más dignas, de modo que todas las personas sean y se sientan tratadas como les gustaría ser tratadas, sabiendo preguntar, escuchar y responder a cada persona.
- Promover la seguridad psicológica, fomentando la iniciativa, la responsabilidad y el reconocimiento, admitiendo la vulnerabilidad de todas las personas.
- Contar con un propósito organizacional ético, que contribuya al máximo rendimiento de la organización y al pleno desarrollo humano, respetando nuestra casa común, el planeta.
- Garantizar que el propósito organizacional ético, sea conocido, compartido y vivido por todas las personas de la organización.
- Favorecer un alineamiento y equilibrio entre el propósito personal y el organizacional que contribuyan al bien común y al bienestar de todos los seres vivos del planeta.
- Fomentar un trabajo bien hecho, ordenado, intenso y constante, que cuida los detalles, altamente productivo y con sentido vocacional y de servicio.
- Impulsar comportamientos y fomentar buenas prácticas capaces de construir confianza y generar compromiso profesional, afectivo y moral con la organización.
- Desarrollar herramientas e indicadores que midan y alineen los resultados de la organización y el beneficio empresarial, al mismo tiempo que el crecimiento personal en actitudes, habilidades y cualidades humanas.
- Crear una cultura del cuidado, inspirada en la lógica del amor, que lleva a la búsqueda del verdadero bien de todas las personas implicadas con la organización.
Expertos y directivos como Eva Rodríguez, Consejera Delegada de masymas (Hijos de Luis Rodríguez), lo tienen claro: “en la actualidad no se puede entender la continuidad de una empresa sin el compromiso de todos los trabajadores que en ella participan. Así, establecer unas relaciones cercanas y ejercer un liderazgo humanista en todos los ámbitos de actuación de la empresa es fundamental para la consecución de cualquier objetivo”.