El sector de la logística y el transporte lleva unos años sumergido en una revolución que, por el momento, poco tiene que ver con grandes cambios o evoluciones en su funcionamiento y mucho con un crecimiento de la actividad. Este crecimiento es una de las consecuencias de la disrupción producida por el desarrollo del ecommerce, un canal de venta que supone ya un volumen similar al del offline. Lejos de estabilizarse, se prevé que esta tendencia de crecimiento continúe en alza. Son muchos los expertos que sitúan la cifra de crecimiento del sector logístico durante 2019 en el 12%.
Nos encontramos ante un escenario que requiere de acción urgente. Requiere de una logística sostenible
Si tenemos en cuenta que vivimos en un planeta ya contaminado y que se calcula que hasta un 25% de las emisiones contaminantes proviene directa o indirectamente del sector de la logística y sus procesos, está claro que nos encontramos ante un escenario que requiere de acción urgente. Requiere de una logística sostenible.
Esta revolución del ecommerce y, por tanto, del universo del transporte y la cadena de valor de la logística, ocurre en un momento histórico en el que la industria al completo se enfrenta a uno de los grandes retos de la historia reciente: el de la sostenibilidad. La sostenibilidad se está transformando en un requisito para cualquier industria que quiera seguir facturando o incluso existiendo en un futuro próximo. Además, muchos estados y organismos están en el camino de legislar cuestiones como la responsabilidad sobre emisiones, huella de carbono y huella de agua, entre otras.
El concepto actual de sostenibilidad, especialmente desde la aparición de mecanismos y protocolos como el que marca la Agenda 2030 de Naciones Unidas, no está basado exclusivamente en lo medioambiental, sino que conjuga esta esfera del medio natural con la esfera de la sociedad y con la del crecimiento económico. Por tanto, el de la sostenibilidad es un reto de lo más complejo, en tanto que los diferentes agentes, condicionantes y metodologías para hacerle frente son interdependientes y requieren una coordinación excepcional entre organismos públicos y sector privado.
Sustituir aquellos vehículos más antiguos y contaminantes por flotas más eficientes es un proceso que ya se está dando en la actualidad y sin duda dará sus frutos
Para afrontar este reto, se han puesto en marcha iniciativas de muy diferentes tipos. En el caso concreto del sector de la logística y el transporte, podemos encontrar medidas enfocadas en su mayoría desde el punto de vista medioambiental. Una de ellas es la que se está aplicando por parte de las compañías de transporte en la llamada ‘última milla’, concretamente en entregas de carácter doméstico y no industrial: uso de bicicletas adecuadas para el transporte de mercancías o incluso entregas a pie.
Por otra parte, existen iniciativas para promover el uso de biodiesel, de diésel bajo en azufre o de vehículos propulsados por gas natural o electricidad, una solución que ha comenzado a ser viable en los últimos años. Sustituir aquellos vehículos más antiguos y contaminantes por flotas más eficientes es un proceso que ya se está dando en la actualidad y sin duda dará sus frutos.
Además de este transporte verde en las entregas de última milla y de la implementación de combustibles alternativos, encontramos iniciativas muy relacionadas con la nueva revolución industrial que está comenzando: la de la robotización. Vehículos autónomos, drones que hacen entregas por aire, etc., son algunas de las innovaciones actualmente en fase de prueba que cabe esperar que se popularicen en un futuro cercano.
Vehículos autónomos, drones que hacen entregas por aire, etc., son algunas de las innovaciones en fase de prueba que cabe esperar que se popularicen en un futuro cercano
En este sentido —dentro de la sostenibilidad entendida como conjugación de las esferas social, ambiental y económica—, las innovaciones como las planteadas en estos dos ejemplos, han de asegurarse de cumplir una serie de condiciones enfocadas a minimizar la destrucción o la precarización de puestos de trabajo. Estas condiciones podrían venir dadas por la formación del trabajador en otras disciplinas o incluso la especialización en asuntos como el trato al cliente, la empatía y la flexibilidad en las entregas, las tres cuestiones que suponen un punto de fricción en la percepción que tiene el público sobre este tipo de servicios.
Sin duda, nos encontramos ante un reto complejo, no solo por la cantidad de variables que entran en juego, sino porque además, este camino hacia la sostenibilidad por parte de la industria del transporte habrá de conjugarse y coordinarse con los de otras industrias relacionadas, como la del packaging y el embalaje o los agentes productores en el ámbito del gran consumo, sin duda totalmente interrelacionadas.
A la hora de enfrentarnos a un reto como el de la sostenibilidad, que se antoja complejo y ambiguo, podemos sacar partido de muy diferentes enfoques y herramientas. Una de las más relevantes sería la que nos brinda la logística relacional. La logística relacional se define como aquella estrategia que conjuga los diferentes aspectos de la cadena de valor de la logística con el objetivo de aportar valor al desarrollo de negocio de las empresas y que les permite estar más cerca de su consumidor a través de nexos de comunicación, puntos de contacto y experiencias de compra —on y offline— durante todo el proceso. Esta estrategia, además, saca partido de la inteligencia de negocio y los datos para convertir el marketing promocional, la experiencia de compra y el transporte de mercancías en actividades sostenibles, responsables y, sobre todo, rentables, tanto para la empresa como para las compañías y profesionales intermediarios, así como para el cliente final.
La innovación y el desarrollo tecnológico en general, tienen mucho que decir en este camino hacia un futuro sostenible
La innovación y el desarrollo tecnológico en general, tienen mucho que decir en este camino hacia un futuro sostenible que ha pasado de ser un ideal en el imaginario colectivo a convertirse en algo imprescindible para la supervivencia de la economía, el entorno y la sociedad. Basados en sistemas y metodologías como la inteligencia artificial (IA/AI) o el machine learning (ML) han comenzado a desarrollarse aplicaciones que pueden ponerse al servicio de la optimización de rutas y cargas, así como de la medición de huella de carbono o la huella de agua.