El micromanagement es un estilo de gestión que, aunque nace de la intención de asegurar la calidad y eficiencia, puede tener consecuencias contraproducentes tanto para el equipo como para los proyectos. Se caracteriza por una supervisión excesiva de los detalles y una involucración minuciosa del gestor en el trabajo diario de sus empleados, lo que puede mermar la autonomía y motivación. En este post abordaremos todo sobre el micromanagement: qué es y estrategias prácticas para identificarlo y controlarlo, buscando fomentar un ambiente de trabajo más empoderador y productivo.
El micromanagement es un estilo de gestión caracterizado por un control excesivo o una atención al detalle extremadamente minuciosa por parte del gerente hacia el trabajo de sus subordinados o empleados
El micromanagement es un estilo de gestión caracterizado por un control excesivo o una atención al detalle extremadamente minuciosa por parte del gerente hacia el trabajo de sus subordinados o empleados. Los micromanagers a menudo sienten la necesidad de controlar cada aspecto de un proyecto o tarea, dificultando la autonomía y el crecimiento profesional de sus empleados. A continuación, te detallo algunos aspectos clave:
Un micromanager, al enfocarse excesivamente en el control y los detalles minuciosos, se distancia significativamente del objetivo de muchas empresas modernas de promover un liderazgo transformador, el cual busca inspirar, empoderar y fomentar la autonomía dentro de los equipos.
Si los trabajadores quieren mantenerse motivados y productivos no pueden estar padeciendo siempre las prácticas del micromanager. Pero, evidentemente, es su jefe. Por tanto no pueden despedirlo ni desobedecer sus órdenes. De modo que lo mejor es seguir ciertas prácticas como las que se describen a continuación para evitar el burnout y mantener la productividad.
Anticiparse a las tareas que el micromanager pueda solicitar es la mejor forma de esquivar las situaciones de control. Al tomar la iniciativa, el empleado evitará que su superior controlador le imponga vías de actuación estrictas y poco optimizadas.
En los casos en los que el gerente se ha dado cuenta de sus errores, o no es tan obsesivo en su supervisión, la anticipación puede generar una buena relación entre el empleado y el jefe. Así que esta es una forma idónea para que el micromanager deje de controlar al empleado.
El micromanager necesita tener la situación bajo control en todo momento. Por tanto, una forma de evitar su supervisión excesiva es anticiparse a su búsqueda de información. Si el empleado le explica el estado de las tareas de manera proactiva satisfará las necesidades de su superior, evitando que este realice un interrogatorio o se ponga a bucear en informes.
La proactividad requiere anticipación y claridad. Es decir, hay que ofrecer esta información antes de que sea solicitada. Además, hay que explicar por qué las tareas se encuentran en el estado actual y qué se va a hacer al respecto.
Muchas veces el jefe controlador no sabe que está perjudicando al equipo. Incluso, en los casos en los que se le confronta, sale por la tangente con argumentos tales como «me gusta un resultado perfecto» o «no quiero pasar ningún detalle por alto».
La mejor opción del empleado es explicar, de un modo asertivo, cómo afectan las decisiones de su superior a su productividad
Ante tan virtuosas justificaciones, la mejor opción del empleado es explicar, de un modo asertivo, cómo afectan las decisiones de su superior a su productividad. No hace falta ser servicial, sino exponer de forma no hiriente que su intervención es nociva en ciertas ocasiones. Gracias a ello, el micromanager podría darse cuenta de la situación y rebajar su nivel de presión.
Ofrecer alternativas es una forma de anticiparse a las peticiones del superior sin socavar la propia iniciativa. También se pueden presentar otras formas de controlar al equipo. Hay que ser asertivo para que el gerente no piense que se le está diciendo cómo hacer su trabajo.
Preguntar al gerente cada vez que surja una duda es fundamental para el buen funcionamiento del equipo. Sin embargo, resulta aún más importante en el caso de los micromanagers. A fin de cuentas, su meticulosidad va a conllevar que exijan unos resultados muy concretos. Por eso vale la pena hacer una consulta previa para ofrecerle el resultado que desea antes que tener que corregir el trabajo.
En definitiva, existen métodos para evitar el micromanagement, que pasan por la proactividad y la asertividad. En cualquier caso, esta forma de gestión tiene efectos perniciosos para la empresa, de modo que hay que intentar corregirla desde el momento en que se detecta.