De acuerdo con los datos más recientes publicados por la Comisión Europea sobre innovación y modelos de innovación, España se encuentra por debajo de la media en casi todos los indicadores. Pese a que la institución habla de un país moderadamente innovador, la distancia con el resto de socios comunitarios no para de agrandarse.
Las mayores mejoras desde 2015 provienen de la cooperación público-privada, las ventas de productos innovadores y la movilidad laboral. Sin embargo, en la columna del debe aparecen la inversión pública en I+D, la formación de las organizaciones en tecnologías de la información y la falta de entornos eminentemente tecnológicos. Pero, ¿influyen también los modelos de innovación que aplicamos? ¿Qué entrañas dichos modelos de innovación?
6 modelos de innovación, a tener en cuenta
Aunque no conviene encorsetar la innovación o definirla con unas etiquetas determinadas, tener una perspectiva general de qué tipos existen, al menos según la teoría, puede contribuir a que entendamos cómo afrontarla o qué beneficios obtener. En función de la literatura que consultemos la lista puede variar, pero resumiremos en seis los modelos innovadores:
- Incremental. Representa acciones que buscan mejorar o añadir valor a los procesos, productos y servicios existentes sin promover cambios muy bruscos. Normalmente se produce en un área específica de la compañía, como añadir un nuevo recurso a un producto u ofrecer mejoras, ya sea para los empleados, los clientes o los atributos del negocio.
- Radical. Cambiar el escenario de una marca y promover transformaciones reales en el mercado. Permite un cambio completo en el posicionamiento de la compañía en relación con el trabajo, los procesos, los servicios, los productos ofrecidos, la relación con el cliente y otros. Un ejemplo: el iPhone.
- Disruptiva. Es el fenómeno por el que una innovación transforma un mercado o un sector. Los cambios no se producen necesariamente en el producto o servicio en sí, sino en la forma en que se ponen a disposición del público, cambiando la forma en que la gente se comporta con esa solución. Cuando un nicho de mercado ya está obsoleto —o se mantiene constante sin crecimiento—, la innovación disruptiva puede surgir en este contexto. Un caso evidente es el del sector de la movilidad y el transporte.
- Abierta. El proceso de innovación gira en torno al libre tránsito de ideas, en busca de soluciones empresariales más allá de las fronteras corporativas, a partir de asociaciones con otras organizaciones e instituciones de investigación. La innovación abierta supone que las empresas pueden y deben utilizar ideas y vías tanto externas como internas para avanzar en su proceso de innovación. En España, por ejemplo, creció este modelo durante el inicio de la pandemia para la fabricación de respiradores.
- Cerrada. Se basa en la creencia de que las soluciones pueden surgir de los recursos internos disponibles en una compañía. Las ideas suelen provenir de los jefes de proyecto y sus seguidores. Una compañía que opta por mantener sus esfuerzos de innovación cerrados tiene sus proyectos desarrollados solo dentro de unos límites claramente definidos. El know-how, la tecnología, los procesos y la propiedad intelectual permanecen bajo su propio control.
- Agile. Significa que las ideas se ponen en práctica mediante la colaboración y los bucles iterativos de creación de prototipos. Gracias a la adaptabilidad de los procesos de innovación ágiles, las innovaciones pueden llegar al mercado y aplicarse más rápidamente.
…Y 5 errores que podrían frenar la innovación
En lo que también coinciden los expertos es en que configurar nuestras compañías para el éxito a largo plazo es fundamental fomentar una cultura de innovación. Pero cuando estamos tan concentrados en los números y en mantener la empresa a flote, podemos bloquear involuntariamente las ideas que necesitamos no solo para sobrevivir, sino para prosperar como propietarios de un negocio. ¿Las principales causas?
- Las ideas se descartan antes de explorarlas por completo.
- Los equipos no tienen espacio para experimentar en el trabajo.
- Nos enfocamos en las personas en vez de formar equipos.
- No eliminamos las barreras a la comunicación.
- Los líderes sostienen las riendas de las aprobaciones con demasiada fuerza.
