En los últimos años, la transformación del escenario económico y la irrupción de las nuevas tecnologías han provocado a su vez una transformación radical de la gran mayoría de áreas que conforman una empresa. La dirección financiera, sin duda, es una de ellas. Los CFOs han pasado de ser los ‘guardianes’ de la bonanza financiera a convertirse en una figura estratégica dentro de las compañías cuyo papel adquiere un protagonismo cada vez mayor, situándose en muchas ocasiones como mano derecha del CEO.
“El CFO tiene una relevancia cada vez mayor en las organizaciones y, de hecho, la función financiera tiende a ostentar un mayor poder por cuanto que las inversiones de toda índole deben ser validadas por ella”, confirma Pablo Cousteau, economista con una carrera profesional en el ámbito de las finanzas.
La función financiera tiende a ostentar un mayor poder por cuanto que las inversiones de toda índole deben ser validadas por ella
Pero, ¿cuáles son los nuevos roles que están asumiendo los CFOs de las mejores compañías? ¿Qué nuevos cometidos debe saber desempeñar a la perfección un director financiero en plena era de la tecnología y la información? Tal y como apunta Cousteau, esta figura ha asumido un papel trascendental no sólo en las relaciones con los bancos, sino también con los accionistas e inversores e incluso con los medios de comunicación.
De hecho, el CFO ya no desempeña una mera función financiera, sino que se ha erigido en un ejecutivo con un poder determinante en el crecimiento empresarial y la internacionalización y expansión de las compañías. Es precisamente por esta razón por la que los CFO deben asumir el liderazgo en los procesos de toma de decisiones estratégicas globales y desarrollar una gran capacidad de análisis para interpretar una realidad cada vez más cambiante.
Esta realidad pasa por la transformación digital del departamento financiero, en la que el CFO debe lidiar con cuatro batallas determinantes. La primera de ellas tiene que ver con el blockchain, el sistema de codificación de la información que se encuentra detrás del bitcoin y que permite la transferencia de datos de forma segura, que está redefiniendo el sector financiero de forma radical.
La segunda se encuentra relacionada con la inteligencia artificial y la robótica en el conjunto de prácticas que desempeña el CFO en su trabajo, que están jugando un papel trascendental en la automatización de procesos y suponen un modelo operativo más eficaz en la toma de decisiones para predecir distintos escenarios.
Pero la cosa no acaba aquí. El Big Data, que irrumpió con fuerza en las organizaciones de más éxito hace unos años, se ha convertido en un aliado imprescindible de estos ejecutivos. Gracias a esta herramienta, que ya se encuentra implantada en el 30% de las empresas, se ha conseguido dar un salto potencial y mejorar no sólo el crecimiento y la innovación, sino también la eficiencia y la productividad a través del análisis de grandes conjuntos de datos. Unos datos que deben estar protegidos contra cualquier tipo de ataque informático que el CFO debe saber prevenir a través de una gestión de planes que prioricen la protección de la compañía.
En este contexto, la transversalidad para adaptar modelos operativos a situaciones constantes de cambio, en las que deberían estar implicadas distintas áreas de la organización, hacen de la dirección financiera un pilar básico. Este pilar no sólo debe estar gestionado por un líder que genere confianza, sino que es también fundamental que tenga una gran capacidad de análisis para identificar oportunidades de negocio y ser capaz de anticiparse a los potenciales competidores.
Además, el director financiero adquiere cada vez una mayor importancia participando en la dirección estratégica de la compañía junto al CEO. Por lo tanto, resulta impresincindible que sea capaz de contemplar su organización como un ente global, en el que su proactividad permita una mayor integración en la gestión del rendimiento, así como de la planificación y la estrategia general.
Resulta impresincindible que el CFO sea capaz de contemplar su organización como un ente global, en el que su proactividad permita una mayor integración en la gestión del rendimiento
Todas estas nuevas funciones, otrora inexistentes o asumidas por otras áreas que nada tenían que ver con la dirección financiera, otorgan a los CFOs un papel trascendental en las empresas del siglo XXI. De su capacidad para anticiparse y afrontar con suficiencia todos y cada uno de estos frentes dependerá en buena parte el éxito de su organización.
