El frenético ritmo que han alcanzado las innovaciones tecnológicas ha motivado el nacimiento de una serie de profesiones del futuro que, hasta ahora, eran vistos como profesiones futuristas solo aptas para películas de ciencia ficción.
A este hecho ha colaborado un nuevo escenario en el que los compradores ya no adquieren productos y servicios de la misma manera en que lo hacían antaño, sino que son mucho más exigentes y piden que las empresas les traten casi de manera individualizada, personalizando sus compras y demandando una atención mucho más cercana donde se perciban valores añadidos como el cuidado del medio ambiente o la vinculación con proyectos solidarios de la marca.
El frenético ritmo que han alcanzado las innovaciones tecnológicas ha motivado el nacimiento de una serie de puestos de trabajo
Para enfrentarse a este nuevo ciclo que caracteriza las relaciones comerciales del siglo XXI es preciso identificar cuáles son las profesiones que podrán satisfacer las exigencias de este hasta ahora desconocido método de trabajo. Ya no basta con ofrecer al cliente un determinado detergente muy eficaz contra las manchas, sino que el comprador valorará antes de gastar su dinero en ese producto si el artículo responde a otros valores que exige a la compañía que lo fabrica. Veamos a continuación cuáles son estas nuevas habilidades que requiere el momento actual.
El mundo digital ha llegado para quedarse pero, a pesar de ser un entorno donde la relación interpersonal ya no es como hace años y comprador y vendedor no se ven las caras, la atención al cliente es uno de los factores más valorados. En este contexto aparecen dos de las cinco profesiones del futuro que se destacarán en el artículo. Son las siguientes.
La nueva forma de entender las relaciones comerciales ha hecho surgir nuevos valores asociados a la transparencia y la compartición de información en entornos colaborativos. Esto ha provocado que las empresas tengan que empezar a pensar en incluir personal con talentos y habilidades diferentes que les permitan plantear nuevas formas de gestionar equipos y esbozar las plantillas de las compañías.
Esta tarea recaerá sobre los hombros de los responsables de relaciones virtuales, perfiles dedicados a organizar los grupos de trabajo en un entorno donde todo está conectado a internet. Estos profesionales, intrínsecamente relacionados con el departamento de recursos humanos, deben estar especializados –según puede leerse en una información publicada en el diario Expansión– en “trabajar con los avatares y la identidad de los usuarios, algo crucial, por ejemplo, durante los procesos de selección en los que se investiga la imagen online de los aspirantes”.
En un mundo donde todo está hiperconectado y una mala crítica en internet puede provocar una mala percepción generalizada de la compañía se hace imprescindible la figura de un responsable de estrategia digital. Esta persona será la encargada de diseñar un plan empresarial donde se ponga el foco en el cliente asociándolo a su nueva manera de comprar productos y adquirir servicios, es decir, a la compra y venta online.
También conocido como ‘digital manager’, este profesional deberá tener los conocimientos necesarios para –entre otras cosas– preparar un plan de redes sociales en el que se deje claro cuáles serán las herramientas con las que trabaje la marca y con qué frecuencia enviará contenidos a través de estas plataformas.
De nuevo aquí vuelve a ser crucial la figura del cliente, pues con total probabilidad usará estos canales para ponerse en contacto con la empresa ante cualquier queja, sugerencia o reclamación. La compañía debe anticiparse a las situaciones de crisis que se puedan afrontar y ha de tener preparado un plan estratégico de actuación ante ellas. Responder rápido y bien ante los problemas es uno de los factores mejor valorados por los clientes.
Fue a finales del año pasado cuando los expertos señalaron que los perfiles STEM serán los más demandados en 2018. Bajo estas siglas se esconden los profesionales dedicados a carreras vinculadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas –Science, Technology, Engineering y Mathematic, en su terminología en inglés–. Los empleados STEM constituyen el tercer grupo de profesiones del futuro.
El aumento de la demanda de este tipo de talentos en el mercado no parará de crecer. De hecho, se calcula que la solicitud de estos perfiles subirá un 14% anualmente hasta 2020, cifra que deja claro la importancia de estos trabajadores en la ‘sociedad del futuro’.
La necesidad de los STEM no se centrará en una única actividad, sino que sus habilidades serán demandadas en diferentes sectores como, por ejemplo, la alimentación, el ocio o la salud. La enorme solicitud de estos perfiles ha puesto sobre la mesa un problema relacionado con la diferencia de género: tal y como pudo leerse en un artículo publicado en febrero en el diario El Economista, solo dos de cada diez estudiantes de carreras STEM son mujeres.
Ante este hecho, muchas empresas están valorando la puesta en marcha de acciones proactivas que mitiguen esa brecha de género para poder hacer frente a las necesidades actuales.
Dos de las profesiones que más se valorarán en el futuro más próximo tienen que ver con el entorno donde se desarrollan las actividades comerciales online. Puesto que gran parte de las acciones que llevan a cabo las empresas en la actualidad tienen lugar en internet, las figuras que certifiquen una interacción segura alejada de malware, virus y hackers se hacen fundamentales en el mercado.
Después los últimos ataques cibernéticos masivos que afectaron a miles de ordenadores de todo el mundo, el debate sobre la seguridad online volvió a reabrirse y se constató la necesidad de contar con expertos en ciberseguridad en las compañías. Si bien es cierto que la protección de los dispositivos nunca debe pasarse por alto, de un tiempo a esta parte las empresas han reactivado sus protocolos ‘defensivos’ y han vuelto a alertar a sus trabajadores de los riesgos a los que se enfrentan.
Nadie está libre de la actuación de los hackers y por eso es fundamental que en un entorno tan vulnerable el ‘big data’ de las marcas esté protegido. Sobre todo teniendo en cuenta las políticas de protección de datos actuales, muchos más férreas y exigentes con los derechos del cliente-consumidor.
Tal y como comenta ‘Expansión’, “en los últimos años han nacido ocupaciones que se encargan de solucionar problemas relacionados con las nuevas tecnologías y de gestionar la identidad que tienen las empresas y los usuarios”. Esta sería la tarea de los llamados arqueólogos digitales, figuras responsables del borrado de información que pueda resultar dañina para la imagen de los usuarios. Estos profesionales también se encargan de “investigar en contenidos que han quedado perdidos en la Red”.
«Cada vez más la vida pública ligada al trabajo se desarrolla ‘on line’; y lo que haces hoy te puede hipotecar algo que puedes tener dentro de 10 años», afirma Javier Leiva, consultor experto en reputación digital, en un artículo publicado en el periódico El Mundo. De ahí que las funciones de los arqueólogos digitales estén empezando a tomar solidez y a considerarse como una de las profesiones del futuro.