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Aún existen muchas personas que no saben qué es un cluster empresarial, pero aunque es un término muy técnico, en realidad es sencillo de comprender. El mapa económico mundial actual está caracterizado por la organización en torno a grupos o células que se denominan clústeres.
Un clúster es una especie de concentración de empresas en una zona geográfica determinada o la concentración de diferentes organizaciones relacionadas con una materia concreta y que están presentes en un Estado o región. La razón de ser de estos clústeres es que consiguen aumentar la productividad de las empresas.
La definición de clúster empresarial, por tanto, no es más que la concentración geográfica de proveedores especializados, compañías interconectadas, socios de industrias, proveedores de servicios e instituciones relacionadas que operan en un campo específico y al que están vinculadas de diferente forma.
Un clúster empresarial, en definitiva, es un sistema de producción con la capacidad para dirigir y configurar un grupo local con una división de tareas que se complemente. Es decir, es una zona que tiene una ventaja competitiva sostenida en una industria determinada. Para poner un claro ejemplo que materialice este concepto hay que trasladarse a Silicon Valley, que es una región de Estados Unidos que tiene la capacidad de retener y atraer profesionales talentosos altamente demandados a nivel mundial.
El delta del río Perla, en China, es una de las regiones manufactureras más importantes a gran escala. Esta zona atrae a un gran número de trabajadores, al tiempo que hace posible compartir excelentes prácticas de la industria. Allí se pueden desarrollar negociaciones de precios muy efectivas.
Nueva York, Hong Kong, Londres, Singapur o Tokio son las capitales financieras por excelencia. Por su infraestructura, calidad de vida, reputación y respaldo institucional, estas ciudades atraen a los grandes grupos empresariales y, con ellos, llegan los mejores profesionales del sector.
París, Milán, Nueva York y Madrid son los destinos más prósperos de esta industria. Están envueltos en un clima creativo y, además, son la sede de eventos que apoyan e impulsan la evolución de esta industria.
De forma general, la mayoría de las empresas son reticentes a compartir su sabiduría o conocimiento, pero en un clúster empresarial esto no es un problema y es por ello que conlleva una gran ventaja.
Dentro de un clúster empresarial, las empresas deben abordar situaciones similares, motivo por el cual comparten sus conocimientos. Al estar próximos geográficamente la confianza que se genera es mayor, y se pueden llegar a establecer relaciones personales o informales con frecuencia en las que se comparte conocimiento destacado.
También es cierto que cualquier empresa mantendrá algunos detalles o información de forma confidencial, pero la experiencia del resto de compañías facilita la supervivencia.
Un clúster empresarial aporta tres beneficios muy concretos a las empresas:
Estas ventajas se obtienen por la posibilidad de compartir conocimientos, capacidades, experiencias y, sobre todo, recursos.
En el momento en que varias empresas deciden crear un clúster es posible que tengan objetivos diferentes, pero seguramente tengan un objetivo común, al menos en las áreas de I+D+I o de negocios.
El desarrollo de una agrupación de estas características puede resultar muy sencillo, pero es necesario que se cumplan las siguientes condiciones:
Las empresas deben ser complementarias y de diferente tamaño.
En síntesis, un clúster es una herramienta para que las empresas partícipes tengan mayor competitividad, siempre y cuando se comprometan a desarrollar y dinamizar el proceso.