La innovación empresarial ya no es un concepto aspiracional ni una palabra de moda. Es una exigencia real para competir, adaptarse y crecer en un entorno donde la tecnología, el talento y la sostenibilidad avanzan más rápido que nunca.
Así quedó demostrado en el encuentro ‘Innovaday 2025’ organizado el pasado 11 de noviembre por APD en Valencia en colaboración con Banco Sabadell, Simetría Grupo, IVACE+i, Nealis y EY Consulting, una cita que reunió a directivos, expertos y cargos públicos para reflexionar -desde la experiencia real, no desde la teoría- sobre cómo transformarse con criterio en tiempos de disrupción.
El encuentro arrancó poniendo el foco en el contexto regional. José María Martínez, Presidente de APD Comunidad Valenciana y Región de Murcia, recordó que vivimos una “década de convergencia” en la que tecnología, sostenibilidad y talento son fuerzas inseparables que reconfiguran el progreso económico. Innovar, afirmó, es ya “una condición de supervivencia”.
La Comunitat Valenciana se encuentra, además, en un momento dulce: un ecosistema que conecta universidades, centros tecnológicos, startups y empresas consolidadas ,y que empieza a posicionarse entre los más dinámicos del país.
En esta misma línea, Felipe Carrasco, Secretario Autonómico de Industria, Energía, Internacionalización, Comercio y Consumo, subrayó el papel determinante de la inversión en intangibles. Apostar por innovación, digitalización y sostenibilidad -recordó- mejora la productividad, facilita el acceso a financiación y alinea a las organizaciones con un modelo económico competitivo a largo plazo.
Con este contexto, el encuentro dio paso a una reflexión sobre el ritmo vertiginoso del cambio tecnológico. Javier Sirvent, Technology Evangelist, ofreció una intervención tan energética como reveladora: tecnologías que hace pocos años parecían imposibles -robots autónomos, drones inteligentes, asistentes conversacionales avanzados o vehículos sin conductor- son hoy herramientas comunes.
Sirvent insistió en que ya no hablamos de cambio lineal, sino exponencial. “Somos la primera generación que va a convivir con trabajadores no humanos”, advirtió. Su mensaje: la tecnología no está por venir, ya está aquí, y las empresas no pueden permitirse mirarla desde la barrera.
Tras comprender la velocidad del cambio, el diálogo se centró en cómo lo están viviendo las compañías del territorio. Francisco José Vea (Simetría Grupo) y Paco Gavilán (Nunsys Group) ofrecieron una conversación honesta, sin edulcorantes.
Vea compartió su propio recorrido en la creación del área de innovación en Simetría hace dos décadas. Al principio -explicó- creía que innovar consistía en fichar científicos y lanzar proyectos disruptivos. Con el tiempo descubrió que el verdadero reto no era tecnológico, sino cultural: “La cultura se desayuna la estrategia”. La innovación, dijo, no triunfa por las ideas, sino por la capacidad de la organización para hacerlas posibles.
Gavilán, desde la experiencia de una empresa que ha integrado decenas de compañías, coincidió plenamente. Para Nunsys, la cultura es tan estratégica que incluso recurrieron a especialistas externos para custodiarla. Compartió además una anécdota que refleja la valentía innovadora del grupo: hace casi diez años contrataron a un experto en IA procedente de Silicon Valley pese a las dudas internas. Esa apuesta temprana explica, en parte, que hoy la IA impulse más del 50% del crecimiento del grupo sin aumentar la plantilla.
Ambos concluyeron con un mensaje común: la innovación empresarial requiere valentía, coherencia cultural y un ecosistema -como el valenciano- que acompañe y conecte.
La conversación evolucionó hacia el terreno de la eficiencia operativa y la inteligencia artificial aplicada al negocio de la mano de Francisco Sanchís (EY Consulting) y Sergio Aparicio (Grupo Altadia).
Aparicio insistió en la importancia de empezar por lo concreto: identificar casos de uso de alto valor, ejecutar pruebas de concepto rápidas, evitar duplicidades entre filiales y, sobre todo, acompañar a las personas para que la tecnología no se viva como una amenaza, sino como una aliada. Sanchís, por su parte, reforzó esta idea recordando que la transformación no ocurre solo con tecnología: requiere gobernanza del dato, nuevos procesos, capacidades digitales y una cultura que abrace el cambio: “La innovación se construye en base a la adopción de la tecnología y la creación de una cultura empresarial abierta al cambio. Aporta un valor diferencial que ayuda a crecer a las empresas”.
El encuentro transitó también hacia un enfoque colaborativo. Ana Rivera (IBM) y Susana Soler (Banco Sabadell) mostraron que innovar también significa crear redes de colaboración que aceleran el impacto y mejoran la vida de las personas.
Rivera explicó cómo el equipo de Client Engineering de IBM trabaja junto a empresas y Administraciones para identificar retos, priorizarlos y cocrear pilotos funcionales en pocas semanas. Desde asistentes para ciudadanos hasta soluciones de calidad industrial, el denominador común es siempre el mismo: tecnología aplicada con un propósito claro.
Soler presentó el Centro de Competencias Tecnológicas de Banco Sabadell en Alicante (CCTA), un laboratorio de innovación donde universidades, centros de investigación y empresas tecnológicas experimentan juntos en IA, accesibilidad digital, blockchain o computación cuántica. También destacó iniciativas de captación y fidelización del talento joven, esenciales para sostener cualquier transformación.
La reflexión tecnológica culminó con una mirada estratégica a la IA. Marcos Rozas (Nealis) y Pedro Bisbal -conocido como “el tío de la IA”- desmontaron mitos y pusieron orden en un debate muchas veces superficial.
Bisbal insistió en que la IA no consiste en generar textos o presentaciones pulsando un botón, sino en saber para qué la quiere cada organización. Diferenció entre IA para procesos (automatización real), IA para producto (nuevos servicios y capacidades) e IA para personas (productividad y empoderamiento). Rozas, por su parte, explicó cómo Nealis está usando la IA para crecer, liberar tiempo de sus equipos y optimizar procesos sin renunciar al talento.
El mensaje fue claro: la IA debe planificarse, gobernarse y adoptarse con criterio.
El cierre del encuentro sobre innovación empresarial llegó con la reflexión inspiradora de Fran Chuan, Experto en Cultura de la Innovación, que centró el foco en aquello que, según él, determina más que nada el éxito innovador: el liderazgo y la cultura.
Recordó que más del 90% de las innovaciones exitosas empezaron “en la dirección equivocada” y que aprender rápido -y barato- forma parte de la lógica innovadora. Para Chuan, la clave está en alinear estrategia, estructura y cultura para generar una “cultura del entusiasmo”, frente a la cultura de la frustración que surge cuando estos tres elementos contradicen al líder o entre sí.
Defendió que el talento no es escaso, sino que muchas personas no han tenido todavía el contexto adecuado para desplegarlo. Y animó a los directivos a liderar con autenticidad, coherencia y valentía.
El encuentro concluyó con un ambiente distendido en el que los asistentes pudieron conversar y estrechar lazos. Entre cafés y conversaciones, un robot humanoide se convirtió en uno de los protagonistas inesperados de la jornada. Su presencia, tan llamativa como simbólica, recordó de manera muy visual que la tecnología no es un elemento ajeno, sino un compañero natural en el camino hacia nuevas formas de innovar y avanzar como organizaciones.
