La IA es uno de los temas que están más de moda hasta tal punto que este año los Premios Nobel 2024 de Física y Química están relacionados con la misma. La IA, al contrario de lo que parece, no es una disciplina tan moderna como se suele creer, sí bien es cierto que ha explotado en los últimos años gracias al volumen de datos y la capacidad de procesamiento que ofrece la nube, pero sin duda el gran disruptor ha sido la aparición de ChatGpt en nuestras vidas, con un millón de usuarios en 5 días.
La IA es una herramienta de gran ayuda para múltiples aplicaciones en campos tan diversos como la medicina (diagnóstico por imágenes), el entretenimiento (algoritmos de recomendación), o -ya en el ámbito personal los LLMs- como un nuevo asistente desplazando a internet. Pero no todo es tan atractivo; aparecen usos perversos de este tipo de tecnología, los vídeos falsos, la creación de virus en generadores automáticos de código… y es aquí donde surge el debate sobre los límites éticos en la implementación y uso de la Inteligencia Artificial.
Imaginemos que vamos tranquilamente paseando con nuestra familia en un coche de última generación que está siendo conducido por un piloto automático controlado por IA. De repente aparece un niño en la carretera que va detrás de un balón. En ese momento, el coche gira bruscamente para evitar atropellarle, pero termina impactando con un vehículo que venía de frente. ¿Es correcto o incorrecto la decisión de la IA? Creo que la gran mayoría diríamos que fue correcto pero, ¿qué pasa si por el impacto mueren todas las personas que iban en el otro vehículo? Aquí la cuestión no es tan sencilla… ¿Cuál habría sido la mejor decisión de la IA? ¿Responderíamos de la misma manera si en vez conducir la IA fuese una persona quien conducía? Desde luego se abren multitud de reflexiones.
Entrevista a Carlos Méndez Garrido, Director General de TIMIA
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En Timia implementamos políticas y prácticas que aseguren la responsabilidad social y la equidad en el uso de tecnologías de IA, lo que nos permite acompañar a nuestros clientes en la revolución de la IA con integridad, visión ética e innovación disruptiva. Y es que la ética debe guiarnos en cómo diseñamos y aplicamos la IA, procurando impulsar el bienestar y seguridad de las personas, de la sociedad y de las empresas.