La comunicación no verbal en una entrevista de trabajo es un elemento clave para conseguir el éxito. No solo transmite lo que se dice, sino cómo se dice. Los entrevistadores van a dar importancia a la actitud del candidato, a sus expresiones faciales y a cómo se desenvuelve. Por lo tanto, esto puede ser un factor decisivo a la hora de elegir a un candidato frente a otro, e incluso puede prevalecer sobre la formación o las capacidades que atesora para el puesto.
El entorno, la imagen personal, los gestos o las miradas dicen tanto del que habla como el tema que está afrontando y cómo está expresándolo. Una entrevista de trabajo, en la que se están analizando capacidades y cualidades para determinar si una persona va a ser adecuada para un puesto en concreto, es una de las situaciones vitales en las que más se analizan estos elementos de comunicación no verbal.
En muchas ocasiones lo que se transmite a través de ella es contradictorio con respecto a lo que se está expresando de manera oral. Para evitarlo existen una serie de pautas que deben tenerse en cuenta y así afrontar con más garantías una situación en la que lo prioritario es dar una imagen coherente.
Lenguaje corporalLa comunicación expresada con los movimientos del cuerpo de una persona se conoce como kinesia. Resulta necesario que tanto la postura corporal como los cambios en la misma y los movimientos siempre sean los adecuados para conseguir los objetivos.
A la hora de sentarse, lo más recomendable es mantener una postura erguida y relajada, ya que así se demuestra confianza y seguridad. La postura de las piernas también dice mucho de una persona. Lo recomendable es tenerlas juntas, con los pies fijos en el suelo. Si están cruzadas denotan inseguridad; y estiradas, prepotencia.
En cuanto a las manos, mantener los pulgares juntos denota confianza. Sin embargo, las manos enlazadas demuestran ansiedad y nerviosismo, y si se agarran las muñecas es sinónimo de no saber qué hacer.
El psicólogo Merahbian fue uno de los pioneros en realizar investigaciones sobre el comportamiento no verbal. A finales de los años 60, publicó un estudio que sentaría precedente a la hora de hablar de la comunicación no verbal. En este establecía el tono de voz como uno de los canales con los que nos expresamos, el llamado canal paraverbal, y al que daba hasta un 38 % de importancia.
De su estudio también se concluyó que la comunicación puramente verbal, es decir, las palabras, suponían únicamente un 7 % en forma de comunicarnos. Esta premisa se extendió hasta nuestros días, pero debemos entenderla en su contexto, ya que el estudio de Merahbian se refería en exclusiva a la comunicación emocional.
De todos modos, estos porcentajes pueden ayudar para hacernos una idea de la importancia del tono, el volumen, el ritmo, las pausas y la entonación a la hora de comunicarnos. Mantener todos ellos en un nivel armonioso durante la entrevista va a incrementar las perspectivas de éxito.
Es conveniente mantener la mirada para conferir la sensación de seguridad, y no cambiarla constantemente a otros puntos diferentes, puesto que esto significa que se puede estar ocultando información o, incluso, mintiendo.
El contacto visual debe ser natural y fluir con el devenir de la conversación, de manera que el candidato también esté pendiente de aquellas señales que transmiten los entrevistadores a través de su lenguaje corporal. Esto puede ser muy útil para corregir cualquier actitud que provoque un efecto negativo en el reclutador.
Además, en una época en la que comunicar con mascarilla se ha vuelto todo un reto, el contacto visual adquiere más importancia que nunca. La mirada se convierte en una forma más de expresarnos a través de los ojos y las cejas. Quizá sea el momento de trabajar y corregir algún tic que afecte a esa parte de la cara, para así tener un absoluto control sobre la comunicación con la mirada.
A la hora de enfrentarse a una entrevista de trabajo es importante medir la distancia que se mantiene con el interlocutor. Está demostrado que las personas que son tímidas dejan un espacio demasiado amplio, mostrando desconfianza ante lo desconocido. Las extrovertidas buscan la proximidad porque se sienten cómodas. Aunque es cierto que también existen características culturales que van a influir en este aspecto, así como la edad o el nivel social de la persona.
La ropa que se elija para la entrevista es, en muchos casos, determinante para que la balanza del proceso de selección se incline a uno u otro lado. No por ello hay que convertirse en otra persona a través del atuendo elegido, todo lo contrario, ya que nuestro estilo propio es algo que nos hace sentirnos cómodos.
De hecho, los expertos dan una recomendación sobre este aspecto: si es posible, el candidato puede acercarse días antes a la empresa para poder ver cómo visten los que ya trabajan allí y así el día de la entrevista se podrá elegir algo acorde al ambiente de la futura empresa. Además, la higiene corporal, el peinado o el uso correcto del maquillaje también van a ser factores decisivos.
Una persona segura de sí misma y de lo que está contando lo deja entrever a través de su comunicación no verbal. Una sonrisa natural y sincera va a ser la mejor aliada para mostrarse como el candidato perfecto y transmitir seguridad.
Esta seguridad también se debe transmitir a través de la despedida de la entrevista, de manera que el reclutador perciba la confianza de un trabajo bien hecho. Para ello nada mejor que terminar el encuentro con un apretón de manos firme, sin que sea dubitativo.
Tanto el lenguaje verbal como la comunicación no verbal en una entrevista de trabajo, y en cualquier otro tipo de conversación, van estrechamente unidos. Trabajar todo lo que se ha expresado antes de enfrentarse a una situación de este tipo va a mejorar las expectativas de triunfar con lo que nos propongamos, así que no dejes de practicar frente a un espejo, o, si puedes, con una persona cercana.
