Es indiscutible que la covid-19 ha cambiado la realidad: comunicar con mascarilla resulta más complicado, lo que conlleva un cambio en la forma de expresar. Cejas, ojos y mirada son ahora los protagonistas, y hay que prestarles la atención que se merecen para saber qué sentimientos se quieren transmitir.
Sin embargo, comunicar con mascarilla no es siempre sencillo, ya que hay que saber descifrar con exactitud qué tipo de emoción quieren expresar los interlocutores.
Cuando dos personas se comunican, de manera inconsciente la mirada se dirige hacia la boca. Poder leer los labios es algo instintivo, pero que ya no es posible debido al uso de mascarillas. Los gestos de nuestro rostro indican una gran variedad de emociones, pero en esta nueva normalidad ya no es posible transmitir con todo el rostro.
Por ello, el lenguaje no verbal cobra una nueva dimensión y se hace más significativo que nunca. El movimiento de manos al hablar, por ejemplo, es de vital importancia a la hora de comunicar.
Pese a las limitaciones derivadas del uso de la mascarilla, se puede seguir una serie de pautas para comunicar cualquier idea con éxito y lograr que los demás capten a la perfección aquello que se quiere expresar.
La parte visible de la cara habla por sí sola, incluso cuando no se pretende transmitir con la mirada, es imposible no hacerlo
Contrariamente a lo que se cree, la lectura de labios se puede sustituir con la adquisición de nuevos hábitos. Por ejemplo, marcar más las palabras, especialmente las sílabas finales que tienden a pronunciarse de manera más débil. Hablar con un volumen más alto y más despacio facilita en gran medida la comprensión, así como el uso de frases más cortas.
El uso del lenguaje corporal se ha convertido en imprescindible cuando se socializa. La manera en la que orientamos el cuerpo hacia el interlocutor y los gestos con los brazos ayudan a entender qué se quiere decir. Y todo ello se complementa con la gran diversidad de gestos faciales (levantar las cejas, abrir más los ojos, etc.).
En reuniones de trabajo, conferencias, ponencias o cualquier otro tipo de reunión social, es fundamental que la sala sea tranquila y sin ruidos innecesarios. Solo con estas dos medidas se conseguirá que, pese a la mascarilla y la distancia, pueda entenderse al ponente.
Por otra parte, el uso de una pizarra digital o el hecho de compartir una presentación cobran mayor importancia en las reuniones empresariales. Pese a que en alguna parte de la reunión haya interferencias en el sonido, los oyentes serán capaces de seguirla con estas herramientas visuales de apoyo.
La mascarilla sigue dejando ver la parte superior de la cara. Por ello, toda la atención se concentra en esta parte del rostro, especialmente en los ojos, la mirada y las cejas.
Los ojos cuentan sin hablar, ya que son la parte del cuerpo más expresiva. Hay que destacar los siguientes puntos:
Las cejas también quedan al descubierto cuando se usa mascarilla:
Cuando se analiza la mirada se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
Por último, cabe señalar que si una persona se lleva la mano a la cara mientras mira, podría indicar nerviosismo o que no desea contar algo en concreto.
En definitiva, comunicar con mascarilla se está convirtiendo en un hábito. Se debe tener en cuenta que la parte visible de la cara habla por sí sola; incluso cuando no se pretende transmitir con la mirada, es imposible no hacerlo. Por ello, hay que ser conscientes de la importancia de saber qué sentimientos se pueden expresar a través del lenguaje no verbal, especialmente mediante las cejas, los ojos y las distintas maneras de mirar a las personas con las que se socializa, ya sea en el trabajo o en una reunión de amigos.