A punto de cumplirse una década del Acuerdo de París, si echamos la vista atrás, podemos comprobar que son muchos los avances logrados, los cuales adquieren mayor valor teniendo en cuenta el complejo, convulso y desafiante contexto geopolítico y económico que ha caracterizado a estos años. Por citar una muestra de dichos avances en clave nacional, podemos destacar el hecho de que, actualmente, más de la mitad del mix energético es renovable por primera vez. Es decir, más de la mitad de la generación de electricidad en España procede de fuentes de energía renovable lo que demuestra que la transición energética avanza.
Sin dejar de ser optimistas por lo alcanzado, hemos de ser realistas y conscientes de que el camino que queda por recorrer será largo y exigente, como deja constancia la reciente actualización del PNIEC. La hoja de ruta que define supone seguir ahondando en la transformación del panorama energético español, con nuevos cambios, inversiones y mucha innovación.
El principal desafío es acelerar la penetración de las renovables en el sistema energético y mejorar las interconexiones y la electrificación para garantizar que se hace un buen uso final de esa energía renovable.
Para ello, es necesario un plan nacional para impulsar la electrificación intensiva del país a todos los niveles, en los sectores empresarial e industrial, en el sector público y en el mercado doméstico. Es decir, un plan que permita avanzar en la electrificación a gran escala y en la red del transporte de esa energía.
Por otra parte, estos avances en materia de descarbonización y electrificación suponen el despliegue cada vez mayor de las energías renovables y el desarrollo de nuevas tecnologías que las sustentan, lo que está dando lugar a nuevos desafíos que, quizá, no contemplábamos hace unos años relacionados con los efectos que dicho despliegue tiene en las comunidades y en la biodiversidad.
Por lo que se refiere al primero, en TotalEnergies, con una cartera de más de 4 GW, de proyectos solares y eólicos en desarrollo en diversas Comunidades Autónomas españolas, a medida que progresamos en el desarrollo de estos proyectos, hemos sido conscientes de que las comunidades locales deben ser agentes principales en la transición energética ya que son quienes acogen los proyectos.
Cuando una compañía como la nuestra instala energías renovables en los territorios, lo hace durante un mínimo de 30 años, que es la vida útil promedio, por ejemplo, de una planta fotovoltaica. De alguna forma, dichos proyectos se integran en la vida diaria de esa localidad. Por tanto, es imprescindible establecer un diálogo con las instituciones, asociaciones de vecinos y otras entidades locales para diseñar, de forma conjunta, medidas que redunden en el beneficio de esas zonas en las que desplegamos nuestra actividad, ofreciéndoles fórmulas de compensación, más allá de los propios beneficios que supone proporcionarles energía renovable. Estas fórmulas pasan por la creación de empleo local, la formación, el abaratamiento de la factura eléctrica, el apoyo a causas sociales locales, etc.
En definitiva, creemos en una transición justa, ordenada y equitativa, para todos, que nos lleve a un sistema energético basado en la electricidad y las renovables, pero que involucre a todas las partes implicadas.
En cuanto al otro desafío al que me refería, la biodiversidad, desde el inicio de nuestra actividad ha sido para TotalEnergies una prioridad. Para nosotros, garantizar el desarrollo de nuestros proyectos de energías renovables es totalmente compatible con la protección de la biodiversidad de las zonas donde se instalan, es una seña de identidad.
Por ello impulsamos iniciativas como la Cátedra Steppe Forward, un proyecto pionero en Europa lanzado en 2022, y desarrollado junto a la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC). La cátedra se centra, a través de estudios, investigaciones científicas y trabajos de campo, en la generación de conocimiento y protocolos específicos de aplicación para que las plantas sean, desde las fases iniciales de los proyectos hasta las de explotación, instalaciones respetuosas con el medio ambiente y la biodiversidad de su entorno. De hecho, uno de sus últimos trabajos ha sido la publicación de la mayor revisión de conocimiento científico existente hasta la fecha en el ámbito de la relación entre biodiversidad y plantas de generación fotovoltaica.
En resumen, hace casi diez años, en París iniciamos un camino sin retorno; entonces la meta estaba clara, y aunque el proceso está lleno de incertidumbres, una década después podemos estar orgullosos de lo conseguido y contamos con una experiencia y un aprendizaje que nos permiten seguir avanzando con paso firme.
