Elegir entre un organigrama vertical y horizontal es una decisión difícil a la que te tendrás que enfrentar en más de una ocasión, ya que se trata de un aspecto de la empresa que debe adaptarse a cada contexto. La elección vendrá determinada por el tipo de comunicación que quieres tener en tu compañía: rígida, al estilo tradicional, de arriba a abajo; o más equilibrada, basada en el trabajo en equipo y la colaboración.
Está claro que el paradigma de empresa clásica ha cambiado, y tanto las nuevas tecnologías como el contexto en el que nos encontramos han obligado a muchas compañías a modificar su forma de organización. Así lo refleja un estudio de Antonio Núñez, Senior Partner en Parangon Partners, y Luis Huete, docente del IESE Business School. En el mismo quedó patente que durante la pandemia cerca del 45 % de las empresas cambió el diseño de su estructura organizativa.
Existen dos tipos básicos de estructuras organizativas: la vertical y la horizontal. Ambas sirven para concretar las funciones de cada uno de los trabajadores y su rol dentro de la compañía. El tipo de estructura está muy vinculada a la organización del liderazgo y a la cultura empresarial que se siga, ya que su objetivo principal es definir todos los procesos, jerarquías y departamentos.
Durante la pandemia, cerca del 45 % de las empresas ha cambiado el diseño de su estructura organizativa
Por un lado, el organigrama vertical o jerárquico tiene las siguientes características:
En cambio, el organigrama horizontal o plano se define por características muy diferentes:
Este modelo organizativo resulta muy atractivo para muchas compañías por sus múltiples ventajas. Entre ellas está la mayor satisfacción de toda la plantilla, que se siente motivada al disfrutar de independencia y autonomía. Así se fomenta la cooperación y la comunicación interna, haciendo de esta estructura un modelo muy práctico.
Una estructura horizontal favorece la adaptación al cambio y la puesta en marcha de proyectos nuevos
En esta misma línea, se gana agilidad en los procesos, existe una menor burocracia, las decisiones se toman con rapidez y se fomenta un aprendizaje constante. Esto último deriva en otros dos beneficios interesantes. Uno es la mentalidad de que los éxitos (y fracasos) son colectivos, no individuales, algo que elimina competencias y rivalidades. El otro beneficio es la innovación, pues en ese clima colaborativo fluyen más las ideas entre todos.
De esa forma, una estructura horizontal favorece la adaptación al cambio y la puesta en marcha de proyectos nuevos. La cultura empresarial de este tipo de organizaciones es mucho más creativa, e incluso la relación con los clientes se caracteriza por la cercanía. Dadas todas estas ventajas, este organigrama es muy útil cuando las empresas son pymes o startups y necesitan mucha flexibilidad de cara a cambios e innovaciones.
Por lo que respecta al organigrama vertical, su principal ventaja es que permite a una empresa ser más eficiente y productiva en un entorno de tareas repetitivas. Aporta mucho control sobre cada proceso, ya que los cargos de más responsabilidad se encargan de las supervisiones. Este aspecto es positivo para saber gestionar tareas, estrategias a seguir y otras líneas de actuación. Precisamente esa existencia de mandos beneficia la promoción interna de los trabajadores.
Su principal ventaja es que permite más productividad en un entorno de tareas repetitivas
Pero lo más importante es que cada departamento tiene sus competencias, sin que pueda existir solapamiento en otras áreas. Esta organización es buena cuando las empresas son muy grandes y necesitan concentrar las acciones en secciones distintas de trabajo. También cuando el modelo empresarial está basado en conseguir resultados a corto o medio plazo.
Las características propias del organigrama horizontal y vertical hacen que cada estructura se adapte a una empresa u otra en función de factores como sus necesidades, objetivos o intereses. Eso sí, aunque la estructura vertical es muy eficaz, cada vez es más necesaria la agilidad y capacidad de respuesta ante un mundo cambiante que ofrece la estructura horizontal. Por eso, este tipo de organización se está convirtiendo en la tendencia en la actualidad.
En resumen, dadas las características y ventajas que tienen los dos tipos de organigramas empresariales, una compañía debe elegir el que más le conviene en cada momento. La trayectoria, los éxitos y las coyunturas económicas suelen marcar los cambios en las organizaciones, que deben adaptarse al contexto global.