Estamos viviendo la mayor revolución de la historia y como tal, la complejidad es la constante protagonista que se ha asentado en nuestro día a día. Dicen los pensadores, adiós al VUCA (volátil, incierto, complejo, ambiguo) y bienvenido BANI (frágil, que genera ansiedad, no lineal e incomprensible). Seguir siendo referentes en el mercado y relevantes para la sociedad se ha convertido en un gran desafío. Los cambios acelerados, la disrupción tecnológica, la digitalización, el retador contexto socio-económico, la situación de pandemia que seguimos viviendo, entre otros, nos marcan con urgencia la exigencia de transformarnos, de abordar el reskilling del liderazgo.
Estamos obligados a reformular el marco de gestión de personas desde una perspectiva holística para asegurar que las organizaciones disponen del mejor talento para hacer frente a los retos, en el mejor ecosistema para aprender, desarrollarse y contribuir de manera diferencial, impactando en los resultados al más alto nivel. Se vuelve imprescindible un reskilling del liderazgo.
Los cambios acelerados, la disrupción tecnológica, el retador contexto socio-económico, entre otros, nos marcan con urgencia la exigencia de transformarnos»
En este complejo escenario hay un elemento clave que resulta ser el eje vertebrador de esta importante transformación y es la figura del líder; gestores de personas capaces de frenar las inercias de nuestro modo tradicional de hacer las cosas, que sean capaces de saltar a la acción y de movilizar a sus equipos, siendo referentes de la transformación cultural que estamos abordando.
Los entornos cambiantes y complejos requieren líderes con visión y capacidad de gestionar y tomar decisiones en contextos de alta incertidumbre, abiertos al aprendizaje continuo, resilientes, con agilidad para el cambio, con un fuerte compromiso por alcanzar los mejores resultados.
Por ello, entre otras cuestiones, los líderes han de combinar la visión a largo plazo con una ejecución a corto y dominar con destreza el arte de compartir la visión, los objetivos y la priorización. Asimismo, se necesitan líderes que impulsen organizaciones ágiles de alto rendimiento, con equipos alineados y comprometidos con los retos, dotándoles de la necesaria responsabilidad y confianza; organizaciones en las que el error forme parte del proceso de aprendizaje que permite avanzar en la innovación y donde la colaboración, la transversalidad y la ejecución end to end formen parte del día a día.
Gestionar la diversidad no es una opción. Ahora más que nunca la diversidad se consolida como un elemento clave en un retador contexto en el que ya nadie puede solo.
Necesitamos perspectivas más amplias y diversas, por lo que el cómo aprovechamos el potencial de la inteligencia colectiva se convierte en un elemento estratégico del cambio.
Por lo tanto, es fundamental contar con líderes capaces de entender adecuadamente el valor de la diversidad, que fomenten una cultura de trabajo abierta e inclusiva en la que la singularidad de creencias, antecedentes, capacidades y diferentes formas de vida nos ayuden a tomar las mejores decisiones, acelerar en la transformación y alcanzar resultados extraordinarios.
Ahora sí, nuestra vida es verdaderamente digital y por lo tanto gestionar todos los activos digitales de la compañía de forma estratégica, es otra de las claves para realizar propuestas diferenciales, tanto externamente hacia nuestros clientes como internamente para nuestros equipos.
Líderes digitales que extraen el valor de la tecnología y los datos para transformar su entorno, generando estrategias poderosas y tomando decisiones y con una clara voluntad de involucrar y acompañar a los equipos en el cambio de hábitos para la adopción tecnológica.
Capaces también de liderar equipos en remoto, impulsando modelos híbridos que permitan capturar lo mejor del mundo presencial en cuanto a cercanía, comunicación, colaboración, sentimiento de equipo, cultura de empresa o fomento de la innovación, con las ventajas del trabajo en remoto en cuanto a flexibilidad, organización y conciliación entre otros aspectos. Líderes, por tanto, generadores de un marco de gestión que promueva de manera exitosa la autonomía y compromiso con los objetivos de cada una de las personas del equipo, garantizando la consecución de resultados.
No cabe duda de que uno de los aprendizajes más potentes de los dos últimos años tiene que ver con la importancia de la salud y el bienestar de las personas. La rapidez con la que suceden los cambios, la enorme exigencia que a todos nos marca el negocio, la sobreexposición a la tecnología a la que nos vemos sometidos y la dura experiencia que ha supuesto la situación de pandemia, entre otras muchas razones, nos han situado como prioridad el pilar de la salud y bienestar.
Cobra especial relevancia una visión de las personas del equipo más allá de su vínculo laboral considerando el concepto de bienestar en el sentido más amplio de la palabra, en su dimensión física y emocional. Velar por la conciliación, una adecuada desconexión digital o hábitos saludables de vida y de trabajo para asegurar el bienestar propio y del equipo es fundamental. Líderes capaces de “cuidarse para cuidar”, conscientes del profundo valor de este pilar por su impacto directo en las personas, en su motivación, compromiso y resultados.
Esta nueva etapa requiere líderes coherentes, íntegros, con valores, comprometidos con la sociedad, que generen entornos positivos de trabajo y relaciones de confianza, que promuevan alcanzar los retos desde el convencimiento y compromiso del equipo.
Conscientes de esta necesidad de renovar el liderazgo, en Telefónica acompañamos a nuestros líderes en este proceso a través de un Programa de Desarrollo que llamamos Breaking Point, el líder que rompe con el status quo. Desde un enfoque muy práctico, el Programa persigue inspirar, impulsar y mover a la acción a los gestores de personas en ejes tales como la gestión de equipos híbridos, las claves para evolucionar hacia una organización más ágil, las palancas para hacer crecer a las personas, la prioridad de trabajar como un solo equipo, la gestión de la diversidad y el liderazgo inclusivo o cómo impulsar el bienestar de los equipos.
Un reskilling del liderazgo para avanzar en el camino de romper inercias e incorporar nuevos atributos que sumen en ese camino imprescindible de transformación»
En definitiva, abordamos una transformación constante -un reskilling del liderazgo- para adaptarnos a los nuevos retos de estos nuevos tiempos. El propósito de Telefónica, “hacer nuestro mundo más humano conectando la vida de las personas”, tiene hoy más sentido que nunca. En un momento en el que la tecnología está presente en todos los ámbitos de nuestra vida, no podemos olvidar que las conexiones más importantes son las conexiones humanas. Y desde el área de Personas tenemos un papel fundamental a la hora de hacerlo realidad.