Bajo la convicción de que las personas son la fuerza que crea, guía, lidera y hace posible cualquier negocio que podamos imaginar, Susana Marcos, CEO de Peoplematters, incide en la presente entrevista en que “en un contexto de incertidumbre como el actual, podemos sentarnos a ver cómo pasan las cosas y que nos lleven las olas por delante, o podemos aprender a surfearlas”.
El papel es único. Yo siempre digo que no hay negocio sin personas y no hay personas sin negocio, y por mucho que la tecnología avance, por mucho que le demos vueltas a la innovación, detrás, durante y al final, siempre hay personas, siempre hay talento humano.
Las personas tenemos algo muy crítico para que las cosas pasen, y es la voluntad, las ganas de hacer. Es el compromiso por conseguir que las cosas pasen. Las máquinas, la Inteligencia Artificial, todo lo que estamos oyendo estos últimos años es maravilloso, nos abre un mundo de posibilidades y de oportunidades que es único, y que es muy apetecible. Pero no podemos olvidar que detrás, durante y después estamos las personas y nuestra voluntad para hacer que todo eso contribuya a una mejor humanidad, a un mejor planeta, a una mayor prosperidad para todos.
Las organizaciones se enfrentan, como en cualquier revolución tecnológica, a tener que cubrir capacidades, competencias y actividades para las que no hay gente preparada. Esto a veces es posible planificarlo, otras veces el cambio va más deprisa de lo que tú eres capaz de adaptarte a él. Pero eso no es óbice para que, desde las empresas -y en particular, desde las áreas de gestión de personas-, no preparemos mejor el futuro y nos adelantemos a ello.
Evidentemente, la tecnología nos va a posibilitar una mayor productividad, más eficiencia, más capacidades, pero habrá una serie de capacidades y habilidades que tendrán que seguir siendo muy humanas, y que quizá no tengan que ver con la ingeniería ni con las matemáticas, sino con la emoción, con el ‘sentir’, y todo esto quizá no lo estamos trabajando suficientemente bien. Necesitamos gente de oficio. Hemos propiciado durante años el invertir en educación superior, queríamos que todo el mundo fuera titulado, graduado, que todo el mundo fuera la Universidad, y nos hemos perdido por el camino la inversión en oficios, que tanto hoy como a futuro van a ser muy necesarios: en energía, en electricidad, en mecánica, en cuidado físico de la salud… Y aquí tenemos un gran gap como sociedad que tenemos que cubrir. Falta mucha mano de obra, o mejor, mucha mano de cerebro.
El mundo cambia, y lo hace muy rápidamente. Tenemos un contexto de muchísima incertidumbre en el que podemos sentarnos a ver cómo pasan las cosas y que nos lleven las olas por delante, o podemos aprender a surfearlas. En la gestión de personas sucede igual.
Yo creo que la gran tendencia es que tenemos mucho por escribir y mucha incertidumbre por delante. Dicho esto, hay cosas que ya están pasando y que se han acelerado en los últimos años. Y es que estamos trabajando de manera muy distinta. La búsqueda de nuevo talento, el reclutamiento, la selección, los mercados… Todo va a ser mucho más amplio y complejo. Antes nos podíamos casi reducir a nuestro entorno local, pero ahora nos vienen a buscar de sitios muy remotos y podemos ir a buscar a sitios muy remotos. Esas nuevas formas de trabajar y esa posibilidad que nos dan las nuevas tecnologías, reconfigura todos los procesos de gestión de personas de arriba a abajo.
Pero también nos trae mucha diversidad por la misma razón, porque vamos a encontrar talentos y perfiles en muchos lugares. Cuando hablamos de diversidad tendemos a pensar solo en género o edad. Pero la diversidad se puede multiplicar por mucho, desde distintos husos horarios o necesidades, a distintas formas de ver la vida o esquemas familiares. Y esto yo creo que nos pone un enorme reto por delante porque no estamos nada acostumbrados, en particular en nuestro país, a trabajar con colectivos humanos tan diversos, que tienen necesidades y expectativas muy diferentes.
Vamos a tener que trabajar también con mucha más información. En gestión de personas nos hemos guiado mucho por la intuición, y hemos dejado que la función haya sido gestionada también por personas que son muy buenos profesionales, pero no necesariamente formados técnicamente en esta disciplina. Tomar decisiones intuitivamente puede ser peligroso ya que cualquier decisión que tomes es una hipoteca para el futuro. Por eso, la tendencia es pasar a tomar decisiones basadas en información real, en el análisis de datos. La propia función va a ser tecnificada en parte de sus procesos; de hecho, ya lo está siendo y lo será mucho más, pero hay que tener en cuenta que cuando estás trabajando con la conducta humana los datos no siempre son fáciles de obtener, no son tan cuantitativos y objetivables como a uno le puede aparecer.
Susana Marcos, CEO de Peoplematters
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Peoplematters vivió un punto de inflexión hace casi 3 años con el cambio accionarial. Fue un punto de inflexión y de reflexión. Pero, sobre todo, Peoplematters lo que pretende es acomodarse a lo que ocurre en el mundo, situarse en el punto adecuado para dar respuesta, soluciones y ayudas a la alta dirección, a la dirección intermedia, a esa capa de personas que tienen que desarrollarse y seguir siendo empleables, seguir teniendo un trabajo y una vida digna. Y esto entronca con una tendencia que no he comentado antes, pero que tiene que ver con la necesidad de no perder a nadie por el camino.
Dicho esto… ¿Por dónde van a ir los próximos 20 años? Ojalá lo supiera. Seguirán yendo de organizaciones y personas que construyan riqueza y prosperidad para la sociedad en la que están. Esta sociedad será más amplia, más diversa, más distinta. Y nosotros queremos estar ahí para acompañar, para adelantarnos, para ayudar a tomar decisiones sensatas y sólidas que construyan un mundo mejor. Esto suena muy grandilocuente y aspiracional, pero esta es nuestra esencia, este es nuestro duende. Al servicio de eso queremos poner nuestro talento y nuestra capacidad.