Conseguir las mejores fuentes de financiación de las empresas es el reto al que se enfrentan todos los emprendedores y nuevos empresarios que trabajan día a día para hacer evolucionar sus proyectos laborales. Por lo tanto, es esencial que conozcan a fondo todos los requisitos que debe cumplir su financiación y, sobre todo, sus dos grandes tipos: la pasiva y la de patrimonio neto. De esta manera, pueden tener los recursos necesarios para así asegurar la entrada de dinero necesario y que sus empresas puedan desarrollarse correctamente.
La financiación en pasivo de una empresa es aquella que proviene de fuentes externas de la organización. Por lo tanto, es necesario devolver a corto o largo plazo este dinero. Las partidas de las que puede provenir el pasivo de una compañía son las siguientes:
Si se paga el suministro de los productos a largo plazo, la empresa tiene la opción de financiar la inversión hecha durante el tiempo en que todavía no se ha realizado el pago. Esto puede implicar que se realice el abono de las facturas a 30 o 60 días.
Es decir, el pago por adelantado de una parte del coste de los servicios o productos que se les va a suministrar. La empresa tiene la posibilidad de usar este dinero para financiarse mientras no se ha formalizado todavía el pedido y, en consecuencia, el pago definitivo.
Se trata de aquellas cantidades que se solicitan a entidades financieras y que tienen que retornar en menos de un año. Se usan habitualmente para financiar pequeñas acciones dentro de la empresa.
Son los que tienen una amortización superior a los 12 meses, y que se solicitan para solucionar grandes necesidades de la empresa.
El leasing es una manera de financiar equipos técnicos o informáticos, coches o inversiones parecidas a base de alquileres con opción a compra de estos elementos a empresas especializadas en el sector.
No todas las fuentes de financiación de las empresas tienen por qué venir necesariamente del exterior. También la misma organización puede recurrir a sus propios recursos patrimoniales para que iniciar nuevos proyectos, o mejorar algunos aspectos de la propia compañía, no le cueste dinero ni implique tener que afrontar la devolución de préstamos. Las principales fuentes de financiación a través del patrimonio neto son las siguientes:
Ya sea a nivel local, regional o estatal. Representan una ayuda clave sobre todo para las pequeñas y medianas empresas, que reciben un dinero que les permite desarrollar su actividad con la gran ventaja de no tener que devolverlo. Por esta razón, estos ingresos se consideran como una parte del patrimonio empresarial.
Es decir, la parte de los beneficios conseguidos en el ejercicio del pasado año, y que no se han repartido en los correspondientes dividendos. Simplemente, se han mantenido reservados de cara a que puedan ser usados como recursos internos en caso de necesidad económica.
Son otra fuente de financiación interna producida por la propia empresa. Son aquellas que se reparten a los accionistas dándoles la posibilidad de que, en un período de tiempo determinado, se puedan cambiar por su valor económico. Se asocian, sobre todo, a inversores que buscan un bajo riesgo económico, ya que en la mayoría de los casos representan un pago periódico de rentabilidad fija, al menos hasta que se inicia su conversión.
Se trata de aquellos títulos de propiedad parcial de una empresa, que dan a sus propietarios un valor añadido además del económico. Pueden tener características tanto de productos de la renta fija como de la variable e, incluso, tener un cobro de dividendos diferente. De todos modos, el cobro de las acciones preferentes está también supeditado a los beneficios de la empresa y no tienen fecha de vencimiento, como sí ocurre en las acciones tradicionales.
Tienen diferencias básicas con las preferentes, como que su pago no está garantizado, o no tienen prioridad a la hora de recuperar la inversión. También hay que tener en cuenta que estas, a diferencia de las preferentes, representan derecho a voto sobre las decisiones tomadas por la organización.
Representan el mayor dividendo de los beneficios de la empresa, pero no implican derechos en la celebración de las juntas de accionistas.
No se puede olvidar que las fuentes de financiación de las empresas son un elemento clave para garantizar que cada compañía o pequeño negocio cuenta con los recursos necesarios para desarrollarse. Por lo tanto, es indispensable reflejarlas en un concreto plan de financiación que permita entender claramente todas las oportunidades que representan para la organización.