La insolvencia empresarial es la situación jurídica en la que incurre un empresario que no puede hacer frente a sus pagos. Es lo que se conoce también como bancarrota, la mayor preocupación y el principal reto de las personas que se ponen al mando de una empresa.
Para evitarla, es fundamental una buena gestión y control de las finanzas empresariales, sobre todo para capear las épocas de crisis, como la actual.
Según el Banco de España, hasta el 10% de las empresas españolas está en riesgo de cierre debido a las consecuencias del COVID-19, como son los confinamientos y la caída del consumo. El organismo estima que cuatro de cada diez no podrán hacer frente al pago de los intereses de la deuda con la facturación de 2020. Para evitar este extremo, las compañías deberían tomar medidas preventivas como las expuestas a continuación.
Hasta el 10% de las empresas españolas está en riesgo de cierre debido a las consecuencias del COVID-19
La crisis económica, derivada de la sanitaria, ha puesto en evidencia la mala gestión de muchas empresas. Aquellas que se han visto incapaces de hacer frente a sus compromisos de pago no ha sido provocado solo por la situación externa, sino también por una falta de previsión financiera.
Por tanto, el primer paso para saber si un negocio puede salvarse es conocer si es rentable o no y, lo más importante, si puede llegar a serlo después de una serie de ajustes a varios niveles (RR. HH., gastos, facturación…).
Un buen plan de viabilidad es una de las maneras más efectivas de prevenir la insolvencia, sean cuales sean las circunstancias en el mercado. No planificar significa llevar al negocio por un peligroso camino que seguramente acabe con él. Las empresas tienen que tener siempre el control de aspectos importantes como créditos, presupuestos, facturas o compromisos de pagos.
Estos documentos serán lo primero que pida un administrador externo en el caso de que la empresa esté cerca de quebrar. Para no llegar a tal extremo, hay que contratar a un profesional que ponga orden en el tema financiero, reduzca deudas, aumente ingresos y, sobre todo, sepa cómo hacer frente a las deudas.
Los gastos de oficina mensuales son unos de los más abultados que pueden llevar a una organización a la insolvencia empresarial. Los expertos insisten: tener la flexibilidad suficiente como para mantener un equipo en remoto puede ser una buena ayuda a la economía del negocio. Siempre que se pueda, el fomento del teletrabajo reducirá la factura mensual, que podrá destinarse a otros menesteres más urgentes.
Hoy en día, la tecnología está más que preparada para que los profesionales realicen su labor desde casa, sin perder productividad. Acudir a herramientas en la nube o modelos como el renting tecnológico ahorrará mucho dinero a las empresas, que no tienen que invertir tanto en licencias ni en hardware para cada uno de sus empleados.
Marketing y ventas son dos disciplinas que van de la mano, cuanto mejor es la primera, más crece la segunda. Si la empresa ha disminuido su facturación, una de las primeras cosas que hay que hacer es establecer nuevas estrategias de marketing con el menor número de recursos disponibles.
Afortunadamente, el marketing digital es muy efectivo y es una de las tendencias más actuales que hay en el mercado. Para ejecutarlo solo se necesitan herramientas de software y contar con una buena base de datos. En Internet hay mucha información sobre cómo planear y ejecutar eficientes campañas de marketing con un ROI más o menos inmediato para la empresa y un crecimiento efectivo de la facturación.
La reestructuración preventiva es una de las medidas menos populares, ya que puede implicar la pérdida de empleos, pero es muy necesaria en caso de peligro real para el negocio. En situaciones de crisis hay que priorizar el interés de los acreedores y del mantenimiento de la mayor parte de la plantilla. De hecho, la Directiva 2019/1023, de 20 de junio de 2019, de la UE, se creó por la necesidad de organizar un sistema unitario, así como un marco de reestructuración temprana de las empresas, para la exoneración de deudas e inhabilitaciones.
El objetivo principal de esta directiva es que las empresas viables, pero con peligro de bancarrota, puedan llevar a cabo esta reestructuración sin obstáculos por parte de legislaciones nacionales internas u otras normativas que hagan peligrar ciertas libertades. De esta manera, se facilita esta reestructuración preventiva, con el fin de salvar el negocio y con la idea de volver a una estructura anterior a la crisis, en un plazo prudente de tiempo.
Una de las cosas que ha dejado manifiesta la crisis sanitaria de la Covid-19 es que hay diversos mecanismos en el ámbito de los recursos humanos que, aunque dolorosos, pueden salvar los negocios. Uno de ellos son los ERTE (Expedientes de regulación temporal de empleo), que permiten a las empresas no hacer frente al salario de sus trabajadores de forma temporal.
Otros mecanismos para reducir los salarios durante un periodo determinado es modificando las jornadas de trabajo, por ejemplo, con reducciones de horarios.
La modelización financiera está muy relacionada con el primer punto sobre el control de las deudas, ya que hace frente a tres desafíos: visión global de la empresa, herramientas técnicas de gestión y comprender dónde están los retos. En dos palabras: control y organización.
El profesional que se encargue de esta tarea debe afrontar los problemas, necesidades y el plan del negocio para salir de la crisis y no incurrir en bancarrota. Para ello, este modelador tiene que ser un experto en materia tributaria, contractual, técnica, financiera y contable, además de poder contar con la ayuda de otros profesionales para asesorarse. La empresa puede acudir a este profesional antes de llegar a la insolvencia, de manera que ponga en marcha un plan bien elaborado para tratar de salvarse.
En definitiva, la situación de crisis actual ha derivado en muchos casos de insolvencia empresarial por una gestión desorganizada que muchas compañías llevan años arrastrando. Antes de llegar a una situación sin retorno y declarar la bancarrota, la gerencia puede adoptar una serie de medidas como son la reestructuración preventiva, facilitar el teletrabajo o abordar nuevas estrategias de marketing para aumentar las ventas.