En los pasillos de la innovación
Recuerdo cuando en verano de 2019 escribí un artículo titulado ‘Una llamada a la acción’ para la revista del 1 Congreso de Innovación organizado por APD. En breves líneas expuse el modelo de innovación que trabajamos en Aon, nuestra iniciativa de innovación abierta Aon Innovation Lab, y nuestro fin último como función de innovación corporativa: lograr que todos nuestros empleados adquieran una actitud innovadora y desaparecer como tal.
Durante aquel primer gran encuentro de profesionales de innovación, mantuve conversaciones interesantísimas con varios homólogos de grandes empresas españolas y multinacionales acerca de nuestras estrategias de innovación y las tendencias tecnológicas que iban a generar gran impacto durante los siguientes años. Lo que ninguno de los allí presentes sabíamos es que seis meses después, todos nuestros planes se irían al traste.
Incluso en los momentos más complicados, los brotes verdes han hecho acto de presencia, sobre todo en un sector en constante evolución como el asegurador
En estos últimos dos años he vuelto a mantener conversaciones similares con responsables de innovación corporativa, incluso con aquellos que asistieron al primer congreso. Y ha sido digno de ver cómo todos, los más y los menos, hemos hecho auténticos malabares para pivotar (nunca mejor dicho) nuestros planes con el objetivo de adaptarnos a una situación de incertidumbre total. Porque todos sabemos que, si bien la innovación surge de la necesidad, el impacto económico y social de esta crisis no ha facilitado las cosas.
Pero incluso en los momentos más complicados, los famosos “brotes verdes” han hecho especial acto de presencia. Sobre todo en un sector en constante evolución como el asegurador, que ha visto cómo tras una etapa de transformación lenta pero constante, esta crisis ha acelerado el cambio.
Pablo Montoliu (Aon) en el 2 Congreso Internacional de Innovación de APD
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Igual que el resto del sector servicios, el mundo asegurador ha tenido que adaptar rápidamente sus procesos de ventas y canales de comunicación para hacer frente a nuevas demandas.
Y no hablamos solo de mercados fuertemente impactados por la pandemia como los viajes (en Aon hemos visto un incremento de la venta de seguros de viaje en 2021 superior al 120% respecto a 2019), sino que todos los ramos han visto cómo la venta de producto digital se ha disparado (la facturación procedente de canales digitales aumentó en 2021 en más de un 20% en el sector).
Según el World Insurtech Report 2021 publicado por Capgemini, la propensión de los consumidores de contratar un seguro ha supuesto un aumento de un 7% con respecto a niveles prepandémicos, lo cual habla de la buena salud del sector. Lo llamativo del informe es que un 50% de tenedores se ha mostrado favorable a cambiar de aseguradora optando por modelos digitales como los que proponen las BigTechs y las insurtech.
Mientras que el sector se está adaptando a marchas forzadas a los nuevos tiempos, las insurtech han visto cómo la crisis ha supuesto un auténtico impulso a su crecimiento
Y aquí es donde se está viviendo la auténtica disrupción. Mientras que el sector se está adaptando a marchas forzadas a los nuevos tiempos, las insurtech han visto cómo la crisis ha supuesto un auténtico impulso a su crecimiento.
Según el último informe de CB Insights, 2021 ha sido el primer año de la serie histórica en el que la inversión en insurtech ha superado los $10 billion, alcanzando un total de $15.4 billion en inversión y 566 operaciones. Esto supone un aumento en la inversión en insurtech del 90,1% respecto a 2020, y de un 102,6% respecto a 2019.
Siempre que hablamos de este tipo de empresas surge la misma pregunta: ¿son las insurtech una amenaza o un aliado? La realidad es que no hay una única respuesta, si bien desde Aon optamos por lo segundo.
Evidentemente, si nuestro modelo de negocio es fácilmente disruptible mediante el uso de tecnologías innovadoras, es posible que estos nuevos actores puedan poner en riesgo nuestra supervivencia a medio o largo plazo.
Aun así, en la mayoría de los casos, la continua proliferación de las insurtech se presenta más bien como una oportunidad. Uno, porque esa posible amenaza puede suponer el empujón definitivo para que muchos actores del sector impulsen esos planes de transformación digital que llevan años en el cajón de sus respectivos comités ejecutivos.
Y dos, porque ambas partes (corporación e insurtech) pueden beneficiarse de la colaboración estrecha entre ambos mediante un simple acuerdo de colaboración, o mediante la co-creación de nuevos productos y servicios.
Esa posible amenaza puede suponer el empujón definitivo para que muchos actores del sector impulsen los planes de transformación digital
Así, por un lado, la gran empresa es capaz de eficientar procesos de manera ágil y rápida o de ofrecer nuevos productos o servicios a sus clientes apoyándose en las capacidades tecnológicas de las insurtech.
Mientras que, por otro, las insurtech tendrán acceso tanto a la base de clientes de la gran corporación -teniendo la posibilidad de testar su tecnología en real- como al conocimiento y experiencia de sus profesionales, que podrán ayudarles a redefinir o pivotar su modelo de negocio para llegar a una mayor base de clientes. Esto último es algo especialmente sensible en un sector altamente regulado como el asegurador.
Lo que en un primer momento parecía una amenaza, puede convertirse en una oportunidad única para liderar conjuntamente la transformación del sector.